miércoles, 23 de agosto de 2023

Martirio de san Xoán IX

 - Día anterior da novena-

En el Nombre del Padre...

--Oración inicial para todos los días--

Gloriosísimo san Juan bautista, precursor de mi Señor Jesucristo, lucero hermoso del mejor Sol, trompeta del Cielo, voz del Verbo eterno, pues sois el mayor de los santos y alférez del Rey de la Gloria, más hijo de la gracia que de la naturaleza, y por todas razones príncipe poderosísimo en el Cielo, alcanzadme el favor que os pido en esta novena si fuere conveniente para mi salvación y, si no, una perfecta resignación, con una abundante gracia que, haciéndome amigo de Dios, me asegure las felicidades eternas de la Gloria. Amén.

--Oración propia del día--

Purísimo y pacientísimo Juan, dulce patrón y abogado mío, mártir glorioso que, perseverando invencible en persuadir lo bueno y reprender lo malo, fuisteis puesto en prisiones. Y dando vuestra inocente garganta al cuchillo, llevaron vuestra cabeza a aquel convite, o teatro de impureza, en donde, cerrados los ojos, más por no ver lo impuro que porque estabais muerto, reprendisteis nuevamente el vicio. Y pues sois, santo mío, el mayor general de Cristo que, con vuestra inocente sangre, delineasteis el campo de su pasión y el del valeroso ejército de sus mártires, por estas singulares excelencias os suplico me consigáis la virtud de la pureza y la castidad, con el don de la perseverancia y que, por este medio, logre acompañaros eternamente en la Gloria. Y concededme también el favor que os pido en esta novena, si me conviene. Amén.

Hacemos nuestras peticiones.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

--Oración final--

Santísimo y humildísimo señor san Juan bautista, que siendo tanta vuestra santidad ocupáis un lugar muy distinguido en la Gloria, y siendo tan grande que, como dice san Agustín: quien es mayor que vos no es hombre solo, sino Dios también, con todo eso dijisteis que no os convenía otra cosa que apocaros y disminuiros, y que siendo reputado por Mesías y Salvador del mundo negasteis, por vuestra humildad, aún el ser profeta, siendo más que profeta. Haced, santo mío, que yo conozca mi bajeza y que me humille con este conocimiento hasta considerarme el más indigno y peor de los hombres, sin dar entrada en mi corazón al más leve pensamiento de soberbia. Y haced, glorioso santo, que sobre este precioso cimiento de la virtud fabrique yo, con el ejercicio de las demás, un perfecto edificio de santidad, arrancando de mi corazón todos los vicios y poniendo en orden y sujección todas mis pasiones. Poderoso sois, santo mío, y aunque yo, indigno de que oigáis mis súplicas, poned los ojos en los méritos de vuestro primo Jesús y de vuestra tía María Santísima. Y, pues esta mi principal súplica es agradable a sus ojos y a los vuestros, alcanzádmela, glorioso santo, para que con ella logre yo una perfecta y santa vida, y una feliz y dichosa muerte. Y concededme también el favor que os pido en esta novena, si hubiese de ser para mayor servicio de Dios y honra vuestra. Amén.

 

Texto complementario

P. 10 y 11 de Adolfo Roitman, Juan Bautista, Jesús, Pablo y la Comunidad de Qumrán. Cuadernos Judaicos-ISSN:0718-8749 Nº 30 Diciembre 2013


9 Parecidos y diferencias entre el bautista y la comunidad de Qumrán

¿Significa esto que Juan podría haber sido miembro de la comunidad? Algunos investigadores afirman que es posible que Juan, en algún momento de su historia no conocida, haya tenido una vinculación, e incluso, que podría haber sido candidato a miembro de la comunidad. Hay varios elementos indicativos, como, por ejemplo, el área de predicación del Bautista. Sobre esto, nada nos cuentan Juan o Marcos, pero sí Lucas, quien dice que Juan venía de descendencia sacerdotal: en el primer capítulo de Lucas, el Arcángel Gabriel anuncia al sacerdote Zacarías, cuando estaba sirviendo en el Templo, que habría de ser el padre de Juan Bautista. Y Lucas nos dice que Juan crece en el desierto. No entendemos por qué se fue al desierto, pero es interesante que Juan, de origen sacerdotal, no vive y no sirve en el Templo como su padre. La tradición cristiana, por lo menos la de origen bizantino, coloca los orígenes de Juan en la aldea de Ain Karem, al sur de Jerusalén, pero elabora y desarrolla su identidad religiosa en el desierto, y Qumrán también está en el desierto. La tradición ubica su acción no muy lejos de allí, tanto la tradición que conocemos de la época bizantina, según la cual el lugar de bautismo de Juan es Qasr Al Yahud, a pocos kilómetros de Qumrán, u otra tradición cristiana que sitúa el lugar en Wadi Kharrar, en el lado oriental del Jordán, y también cercano a Qumrán. En resumen, el área de acción de Juan no está lejos del lugar de los Rollos del Mar Muerto y de la comunidad de Qumrán, y su mensaje presenta claramente un carácter mesiánico y escatológico, el que también es un elemento central en la teología de los Rollos, pues la comunidad de Qumrán es fundamentalmente mesiánica y escatológica. Aun cuando el bautismo es un vínculo central de relación y hay otros elementos fundamentales de la teología de Juan que pueden provenir de Qumrán, no se puede identificar a Juan Bautista con la comunidad del Mar Muerto; por el contrario, el Juan Bautista histórico que conocemos a través de los Evangelios se oponía radicalmente a la teología de Qumrán. La teoría de la salvación de Qumrán, por ejemplo, refleja una comunidad exclusiva, cerrada, en la que solamente los elegidos por Dios, y por la presencia de Dios, podían formar parte de ella. Dios ha definido aún antes de la creación quienes habrían de formar parte de este movimiento. La comunidad de Qumrán creía firmemente en la predeterminación, un concepto extraño para la tradición bíblica pero que era parte central de la teoría qumranita. Es un concepto totalmente opuesto al que aparece en la teología de Juan Bautista, cuyo mensaje de salvación estaba abierto a todos los israelitas y no tenía nada de exclusivo. Otra diferencia fundamental es que Juan Bautista no creó ninguna comunidad. La del Mar Muerto era una comunidad estructurada, jerárquica, muy exclusiva, cuyo proceso de admisión llevaba entre dos y tres años, y solo los elegidos por Dios podían pertenecer a ella. Juan, como se dijo, no creó una comunidad; su movimiento era carismático, donde él era el maestro reverenciado.

Martirio de san Xoán VIII

 - Día anterior da novena-

 

En el Nombre del Padre...

--Oración inicial para todos los días--

Gloriosísimo san Juan bautista, precursor de mi Señor Jesucristo, lucero hermoso del mejor Sol, trompeta del Cielo, voz del Verbo eterno, pues sois el mayor de los santos y alférez del Rey de la Gloria, más hijo de la gracia que de la naturaleza, y por todas razones príncipe poderosísimo en el Cielo, alcanzadme el favor que os pido en esta novena si fuere conveniente para mi salvación y, si no, una perfecta resignación, con una abundante gracia que, haciéndome amigo de Dios, me asegure las felicidades eternas de la Gloria. Amén.

--Oración propia del día--

Justísimo Juan, protector y abogado mío que, despreciando todos los respetos humanos y atendiendo solo a la honra y gloria de Dios, reprendisteis a todos sus errores y vicios, sin que fuese bastante a detener tu celo la corona que ceñía Herodes, para que no reprendieseis severamente la fealdad de sus impuros delitos, por cuya razón sois apellidado dignamente corrección de los judíos. Suplícoos, amantísimo y dulcísimo santo mío, me envieis una centella de ese abrasado espíritu para que, encendido mi corazón con ese fuego sagrado, logre yo ser un celosísimo siervo del Señor, de su honra y gloria, sin la rémora de los intereses mundanos. Y también me concedáis el favor que os pido en esta novena, si me conviene para mi salvación. Amén.

Hacemos nuestras peticiones.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

--Oración final--

Santísimo y humildísimo señor san Juan bautista, que siendo tanta vuestra santidad ocupáis un lugar muy distinguido en la Gloria, y siendo tan grande que, como dice san Agustín: quien es mayor que vos no es hombre solo, sino Dios también, con todo eso dijisteis que no os convenía otra cosa que apocaros y disminuiros, y que siendo reputado por Mesías y Salvador del mundo negasteis, por vuestra humildad, aún el ser profeta, siendo más que profeta. Haced, santo mío, que yo conozca mi bajeza y que me humille con este conocimiento hasta considerarme el más indigno y peor de los hombres, sin dar entrada en mi corazón al más leve pensamiento de soberbia. Y haced, glorioso santo, que sobre este precioso cimiento de la virtud fabrique yo, con el ejercicio de las demás, un perfecto edificio de santidad, arrancando de mi corazón todos los vicios y poniendo en orden y sujección todas mis pasiones. Poderoso sois, santo mío, y aunque yo, indigno de que oigáis mis súplicas, poned los ojos en los méritos de vuestro primo Jesús y de vuestra tía María Santísima. Y, pues esta mi principal súplica es agradable a sus ojos y a los vuestros, alcanzádmela, glorioso santo, para que con ella logre yo una perfecta y santa vida, y una feliz y dichosa muerte. Y concededme también el favor que os pido en esta novena, si hubiese de ser para mayor servicio de Dios y honra vuestra. Amén.

 

Texto complementario

P. 9 de Adolfo Roitman, Juan Bautista, Jesús, Pablo y la Comunidad de Qumrán. Cuadernos Judaicos-ISSN:0718-8749 Nº 30 Diciembre 2013

Mateo, cuando habla de Juan Bautista, dice que Juan llama a la población antes de la venida del Reino porque el Reino ya ha comenzado, y antes de que llegue el fin de la historia, el Juicio Final. El único recurso para salvarse es convertirse y volver al camino correcto de Dios. Pero luego agrega otra cosa: “confesaban sus pecados y Juan los bautizaba en las aguas del Jordán” (3, 5); es decir, se establecía una relación entre la acción de culto ritual del bautismo, que es una acción física, con un proceso espiritual de conversión del espíritu. La tradición neotestamentaria le atribuye a Juan que él veía una relación entre la acción ritual y el acto espiritual de la conversión. Esto mismo aparece en otra versión, completamente independiente, de un judío del siglo I de nuestra era, el historiador Flavio Josefo, que no era contemporáneo de Juan, ya que había nacido en la segunda mitad del siglo I. Aparentemente, Flavio Josefo conocía una versión muy fidedigna acerca de Juan, porque su nombre había tenido tanto realce que aún era conocido en su época. Hablando de Herodes Antipas, hijo de Herodes el Grande, el del asesinato de los Inocentes, escribió: “Herodes lo hizo matar a pesar de ser un hombre que predicaba la práctica de la virtud, incitando a vivir con justicia mutua, con piedad hacia Dios, y así poder recibir el bautismo" (Antigüedades Judías XVIII). Era con esta condición que Dios consideraba agradable el bautismo. Se servían de él no para hacerse perdonar sus faltas, sino para purificar el cuerpo, con tal que previamente el alma hubiera sido purificada, es decir, Flavio Josefo explicaba que Juan creía que la condición previa a la purificación del cuerpo era la purificación del espíritu, que el ritual de la purificación del cuerpo no iba a entrar en vigencia si antes no se había producido una purificación del espíritu, lo que complementaba lo dicho por Mateo. Este punto es clave en la teología de Juan. El bautismo como una metáfora de la conversión del espíritu y de la salvación inminente; la purificación del cuerpo es la expresión visual externa de lo que ha sucedido dentro del alma del creyente.

Martirio de san Xoán VII

 - Día anterior da novena-

En el Nombre del Padre...

--Oración inicial para todos los días--

Gloriosísimo san Juan bautista, precursor de mi Señor Jesucristo, lucero hermoso del mejor Sol, trompeta del Cielo, voz del Verbo eterno, pues sois el mayor de los santos y alférez del Rey de la Gloria, más hijo de la gracia que de la naturaleza, y por todas razones príncipe poderosísimo en el Cielo, alcanzadme el favor que os pido en esta novena si fuere conveniente para mi salvación y, si no, una perfecta resignación, con una abundante gracia que, haciéndome amigo de Dios, me asegure las felicidades eternas de la Gloria. Amén.

--Oración propia del día--

Gloriosísimo Juan, bautista sagrado que, lavando a todos en el Jordán, merecisteis que el mismo Jesucristo se dejara lavar de vos y que, volviéndoos la vez este Señor, os bautizase no solo con agua, como vos lo hacíais, sino con agua y Espíritu Santo, instituyendo allí el santo bautismo, que es la puerta por donde todos entramos a la Gracia. Y también predicasteis la penitencia, que borra las culpas cometidas después del bautismo, más con vuestro perpetuo ayuno y mortificación que con las voces, por cuyos motivos os apellida el Crisólogo vocación de las gentes y perdón de los pecados. Suplícoos, santo mío, que por estas excelencias grandes me alcancéis la virtud de la mortificación y la templanza con que enfrene mis apetitos y pasiones, y logre el perdón de todas mis culpas y la felicidad eterna de la Gloria, como también el favor que os pido en esta novena, si me conviene. Amén.

Hacemos nuestras peticiones.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

--Oración final--

Santísimo y humildísimo señor san Juan bautista, que siendo tanta vuestra santidad ocupáis un lugar muy distinguido en la Gloria, y siendo tan grande que, como dice san Agustín: quien es mayor que vos no es hombre solo, sino Dios también, con todo eso dijisteis que no os convenía otra cosa que apocaros y disminuiros, y que siendo reputado por Mesías y Salvador del mundo negasteis, por vuestra humildad, aún el ser profeta, siendo más que profeta. Haced, santo mío, que yo conozca mi bajeza y que me humille con este conocimiento hasta considerarme el más indigno y peor de los hombres, sin dar entrada en mi corazón al más leve pensamiento de soberbia. Y haced, glorioso santo, que sobre este precioso cimiento de la virtud fabrique yo, con el ejercicio de las demás, un perfecto edificio de santidad, arrancando de mi corazón todos los vicios y poniendo en orden y sujección todas mis pasiones. Poderoso sois, santo mío, y aunque yo, indigno de que oigáis mis súplicas, poned los ojos en los méritos de vuestro primo Jesús y de vuestra tía María Santísima. Y, pues esta mi principal súplica es agradable a sus ojos y a los vuestros, alcanzádmela, glorioso santo, para que con ella logre yo una perfecta y santa vida, y una feliz y dichosa muerte. Y concededme también el favor que os pido en esta novena, si hubiese de ser para mayor servicio de Dios y honra vuestra. Amén.

 

Texto complementario

Joseph A. Fitzmyer, EL EVANGELIO SEGÚN LUCAS II. TRADUCCIÓN Y COMENTARIOS Capítulos 1-8,21. Ediciones Cristiandad, 1987

7 Juan, más que un profeta

Algo más que un profeta: la frase deja suficientemente claro que la misión de Juan, incluso en el Evangelio según Lucas, no se limita al ministerio profético; Juan no es meramente una figura del «tiempo de Israel». Según la interpretación de H. Conzelmann, Juan «queda transformado en el profeta más importante». Sin embargo, esta designación de Juan no es exclusiva del Evangelio según Lucas. Los que salieron a ver a Juan en el desierto no quedaron seguramente defraudados; Juan estaba en la línea de los grandes profetas del Antiguo Testamento y su predicación era eminentemente profética. Pero el Bautista era, al mismo tiempo, «algo más». De los nacidos de mujer ninguno es más grande que Juan: Ésta es la segunda razón por la que Juan es «algo más que un profeta». En su condición humana, Juan es el más grande. Se afirma esa superioridad, pero no se explica en qué consiste. Nacido de una madre judía (cf. Lc 1,57), Juan pertenece al antiguo Israel, en el que no hay quien le iguale. La expresión «nacido de mujer» es una frase veterotestamentaria con la que se indica la pertenencia a la raza humana. Esa misma expresión se aplica al propio Jesús en Gal 4,4.

Martirio de san Xoán VI

- Día anterior-

 

En el Nombre del Padre...

--Oración inicial para todos los días--

Gloriosísimo san Juan bautista, precursor de mi Señor Jesucristo, lucero hermoso del mejor Sol, trompeta del Cielo, voz del Verbo eterno, pues sois el mayor de los santos y alférez del Rey de la Gloria, más hijo de la gracia que de la naturaleza, y por todas razones príncipe poderosísimo en el Cielo, alcanzadme el favor que os pido en esta novena si fuere conveniente para mi salvación y, si no, una perfecta resignación, con una abundante gracia que, haciéndome amigo de Dios, me asegure las felicidades eternas de la Gloria. Amén.

--Oración propia del día--

Dulcísimo y elocuentísimo Juan, amado protector mío, que siendo voz que clama en el desierto disteis bien a conocer vuestra fortaleza invencible, predicando a los peñascos y a las selvas las verdades que no querían oír los hombres, porque ofende la luz a quien está hecho a vivir entre tinieblas. Y hacíais con vuestros clamores que lo insensible, con sus ecos, diese testimonio de su ceguedad y de vuestra constancia, por cuya razón os apellida el Crisólogo: voz de los apóstoles y silencio de los profetas. Suplícoos, santo mío, que por estas grandes excelencias me alcancéis la virtud de la fortaleza, para que echando de mí todos los vanos temores y flojedades, logre el triunfo de mis enemigos, que me asegure el galardón de la Gloria y me concedáis el favor que os pido en esta novena, si me conviene. Amén.

Hacemos nuestras peticiones.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

--Oración final--

Santísimo y humildísimo señor san Juan bautista, que siendo tanta vuestra santidad ocupáis un lugar muy distinguido en la Gloria, y siendo tan grande que, como dice san Agustín: quien es mayor que vos no es hombre solo, sino Dios también, con todo eso dijisteis que no os convenía otra cosa que apocaros y disminuiros, y que siendo reputado por Mesías y Salvador del mundo negasteis, por vuestra humildad, aún el ser profeta, siendo más que profeta. Haced, santo mío, que yo conozca mi bajeza y que me humille con este conocimiento hasta considerarme el más indigno y peor de los hombres, sin dar entrada en mi corazón al más leve pensamiento de soberbia. Y haced, glorioso santo, que sobre este precioso cimiento de la virtud fabrique yo, con el ejercicio de las demás, un perfecto edificio de santidad, arrancando de mi corazón todos los vicios y poniendo en orden y sujección todas mis pasiones. Poderoso sois, santo mío, y aunque yo, indigno de que oigáis mis súplicas, poned los ojos en los méritos de vuestro primo Jesús y de vuestra tía María Santísima. Y, pues esta mi principal súplica es agradable a sus ojos y a los vuestros, alcanzádmela, glorioso santo, para que con ella logre yo una perfecta y santa vida, y una feliz y dichosa muerte. Y concededme también el favor que os pido en esta novena, si hubiese de ser para mayor servicio de Dios y honra vuestra. Amén.

 

Texto complementario

Joseph A. Fitzmyer, EL EVANGELIO SEGÚN LUCAS II. TRADUCCIÓN Y COMENTARIOS Capítulos 1-8,21. Ediciones Cristiandad, 1987

6 Jesús habla sobre Juan

 
El testimonio de Jesús relaciona a Juan con el plan salvífico de Dios; y esto vale no sólo para los versículos que contienen el testimonio propiamente dicho, sino también para el comentario del evangelista, añadido al término del pasaje (vv. 29-30). La serie de preguntas retóricas indican, ante todo, lo que no era Juan; y, al mismo tiempo, manifiestan —por contraste— su verdadero papel. A continuación vienen tres afirmaciones de Jesús, que especifican el significado de Juan. Él era verdaderamente un «profeta», es decir, un portavoz de la palabra de Dios, como lo testifica su predicación en el desierto, recogida en Lc 3. Pero, al mismo tiempo, era «algo más que un profeta» (v. 26); y eso se explica en una doble instancia: 1) por medio de una cita de Mal 3, 1, que presenta a Juan no sólo como precursor de Jesús, sino también — de modo implícito— como Elías redivivus, y 2) por medio de una afirmación de Jesús sobre su verdadera grandeza: ningún ser humano —ni siquiera las grandes figuras proféticas— es superior a Juan.

Martirio de san Xoán V

 

En el Nombre del Padre...

--Oración inicial para todos los días--

Gloriosísimo san Juan bautista, precursor de mi Señor Jesucristo, lucero hermoso del mejor Sol, trompeta del Cielo, voz del Verbo eterno, pues sois el mayor de los santos y alférez del Rey de la Gloria, más hijo de la gracia que de la naturaleza, y por todas razones príncipe poderosísimo en el Cielo, alcanzadme el favor que os pido en esta novena si fuere conveniente para mi salvación y, si no, una perfecta resignación, con una abundante gracia que, haciéndome amigo de Dios, me asegure las felicidades eternas de la Gloria. Amén.

--Oración propia del día--

Sapientísimo y prudentísimo Juan, que a los muchos discípulos que os seguían en el desierto, arrastrados de vuestra sabiduría y santidad, les mostrasteis el Cordero divino, nuestro redentor, a quien debían seguir como testigo que, por excelencia sois del mismo Dios, sin usar de otra persuasión que la de mostrarles el bien para que, así, movidos del afecto y no de la persuasión, hiciesen más meritoria y propia la obra de seguir a su salvador. Y para que no atribuyendo a gracia que hacían a Cristo, sí a beneficio grande que recibían en seguirle, fuese más perseverante. Haced, santo mío, que esta excelentísima virtud de la prudencia que, como arcano que sois del eterno Padre, nos enseñasteis con tan primoroso modo, se imprima en nosotros para que por nuestra imprudencia no se malogre el fruto que podemos hacer en nuestros prójimos y el que podemos adelantar en nuestras almas para conseguir la gloria. Y también os suplico me concedáis lo que os pido en esta novena, si ha de ser para servicio de Dios y obsequio vuestro. Amén.

 

Hacemos nuestras peticiones.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

--Oración final--

Santísimo y humildísimo señor san Juan bautista, que siendo tanta vuestra santidad ocupáis un lugar muy distinguido en la Gloria, y siendo tan grande que, como dice san Agustín: quien es mayor que vos no es hombre solo, sino Dios también, con todo eso dijisteis que no os convenía otra cosa que apocaros y disminuiros, y que siendo reputado por Mesías y Salvador del mundo negasteis, por vuestra humildad, aún el ser profeta, siendo más que profeta. Haced, santo mío, que yo conozca mi bajeza y que me humille con este conocimiento hasta considerarme el más indigno y peor de los hombres, sin dar entrada en mi corazón al más leve pensamiento de soberbia. Y haced, glorioso santo, que sobre este precioso cimiento de la virtud fabrique yo, con el ejercicio de las demás, un perfecto edificio de santidad, arrancando de mi corazón todos los vicios y poniendo en orden y sujección todas mis pasiones. Poderoso sois, santo mío, y aunque yo, indigno de que oigáis mis súplicas, poned los ojos en los méritos de vuestro primo Jesús y de vuestra tía María Santísima. Y, pues esta mi principal súplica es agradable a sus ojos y a los vuestros, alcanzádmela, glorioso santo, para que con ella logre yo una perfecta y santa vida, y una feliz y dichosa muerte. Y concededme también el favor que os pido en esta novena, si hubiese de ser para mayor servicio de Dios y honra vuestra. Amén.

 

Texto complementario

Joseph A. Fitzmyer, EL EVANGELIO SEGÚN LUCAS II. TRADUCCIÓN Y COMENTARIOS Capítulos 1-8,21. Ediciones Cristiandad, 1987

5 Prendimiento de Juan en Lucas

El Evangelio según Lucas es el único que introduce en este momento la noticia de la prisión de Juan, incluso antes del bautismo de Jesús. En el episodio siguiente, donde se especifican las circunstancias de ese bautismo, ni siquiera se hace mención de Juan. Por tanto, el encarcelamiento del Bautista no sólo pone fin a su ministerio, sino que tiene la función de hacerle desaparecer de la escena antes de la manifestación de Jesús. Esta separación entre ambos protagonistas quedará reflejada más adelante, tanto en la narración evangélica de Lucas (Lc 16, 16) como en el libro de los Hechos (Hch 13, 25). Pero Lucas no menciona aquí la muerte de Juan, porque en el curso del relato evangélico va a introducir una tradición bien conocida sobre el Bautista (cf. Lc 7, 18-30). La noticia del encarcelamiento de Juan está inspirada en el relato de Marcos (Mc 1, 14), que cuenta la prisión del Bautista antes de que Jesús empiece su ministerio propiamente dicho; también se puede pensar como fuente de inspiración de Lucas el relato de Mc 6, 17-18, que explica las razones por las que Juan fue a parar a la cárcel. Estos versículos afirman la independencia de la actividad de Juan con respecto al ministerio de Jesús; pero, al mismo tiempo, explican en qué sentido la predicación del Bautista, que se acaba aquí, ha sido la inauguración del «tiempo de Jesús».

Martirio de san Xoán IV

En el Nombre del Padre...

--Oración inicial para todos los días--

Gloriosísimo san Juan bautista, precursor de mi Señor Jesucristo, lucero hermoso del mejor Sol, trompeta del Cielo, voz del Verbo eterno, pues sois el mayor de los santos y alférez del Rey de la Gloria, más hijo de la gracia que de la naturaleza, y por todas razones príncipe poderosísimo en el Cielo, alcanzadme el favor que os pido en esta novena si fuere conveniente para mi salvación y, si no, una perfecta resignación, con una abundante gracia que, haciéndome amigo de Dios, me asegure las felicidades eternas de la Gloria. Amén.

--Oración propia del día--

Maravilloso y justísimo Juan que, llegado el día de vuestra circuncisión, no se encontraba en el mundo nombre correspondiente a vuestra grandeza y santidad hasta que el Cielo reveló a vuestros benditos padres el prodigiosísimo nombre de Juan. El cual testifica la justicia y gracia con que os adornó Dios y el cual es tan poderoso que, apenas lo escribió vuestro dichoso padre, cuando se vio libre del impedimento que padecía su lengua y prorrumpió en alabanzas vuestras y de nuestro Redentor. Por esta excelencia grande y porque sois, como dice san Pedro Crisólogo, fiador de la ley y de la gracia, haced, santo mío, que yo sea un verdadero amante de la justicia, imprimiendo en mi corazón esta virtud excelente, para que nunca apetezca cosa que sea contraria a ella y que, por este medio, asegure mi salvación. Y alcanzadme también el favor que os pido en esta novena, si me conviene. Amén.

Hacemos nuestras peticiones.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

--Oración final--

Santísimo y humildísimo señor san Juan bautista, que siendo tanta vuestra santidad ocupáis un lugar muy distinguido en la Gloria, y siendo tan grande que, como dice san Agustín: quien es mayor que vos no es hombre solo, sino Dios también, con todo eso dijisteis que no os convenía otra cosa que apocaros y disminuiros, y que siendo reputado por Mesías y Salvador del mundo negasteis, por vuestra humildad, aún el ser profeta, siendo más que profeta. Haced, santo mío, que yo conozca mi bajeza y que me humille con este conocimiento hasta considerarme el más indigno y peor de los hombres, sin dar entrada en mi corazón al más leve pensamiento de soberbia. Y haced, glorioso santo, que sobre este precioso cimiento de la virtud fabrique yo, con el ejercicio de las demás, un perfecto edificio de santidad, arrancando de mi corazón todos los vicios y poniendo en orden y sujección todas mis pasiones. Poderoso sois, santo mío, y aunque yo, indigno de que oigáis mis súplicas, poned los ojos en los méritos de vuestro primo Jesús y de vuestra tía María Santísima. Y, pues esta mi principal súplica es agradable a sus ojos y a los vuestros, alcanzádmela, glorioso santo, para que con ella logre yo una perfecta y santa vida, y una feliz y dichosa muerte. Y concededme también el favor que os pido en esta novena, si hubiese de ser para mayor servicio de Dios y honra vuestra. Amén.

 

Texto complementario

Joseph A. Fitzmyer, EL EVANGELIO SEGÚN LUCAS II. TRADUCCIÓN Y COMENTARIOS Capítulos 1-8,21. Ediciones Cristiandad, 1987

4 El Mesías

El comentario del propio Lucas supone que había judíos residentes en Palestina que esperaban la llegada inminente de un «ungido», un Mesías, enviado por Dios para llevar a cabo la restauración de Israel y manifestar el triunfo del poder y de la soberanía de Dios. Sus orígenes hay que buscarlos en el desarrollo que experimentaron en Israel las tradiciones vinculadas a David, especialmente como las presenta la obra deuteronomista. En esta redacción, David aparece como un apasionado servidor de Dios, «preferido» por el Señor para gobernar a su pueblo en sustitución de Saúl (cf. 2 Sm 6, 21) y colmado de favores no precisamente en provecho propio, sino en cuanto rey del pueblo y, por tanto, para bien de todo Israel. El oráculo del profeta Natán (2 Sm 7, 14-17) y las «últimas palabras de David» (2 Sm 23, 1-7) ponen de manifiesto la promesa de una dinastía y se refieren a David, en cuanto personaje histórico, con el título explícito del «ungido» (masíah) del Dios de Jacob. En los salmos también se aplica a David ese título de «ungido» (cf. Sal 18, 51; 89, 39.52; 132, 10.17). El profeta Jeremías, que tuvo que enfrentarse con el último vástago de la dinastía davídica antes de la invasión de Nabucodonosor, anunció a Joaquín, rey de Judá: «Así dice el Señor a Joaquín, rey de Judá: No tendrá descendiente en el trono de David» (Jr 36, 30). Pero Jeremías es también el profeta que anuncia: «Mirad que llegan días —oráculo del Señor— en que haré una alianza nueva con Israel y con Judá» (Jr 31, 31), y que proclama que el Señor no abandonará a su pueblo, y para Israel llegará el día en que «ya no servirán a extranjeros, servirán al Señor, su Dios, y a David, el rey que les nombraré» (Jr 30, 9). Este «David» ya no se refiere al personaje histórico de antaño, sino al que habrá de ocupar el trono de Israel, elegido y constituido por el Señor. Este rey ideal será un nuevo David.

martes, 22 de agosto de 2023

Martirio de san Xoán III

 

En el Nombre del Padre...

--Oración inicial para todos los días--

Gloriosísimo san Juan bautista, precursor de mi Señor Jesucristo, lucero hermoso del mejor Sol, trompeta del Cielo, voz del Verbo eterno, pues sois el mayor de los santos y alférez del Rey de la Gloria, más hijo de la gracia que de la naturaleza, y por todas razones príncipe poderosísimo en el Cielo, alcanzadme el favor que os pido en esta novena si fuere conveniente para mi salvación y, si no, una perfecta resignación, con una abundante gracia que, haciéndome amigo de Dios, me asegure las felicidades eternas de la Gloria. Amén.

--Oración propia del día--

Benditísimo Juan, que con vuestro nacimiento glorioso llenasteis el mundo de alegría, pues naciendo adornado de la gracia fuisteis como lucero matutino, seguro mensajero del Sol de justicia, Cristo, que estaba cerca de amanecer al mundo para desterrar, con la luz clara de sus rayos, las melancólicas tinieblas que padecía. Y pues sois juntamente compendio de la ley, alcanzadme, piadosísimo protector mío, que siendo yo, con tan poderoso ejemplo, fidelísimo observante de ella consiga por este medio una firmísima y bien fundada esperanza, con la cual, huyendo de toda presunción y temeridad, espere y pueda lograr los bienes eternos de la Gloria como fruto de la redención que vos anunciasteis. Y también me concedáis la petición que os hago en esta novena, si ha de redundar en gloria de Dios y honra vuestra. Amén.

Hacemos nuestras peticiones.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

--Oración final--

Santísimo y humildísimo señor san Juan bautista, que siendo tanta vuestra santidad ocupáis un lugar muy distinguido en la Gloria, y siendo tan grande que, como dice san Agustín: quien es mayor que vos no es hombre solo, sino Dios también, con todo eso dijisteis que no os convenía otra cosa que apocaros y disminuiros, y que siendo reputado por Mesías y Salvador del mundo negasteis, por vuestra humildad, aún el ser profeta, siendo más que profeta. Haced, santo mío, que yo conozca mi bajeza y que me humille con este conocimiento hasta considerarme el más indigno y peor de los hombres, sin dar entrada en mi corazón al más leve pensamiento de soberbia. Y haced, glorioso santo, que sobre este precioso cimiento de la virtud fabrique yo, con el ejercicio de las demás, un perfecto edificio de santidad, arrancando de mi corazón todos los vicios y poniendo en orden y sujección todas mis pasiones. Poderoso sois, santo mío, y aunque yo, indigno de que oigáis mis súplicas, poned los ojos en los méritos de vuestro primo Jesús y de vuestra tía María Santísima. Y, pues esta mi principal súplica es agradable a sus ojos y a los vuestros, alcanzádmela, glorioso santo, para que con ella logre yo una perfecta y santa vida, y una feliz y dichosa muerte. Y concededme también el favor que os pido en esta novena, si hubiese de ser para mayor servicio de Dios y honra vuestra. Amén.

 

Texto complementario

Joseph A. Fitzmyer, EL EVANGELIO SEGÚN LUCAS II. TRADUCCIÓN Y COMENTARIOS Capítulos 1-8,21. Ediciones Cristiandad, 1987

3 Juan predicador profético

Cómo era la predicación mesiánica —o, si se prefiere, cristológica— de Juan Bautista. Su importancia radica en la definición que da el propio Juan de su papel frente al Mesías, es decir, el que ha de venir, el más fuerte. La predicación mesiánica del Bautista está teñida de un cierto matiz escatológico. Aunque Juan no niega explícitamente que él sea «el Mesías», como se hace en el cuarto Evangelio (Jn 1, 20), sí se puede encontrar una negativa implícita, y, por cierto, es la única en toda la tradición sinóptica. Esta negativa implícita aparece, en parte, en el comentario del propio narrador, que en el v. 15 presenta las perplejidades de la gente ante la posibilidad de que Juan fuera el Mesías. Pero donde aparece con mayor claridad es en la referencia a Jesús puesta en labios del propio Juan Bautista, y que habla de él como «el que está para llegar», el que «es más fuerte que yo». Efectivamente, en este pasaje se da una confluencia de tres títulos que se refieren a Jesús: «el Mesías», «el que ha de venir» y «el más fuerte». Toda esta parte de la predicación de Juan está dominada por un interés cristológico. Por tanto, Juan no es una figura escatológica, sino un predicador profético que anuncia la llegada de «uno más fuerte», de una figura mesiánica que «está para llegar» y que llevará el ésjaton a su plenitud. En este sentido, Juan es «más que un profeta» con él queda inaugurada la última etapa, la definitiva. Otro punto que hay que mencionar es que en todo el pasaje no se hace la más mínima referencia al Reino de Dios. «Juan no proclama el reinado de Dios». En el Evangelio según Lucas, el único heraldo del Reino de Dios es Jesús.

lunes, 21 de agosto de 2023

Martirio de san Xoán II

 

En el Nombre del Padre...

--Oración inicial para todos los días--

Gloriosísimo san Juan bautista, precursor de mi Señor Jesucristo, lucero hermoso del mejor Sol, trompeta del Cielo, voz del Verbo eterno, pues sois el mayor de los santos y alférez del Rey de la Gloria, más hijo de la gracia que de la naturaleza, y por todas razones príncipe poderosísimo en el Cielo, alcanzadme el favor que os pido en esta novena si fuere conveniente para mi salvación y, si no, una perfecta resignación, con una abundante gracia que, haciéndome amigo de Dios, me asegure las felicidades eternas de la Gloria. Amén.

--Oración propia del día--

Prodigiosísimo Juan, patrón y abogado mío, que tuviste la honra de que la madre del Verbo eterno, hecha ya sagrario del mismo Dios, os fuese a visitar. Y vos, aún encerrado en el vientre de vuestra madre, comenzasteis a dar testimonio de que había venido al mundo nuestro Redentor, pues al recibir las luces de este Divino Sol que, llenándoos de gracia, borraron de vuestra alma la mancha de la culpa original, disteis saltos de placer. Por esta excelencia y gozo que recibisteis y porque sois, como os llama san Pedro Crisólogo, sementera del Evangelio, os suplico, santo mío, me consigáis una viva y práctica fe, que es la semilla que, llevando el fruto de buenas obras, me asegurará las felicidades eternas de la Gloria. Y también os suplico me alcancéis el favor que pido en esta novena, si conviene para mi salvación. Amén.

Hacemos nuestras peticiones.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

--Oración final--

Santísimo y humildísimo señor san Juan bautista, que siendo tanta vuestra santidad ocupáis un lugar muy distinguido en la Gloria, y siendo tan grande que, como dice san Agustín: quien es mayor que vos no es hombre solo, sino Dios también, con todo eso dijisteis que no os convenía otra cosa que apocaros y disminuiros, y que siendo reputado por Mesías y Salvador del mundo negasteis, por vuestra humildad, aún el ser profeta, siendo más que profeta. Haced, santo mío, que yo conozca mi bajeza y que me humille con este conocimiento hasta considerarme el más indigno y peor de los hombres, sin dar entrada en mi corazón al más leve pensamiento de soberbia. Y haced, glorioso santo, que sobre este precioso cimiento de la virtud fabrique yo, con el ejercicio de las demás, un perfecto edificio de santidad, arrancando de mi corazón todos los vicios y poniendo en orden y sujección todas mis pasiones. Poderoso sois, santo mío, y aunque yo, indigno de que oigáis mis súplicas, poned los ojos en los méritos de vuestro primo Jesús y de vuestra tía María Santísima. Y, pues esta mi principal súplica es agradable a sus ojos y a los vuestros, alcanzádmela, glorioso santo, para que con ella logre yo una perfecta y santa vida, y una feliz y dichosa muerte. Y concededme también el favor que os pido en esta novena, si hubiese de ser para mayor servicio de Dios y honra vuestra. Amén.

 

Texto complementario

Joseph A. Fitzmyer, EL EVANGELIO SEGÚN LUCAS II. TRADUCCIÓN Y COMENTARIOS Capítulos 1-8,21. Ediciones Cristiandad, 1987 

2 Predicación de Juan

El predicador no invita a la gente que acude a escucharle a que adopten su propio modo de vida de retiro en el desierto, sino que les conmina a que emprendan una reforma personal y un comportamiento que responda a las exigencias de «la ira inminente». Dirigidas no a los fariseos y saduceos, como en Mt 3,7, sino a «la gente», las palabras de Juan Bautista quieren ser una explicación de lo que verdaderamente significa el «arrepentimiento», la metanoia y una motivación escatológica de esa actitud de conversión. La función de Juan de «preparar el camino del Señor» (cf. Lc 3, 4) queda así relacionada con lo que los antiguos profetas veterotestamentarios describieron como «el día del Señor». Es muy significativo que en esta predicación escatológica no se haga ninguna referencia al Mesías. Por consiguiente, toda esta sección debe interpretarse sobre el trasfondo veterotestamentario de la enseñanza profética. (En un segundo momento) tampoco aquí invita a la gente a adoptar su propio modo de vida; pero ahora, en contraste con la predicación anterior, sus palabras carecen de urgencia escatológica. También falta en esta predicación cualquier clase de referencia al Mesías, que está para llegar. El mensaje de Juan se centra en promover un interés desinteresado, una preocupación por los demás; éste es, de hecho, el mejor consejo que se puede dar a un judío, a un cristiano o a un pagano. Todas las advertencias del Bautista son perfectamente inteligibles en un ambiente judeopalestinense o a la luz del Antiguo Testamento. Pero en el contexto actual del Evangelio según Lucas, en el que la predicación ética de Juan viene inmediatamente después de su requisitoria escatológica, es natural que este último aspecto ejerza un cierto influjo sobre las normas éticas de conducta. La radicalidad de la predicación escatológica cede ahora ante la exigencia de otras demandas: asistencia al necesitado, honestidad en los negocios, equidad en la aplicación de la justicia. Si bien se miran, los consejos de Juan no dejan de ser, en cierto modo, un tanto ambiguos: por una parte, manifiestan un verdadero interés por el prójimo en variados aspectos; pero, por otra, no pretenden revolucionar las estructuras sociales del momento, ni siquiera ante «la inminencia de la cólera» que viene. Juan aboga por la distribución compartida de los recursos fundamentales para la existencia (v. 11), la huida de la extorsión (vv. 12-13), la abolición del chantaje y de cualquier medida intimidatoria (v. 14). Pero no dice a los recaudadores de tributos que deben cortar sus relaciones con el poder invasor, ni a los soldados que abandonen su profesión. En realidad, el último consejo que da a los soldados: «conformaos con vuestra paga» (v. 14), ni siquiera contempla la posibilidad de que se trate de un salario injusto.

Martirio de san Xoán I

Non soe celebrarse novena antes da festividade do martirio de san Xoán bautista en Louredo. Si a Misa cantada. Así que lanzo dende aquí as oracións da novena, xunto con textos complementarios que, dende a investigación histórica e a reflexión teolóxica católica, acerquen a figura do bautista a devotos e curiosos.

En el Nombre del Padre...

--Oración inicial para todos los días--

Gloriosísimo san Juan bautista, precursor de mi Señor Jesucristo, lucero hermoso del mejor Sol, trompeta del Cielo, voz del Verbo eterno, pues sois el mayor de los santos y alférez del Rey de la Gloria, más hijo de la gracia que de la naturaleza, y por todas razones príncipe poderosísimo en el Cielo, alcanzadme el favor que os pido en esta novena si fuere conveniente para mi salvación y, si no, una perfecta resignación, con una abundante gracia que, haciéndome amigo de Dios, me asegure las felicidades eternas de la Gloria. Amén.

--Oración propia del día--

Dulcísimo protector y abogado mío, pues tuviste la inexplicable honra que, de orden del Divino Consistorio, anunciase a tu padre Zacarías, cuando sacrificaba en el Templo, el arcángel san Gabriel vuestra concepción milagrosa, a la manera que este mismo embajador celestial anunció a María santísima la encarnación del Verbo eterno en sus entrañas purísimas. Pues sois también la escuela de las virtudes, alcanzadme por esta excelencia grande conocimiento y ejercicio de todas ellas. Y, especialmente, una caridad fervorosa y el favor que os pido en esta novena, si fuere conveniente para mi salvación. Amén.

Hacemos nuestras peticiones.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

--Oración final--

Santísimo y humildísimo señor san Juan bautista, que siendo tanta vuestra santidad ocupáis un lugar muy distinguido en la Gloria, y siendo tan grande que, como dice san Agustín: quien es mayor que vos no es hombre solo, sino Dios también, con todo eso dijisteis que no os convenía otra cosa que apocaros y disminuiros, y que siendo reputado por Mesías y Salvador del mundo negasteis, por vuestra humildad, aún el ser profeta, siendo más que profeta. Haced, santo mío, que yo conozca mi bajeza y que me humille con este conocimiento hasta considerarme el más indigno y peor de los hombres, sin dar entrada en mi corazón al más leve pensamiento de soberbia. Y haced, glorioso santo, que sobre este precioso cimiento de la virtud fabrique yo, con el ejercicio de las demás, un perfecto edificio de santidad, arrancando de mi corazón todos los vicios y poniendo en orden y sujección todas mis pasiones. Poderoso sois, santo mío, y aunque yo, indigno de que oigáis mis súplicas, poned los ojos en los méritos de vuestro primo Jesús y de vuestra tía María Santísima. Y, pues esta mi principal súplica es agradable a sus ojos y a los vuestros, alcanzádmela, glorioso santo, para que con ella logre yo una perfecta y santa vida, y una feliz y dichosa muerte. Y concededme también el favor que os pido en esta novena, si hubiese de ser para mayor servicio de Dios y honra vuestra. Amén.

Texto complementario

Joseph A. Fitzmyer, EL EVANGELIO SEGÚN LUCAS II. TRADUCCIÓN Y COMENTARIOS Capítulos 1-8,21. Ediciones Cristiandad, 1987

1 Nociones sobre los evangelios y sus inicios

Los dos únicos relatos evangélicos que empiezan con una sección introductoria sobre el nacimiento e infancia de Jesús son los de Mateo y Lucas. La narración de Marcos y el Evangelio según Juan no describen esos acontecimientos. Concretamente, el Evangelio según Marcos se abre con una afirmación escueta: «Comienzo de la buena noticia de Jesucristo, Hijo de Dios» (Mc 1,1), e inmediatamente viene el relato del ministerio de Juan Bautista. El de Juan empieza con un prólogo de aliento hímnico, que precede a su presentación de la actividad de Juan Bautista. Por su parte, las narraciones de Mateo y Lucas, después de sus respectivas introducciones —genealogía de Jesús, en Mateo; prólogo a toda la obra, en Lucas—, inician con dos capítulos, dedicados a relatar los orígenes de Jesús. Se ha dado en denominar estos capítulos como «evangelios —o, mejor dicho, relatos— de la infancia». El primer estadio de todo el proceso habría sido el relato de la pasión. Luego se añadió otro sobre el ministerio público de Jesús, basado en la primitiva didajé («enseñanza») cristiana, es decir, en una serie de recuerdos, e incluso de colecciones, de diversos dichos y hechos de Jesús. Y, por fin, en una etapa ulterior, se completó el bloque narrativo con los relatos de la resurrección y, en último lugar, con las narraciones de la infancia. En Mateo y Lucas, las narraciones de la infancia constituyen una especie de obertura solemne, que enuncia los principales temas de todo el relato evangélico. Este fenómeno se percibe con mayor claridad en Lucas. Lucas estructura el relato a base de un estrecho paralelismo entre escenas correlativas de la infancia de Juan y la de Jesús. La intención del narrador es clara; lo que pretende es presentar a los dos niños, especialmente a Jesús, como enviados por Dios para realizar en la historia humana su designio de salvación.

sábado, 19 de agosto de 2023

Reloxo de sol na igrexa de santa Baia de Berredo 24/07/2023

Un recente paseo en busca dunha localización da película 'El bosque del lobo', dirixida por Pedro Olea, deu pé para fotografar o reloxo de sol da igrexa parroquial de santa Baia de Berredo, concello da Bola. No mesmo lateral filmáronse varias escenas da película, tal como aparece xa nun cartel informativo que o ano pasado colocaron no camiño, ó lado da entrada po adro.

Variando levemente a perspectiva, temos estas fotos, sacadas o luns 24 de xullo de 2023.

- Ás 17:50, dende o camiño


- Ás 17:52




- Ás 17:53



- Inda que sexa de fondo, sinalando a porta lateral, para definir un dos lugares onde se filmou a película, alí detrás temos o reloxo, ás 18:05



Catro reloxos de sol no claustro celanovés 09/07/2023

Nunha recente visita ó mosteiro de san Salvador de Celanova, tivemos ocasión de pasear con calma o claustro ó que se accede dende a praza maior. Ademais dos medallóns con rostros innominados, as figuras anxélicas (cabeciñas aladas, como as que atopas a decenas nos altares da igrexa, nada máis entras) e algunha que outra curiosidade onde humano e vexetal están fusionados, puidemos percorrer a zona central e admirar a obra impresionante desenvolvida alí.


 

Chamativas criaturas pétreas adiantaban as súas cabezas cara o visitante, situado baixo delas, e non había forma de escapar da súa presenza. Como será aquelo un día de chuvia, vendo saír das súas fauces ríos de auga!


 

Como nós fomos nunha solleira tarde en calma, non puidemos máis que imaxinar a escea, pero si descubrimos a presenza de catro reloxos de sol no alto da zona central de cada lado. Inda que sexan fotos de baixa calidade, quedan aquí situados para o curioso e o investigador avezado.

 

Situación xeral, numerados nun mapa de Open Street Map


 Agora as fotos, tiradas o domingo 9 de xullo de 2023

1. 19:21 horas



2. 19:21 horas



 3. 19:20 horas



 4. 19:22 horas