sábado, 8 de junio de 2024

Ignacio Benedeti revive a los templarios de Ossorio en A Coruña

Un grupo de caballeros templarios regresaron de oriente con el secreto de la vida eterna, pero, lejos de ser una doctrina espiritual, se trata de un ritual donde la sangre de una doncella corre fuera de su cuerpo. Tales caballeros fueron crueles con los aldeanos cercanos a sus encomiendas y estos los ajusticiaron, cegándolos. Juraron regresar de las tumbas y, años después, de noche lo han conseguido. Quien se encuentre con ellos tiene las horas contadas.

Fue Amando de Ossorio quien pergeñó los atuendos e historias de los templarios ciegos. Llevó adelante una famosa tetralogía, muy valorada en Alemania y Estados Unidos, aunque la crítica española generalista poca o ninguna atención le dedica. Es una suerte que gente, como Ignacio Benedeti, le recuerden y nos expongan su vida y obra con emoción. 

Fue lo que hizo en A Coruña, el pasado viernes 24 de mayo, a las 20 h, en la sala cultural del Sporting Club Casino, sito en la calle Real. Nos presentó algunos esbozos biográficos de este esforzado director de cine, nacido en 1918, dedicado a este arte en los ratos libres que sus oficios "serios" le permitían. Pasó por la banca, en Los Cantones, Coruña, antes de dar el salto a Madrid, donde dejó su impronta en la televisión y la radio, con gran pena de su padre, que le prefería en el monótono papeleo bancario.

 En 1956 tiene la oportunidad de filmar su primer largo, titulado 'La bandera negra' y recibir el primer varapalo: no pasa la censura y no se dará a conocer al gran público. Como consecuencia, un período de hasta 8 años dejará a don Amando sin poder dedicarse a su gran pasión. Y, cuando lo haga, será para cumplir los gustos de los productores, sacándose de la manga 'La tumba del pistolero'.

Este detalle va a ser una tónica de su obra. Lejos de disponer de dinero abundante o de subvenciones, el de Coruña va a depender siempre de productores que buscan el dinero rápido, lejos de alentar unas buenas obras. Y los tiempos de filmación siempre medidos: generalmente, durante las vacaciones. Estas condiciones draconianas harán mella en las películas, aunque no en la bonhomía del director, quien todos suelen alabar su arte, la cercanía de su persona y la entrega a lo que plasma en película. Ahí quedaron los testimonios de Lone Fleming y Marian Salgado, a quienes Ignacio Benedeti recuperó durante su charla, mostrándonos incluso alguna foto sobre la que él trabajó.


En las películas de terror, Benedeti nos descubre cómo Ossorio lleva al encontronazo de dos mundos: el de las tradiciones atávicas y el moderno, el rural y el urbano, el de los mayores y los jóvenes. Aunque Ossorio dice que en su obra no hay una crítica social, sí podría leerse esta en la tetralogía templaria, sobre todo en esos personajes que deberían brillar por sus virtudes (el alcalde, por ejemplo) o en la saña del aparato místico religioso de los propios caballeros.


Muchos otros detalles nos brindó Benedeti en su amena charla, amén de fragmentos de las obras de terror de Ossorio, mostrando un amplio abanico de anécdotas y detalles de un director que hoy, la historia generalista deja en el olvido. Lo peor, que sea la ciudad que le vio nacer quien lo permita. Por eso es de alabar encuentros como este.

Tras la charla, y como sentido homenaje, me pasé por su querido Cine París, con el libro obsequiado por Ignacio (GRACIÑAS).


 

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