lunes, 19 de octubre de 2020

Releyendo 'O Nada no Caos Infinito' de Xerión (NM 66)

Ah, por fin una tarde de lluvia y viento, aunque con temperatura cálida, teniendo en cuenta la época del año. Un rato de calmo confinamiento pandémico me ha llevado a retomar la lectura del negro libro de negros títulos de Xerión, con las letras y poemas de los dos últimos trabajos de la banda. Un precioso y limitado material que lleva el número de catálogo NM 66. Pocas páginas que encierran un precioso compendio de lo que ya conocíamos, junto a novedades que nos sorprenden. ¡Una vez más lo ha vuelto a hacer! Nocturno, compositor y vocalista, recoge, condensa y ofrece lo esperado: oscura catarsis, un negro horizonte de sucesos caóticos, un muro impenetrable de nada abismal, una sospecha de que el camino está trazado, aunque la lucha no debe obviarse... mas también observamos novedades sorpresivas, como los estilos musicales, las diferencias entre temas, un aviso de que la obra podría no corresponderse con lo que el oyente se espera... Xerión en estado puro.

Ya expresé parte de mi sentir en un par de ocasiones anteriores, como motivo de las lecturas "de corrido" a esta obrita, breve en extensión, profunda en contenido. Pero retomo la primera parte con una nueva perspectiva, que es la de leer las letras de las canciones en orden inverso, tal como hice con 'Danças de agonia e peste'. El desarrollo sigue resultando oscuro y no veo que pierda intensidad o se trastoque en demasía la expresión catártica. De hecho, el orden de las canciones lo decidió Nocturno una vez compuestas todas y lo hizo sintonizando con su estilo musical, no con el contenido expresado.

 

Este es un detalle bien interesante, pues le ha quedado un texto conjuntado que relata un viaje estremecedor, no sabemos si a la locura o la muerte. Un texto que, si lo leemos en el orden inverso, no acaba precisamente mejor, sino que hasta resulta un tanto más tétrico y definitivo. Queda para otro instante el escuchar el disco al revés, quiero decir, invirtiendo el orden de los temas... Si quieres escuchar Xerión al revés ponte su 'Profecía segunda' del 'Pálida morte, negra sombra', de 2009, si no recuerdo mal (por cierto, Juan, ¿qué dices ahí?)

Ah, no olvides que esta parte enlaza con la de las 'Danças' y que, juntas, ofrecen un maravilloso paisaje decrépito y candidato a un alto nivel de "kippelización". Y, también, que el disco alterna temas cantados con otros instrumentales, de modo que solo comentaré mi experiencia ante los textos y las ilustraciones que los acompañan (se han recortado del trabajo original del bello diseño del libreto de la cinta, realizado por Brais Remeseiro Portela).


Acompañados por cuatro encapuchados (recuerdan a monjes y a los templarios ciegos de Ossorio), los versos de 'perdido no abafante silêncio da angústia' sintonizan con los de 'na infame terra dos miseráveis' en esa clave de ensimismamiento, de mirada al infinito (creo que no exageramos si, incluso, lo llego a escribir en mayúscula), aunque las actitudes cambian, ya que en este vemos al cantor atareado en la escritura esotérica de un legado, mientras que en aquel le vemos impedido y extasiado en inmóvil contemplación. Varias expresiones concuerdan, ya sea en el título como en las estrofas.

Tiramos cara atrás y ya tenemos a nuestro protagonista en posesión de mente y cuerpo, llegando a razonar y reconocer el paisaje lo suficiente como para moverse y preparar una poción. Lo veo herido, pero dispuesto a la supervivencia, confeccionando un ungüento curativo, a pesar de detectar el olor a incienso que delata la cercanía de la Santa Compaña. Confieso que en una lectura anterior esta presencia me hablaba de la muerte del superviviente, pero recuerdo que algunas historias declaran la imposibilidad de que la Compaña te alcance si realizas la señal de la cruz, o trazas un círculo en el suelo y te encoges dentro de él. Lo básico es no mirar, aunque la procesión esté cerca o te pasen por encima, haciendo que cruja tu esqueleto. Ah, ni se te ocurra espiar por el cerrojo de la puerta (bueno, con las actuales eso ya no puede pasar). La estrofa final de 'do insondável e abismal empíreo' me suena ahora más esperanzada: la mano herida puede ser curada, el veneno que circula por las arterias y venas fluye ya al suelo, mientras el causante de la intoxicación surge y sube cara el cielo, una negra serpiente de humo oscuro, señalando donde la destrucción sigue patente.

A pesar de estar lejos, el superviviente, hombre versado en las plantas y sus propiedades, amén de antiguos conocimientos, siente cómo la entropía desatada le cerca. Y no solo a él, sino a su querido mundo vegetal. Todo está unido, nada huye de la destrucción. Qué cruda y tétrica es la negra ilustración que acompaña 'o ar nos tempos da destruçom'. Yo veo una madre con su famélica criatura, madre que intenta ocultar su horror, pero no puede, ni siquiera apretando un ramillete vegetal y su vestidura contra la boca. 

¿Habrá caminado cara la columna de negro humo? ¿Habrá visto como el propio bosque comienza a resentirse? Ya ni lejos, ni entre la naturaleza, está seguro. Solo, derrotado, viendo cómo a su alrededor medra el entrópico proceso de degradación, ya no puede sino viajar a sus recuerdos, brindar por los antepasados, mitificados, de dulce memoria. Ya no hay esperanza, ni siquiera tras haber sobrevivido y viajado a través de la desolación. Ambigüa expresión: mergulho a esperança num fundo Abismo. ¿Quiere protegerla, como último cartucho de humanidad o prefiere abandonarla a su suerte, allá donde nadie, ni él, pueda hallarla? ¡Oh, aún nos quedan dos composiciones antes de poder descansar la lectura!

Pero, ¿cómo es posible escuchar gritos? ¿Ha perdido el rumbo y se acerca a la ciudad mentada en 'Danças' y en el 'Filhos da Ira' de VRK? ¿Los mutantes, o algunos supervivientes enloquecidos, se mueven fuera de su territorio? El título no nos da muchas esperanzas: 'condenaçom'. Sin esperanza, surge sediento el odio, seguido del vacío silencioso, dejando al cantor exhausto. Si ya no tienes nada que hacer, ni nadie a quien enfrentarte, si ves cómo a tu alrededor todo muere inexorablemente...

'na infame terra dos miseráveis' se está volviendo una letra que me encanta y me atrae, una y otra vez, con poderosa capacidad de espiral absorción. Calma, soledad, vacío, visiones en contemplaciones que se sumergen en la lumbre o la Luna. El superviviente conoce su fin y no permite que la circunstancia le pueda: aunque su mundo afectivo se deshaga con la misma premura que el mundo alrededor, deja constancia de su saber. ¡Qué más dá que nadie le entienda! Su mensaje es para quien tenga un saber selecto, perdido para el común de los mortales hace tiempo. Me retrotrae a la parábola cristiana de Lázaro, cuando un difunto condenado pide a Abraham que envíe a un pobre a avisar a sus familiares. El patriarca le dice que no, que ya tienen las Escrituras para salvarse. También me habla del mundo actual: tenemos miles de advertencias, de soluciones, pero seguimos derivando cara la destrucción. 

¡Qué bonita ilustración! Una figura meditabunda  ante una gran ventana, con llamas de fuego del otro lado. ¿Hay un libro cerrado a sus pies? Una imagen que contrasta con esta noche, ya, de viento y agua. Sintoniza con el texto chamas do frio lume, como si este habitara fuera y no, como debe ser, dentro de casa. No semeja un fuego destructivo, sino las llamas de una lumbre casera. Qué pena de supervivencia: ni siquiera tu "lar" te calienta, pues tu interior lame ya la temperatura de la sepultura...

sábado, 17 de octubre de 2020

Lendo as danças de Xerión (NM 66)

O libriño de Xerión cas letras das súas entregas de pandemia 2020 é unha xoia a descubrir, tanto se che gusta a súa música como se non, pois teñen un precioso sentir literario e biográfico. Sempre tendo en conta que Xerión é unha senda catártica de Nocturno, xeralmente de funestos sentires, inda que soportan cargas de esperanza e luz. Fíltrase a carraxe, o noxo, a vontade de supervivencia, de enfrontamento, así como a espera calma do fin inevitable, o encaramento cun futuro aberto á trascendencia vestida de nada infinita, a busca ou a custodia de saberes vellos, mais velados... E sempre nos quedará a sospeita de que hai moito máis: o por que de catro estrofas por canción, ou nove temas por disco, o significado de ilustracións como as da cinta 'O Nada no Caos Infinito'... Ás veces hai cambios perceptibles, que son as marcas nas que o común non se cumple, como a composición a unha sola estrofa en 'o ar dos tempos da destruçom'. 

Vexo eses detalles como futuras cuestións a Nocturno, escusas de conversas onde se vai filtrando con maior xenerosidade o seu mundo interior e inquedanzas. O mesmo penso das súas referencias astronómicas: será o ceo do que gozou nalgún paseo polo monte? Terá un significado universal ou simbólico que quere remarcar?

Neste libriño exclusivo atopas, na primeira parte, o recoñecible estilo compositivo de Nocturno para Xerión e un novo modo, na segunda, que ven de épocas pretéricas que coñecemos durante os estudios do colexio ou instituto. Lonxe quedan, mais quizás algo se removerá no voso maxín cando leades pausadamente os poemas das 'Danças de agonia e peste'. Divos algo verbas como refrán, leixaprén, cantiga de amigo...? Ata vivimos aquel 1998, co Día das Letras Galegas dedicado a tres trobadores, os trobadores da ría de Vigo, entre os que estaba Martin Codax. Este autor é recordado e homenaxeado por Nocturno nos poemas de 'Danças'. Unha actualización que recolle parte do esquema compositivo das súas cantigas de amigo e verte nel a distopía dun mundo medio morto pola radiación. Unha desfeita que pode descubrirse no mundo actual en forma de pandemia e límites sociais. Un mundo radiante de átomos letais que xa descubrimos con VRK, banda na que Nocturno tamén anda, cando sacaron aquel 'Filhos da Ira'.

 

Unhas cantigas de amigo revisadas e que non son descoñecidas para o noso compositor, xa que as abordou co trío Ars Anterga (algunha cantiga, se non lembro mal, tivo dúas versións, en dous traballos distintos). Cantigas e trío que levaron adiante un disco moi curioso e especial, que puiden recuperar da miña pequena discoteca de Ourense, intitulado 'Meu Amigo', de 2014. Merece un comentario con calma, mais quedaivos co precioso dato de que participaron grupos e músicos de Ourense para darlle ás sete cantigas de amigo, de Martin Codax, unha nova vida. Traballando ó par, Ars Anterga ofrecía a versión máis respectuosa ca musicalización medieval, namentres que as bandas modernizaban as cantigas, conforme ó senso da letra e a instrumentación actual.

Nocturno vai un paso máis alá, collendo o esquema compositivo e vertendo nel imaxes catastróficas, propias dos escenarios radiados e seres mutantes dalgúns relatos de Philip K. Dick ou de desertos ermos como os de 'Mad Max' e 'Fallout'. A destrución campa plena de poder, arrastrándose máis e máis lonxe, vertendo morte onde as ruínas inda dan acubillo a un supervivinte, aliándose ca loucura e a soedade. Onte lemos as memorias dese supervivinte, collendo o libriño negro dende o inicio, mais hoxe propóñoche iniciar a senda dende a sétima dança e rematar ca primeira composición, 'na infame terra dos miseráveis'. Supón un precioso exercicio de perspectivas e, curiosamente, mantén un sentido tan escuro e desgarrador como a lectura primeira. De feito, comezar lendo composicións medidas, recoñecibles, contidas, e pasar a outras con máis liberdade expresiva e maior carga de imaxes e sentimentos lévanos a unha tensión crecente e afondamento na loucura exterior e interior.

Comezamos un camiño de lectura, invertindo a orde, con tres poemas que revelan diferencias entre o coñecemento científico-técnico e outro dunha orde arcana e reservada a poucos. Non é que se aposte por un hermetismo que supón unha difícil busca contra os coñecementos científicos, xa que o compositor sabe ben de ciencias, mais si que supón unha chamada de atención ben interesante ver como este monólogo comeza enfrentándose á gran capacidade de destrución de elementos formados desde a tecnociencia. Por un momento, podiamos pensar nos científicos do Proxecto Manhattan e as reacións negativas dalgúns cando a bomba mostrou todo o seu poder destrutivo. Non hai unha crítica a ningunha rama de ciencia, senón a un uso perverso dela. Sen referencias transcendentes é un instrumento poderoso que non fará máis que o que mande seu dono.

Mais pronto pasamos a descubrir que hai outros saberes, de esforzado aceso. As imaxes que me veñen ó maxín sintonizan cunha abadía, un claustro, unha igrexa de coidada arquitectura simbólica. Imaxino un monxe bibliotecario que marchou lonxe e reuníu nun lugar especial os restos da cultura. Non escondeu o saber para volverse poderoso, senón como prevención contra os poderosos que puideran afectar ó que el rescatou. Xa non estamos fronte a datos e máquinas, senón a experiencia e sabedoría que tocan e transforman ó que entra en contacto con elas. Coma os vellos misterios, precisas percorrer un camiño, ser iniciado e esforzarte, pois coñecerás o profundo do teu ser e as consecuencias dos teus actos.

Collo os dous versos iniciais dos dous primeiros párrafos da dança V, sabendo que son composicións paralelas, e deixo que as imaxes me guíen: delo resulta que os camiños retortos impúlsanme a camiñar, namentres me levan cara dentro, descubrindo unha interioridade de luces e tebras; pero a esotérica cruzaria chámame á quietude, á contemplación. Marcha e contemplación son dous movementos espirais que se unifican na sentida peregrinación. Nada sabemos se o supervivinte chegou a probar dos vellos saberes, mais si que continúa andando, que sobrepasou o deserto e chegou á cidade, ámbito arrasado no que todo é decadencia e agonía. Alí, o peçonhento cálice (dança IV) é o sabor de moda. Un pensa nas referencias bíblicas do cáliz, ou copa, do furor de Deus, citado no Salmo 75, 8, en Is 51,17 ou Xer 25, 15. Desfeita sen fin nin esperanza de reconstrución. O camiño debe continuar.

O mundo rural e a natureza teñen unha cara semellante, mais inda conservan unha beleza que non se ve fóra delas. Son as danças II e I, con esas visións das casas destruídas e a morte preto, pero tamén a chegada dunha certa calma ó supervivinte, a resignación ante todo o perdido, a contemplación dun mundo inda vivo xunto ca certeza do fin persoal. Sensación inquedante, sen dúbida, con resonancias a esa paz que algúns dixeron sentir antes de morrer. Aquí a vida natural segue, o ciclo de morte e nacemento non parece alterado pola radiación. Un bo lugar para repousar, un bo sitio para entregarse á Nada.

Continuará?

jueves, 15 de octubre de 2020

Leyendo a Xerión (NM 66)

NM66, quédate con ese código: NM66; porque es el número de un catálogo muy especial y poco conocido, aunque sus artículos hayan viajado ya por medio mundo y quienes lo soportan recorrieron miles de kilómetros para defender sonoramente parte de su contenido.
 
El caso es que constituye una rareza maravillosa, ya que lo normal es encontrarse música. En diferentes formatos, con libretos de dispar factura, pero siempre con un mimo por estos géneros subterráneos y de minorías. Además de música, en una edición limitada, NM66 trae consigo un libro de negra portada, con azabaches negras que se distinguen de su fondo brillantemente, con los poemas de Nocturno. El título es doble, como doble es la entrega musical: ‘O Nada no Caos Infinito’ y ‘Danças de agonía e peste’. Dos catarsis musicales con características propias que han surgido de entre los limos purulentos de estos meses de pandemia. Dos sorpresas que se entienden siempre que se vea Xerión como una banda que expresa el negro sentir de Nocturno, más que, únicamente, como un grupo de Metal extremo. Para quienes le seguimos desde hace tiempo no es algo fuera de lugar, aunque el compositor nos lo advierta varias veces (trabalho que cecais nom seja o que a persoa ouvinte agarde del), sino que supone una nueva muestra de diferentes influencias, una expresión grabada prácticamente en la primera toma, que refleja un rico mundo interior y una curiosidad y estudios asentados. En serio, toma el libro y lee, toma sus temas y escúchalos en más de una ocasión, pues estas composiciones son dignas de repetir.
 
Centrándome en un aspecto literario, tenemos las letras de ‘O Nada’, con una conocida composición a base de 4 párrafos, sin estribillo, con parajes y conceptos que nos conectan con otras letras de Xerión: el bosque, el caminar por él, la referencia a los antepasados y a un tiempo de mayores conocimientos (hoy velados), la Nada, el Abismo, breve referencia a la esperanza,… Solo dos composiciones rompen la cantinela de los 4 párrafos, pues estas se quedan en uno: ‘o ar dos tempos da destruçom’ y ‘perdido no abafante silêncio da angústia’. A diferencia de ‘A essência do Abismo’, aquí el pasear por el bosque no muestra signos de belleza ni paz, cosa que sí mostraba al inicio de ‘essência’. Aquí tenemos un cantor que solo respira un ambiente malsano, hostil y aparentemente vacío de presencia humana cercana al superviviente.
 
 
Como obra literaria, puede leerse de un tirón y hallarse una magnífica conexión. Llamará la atención el cambio de estilo entre la primera obra y la segunda, pero la línea conceptual permite una lectura seguida y algunos juegos, como invertir el orden de los poemas. Dos perspectivas, al menos, surgen dependiendo del orden seguido aunque, claramente, al principio ha de primar la continua. 
 
Uno puede ponerse en la piel de un superviviente alejado de presencias humanas, en medio de un mundo que todavía conserva bosques, pero en el que se respira, estés donde estés, la cercanía de la muerte. La desgracia ha venido en forma de radiación nuclear, tal como leemos en la parte de ‘Danças’. Un evento destructivo que ha dejado un mundo irradiado, agónico, donde seres mutantes nacen y reptan desde contaminadas charcas fangosas. Un mundo que ya se retrató en un anterior trabajo de VRK y cuyo sonido, repleto de estática y distorsión, comunicó a nuestro presente Sordida Nox. Desde esa luz crepuscular y radiante de átomos letales, con la perspectiva de una destrucción más o menos lejana, que se extiende por el aire a todo lugar, podríamos leer las siguientes líneas de ‘do insondável e abismal empíreo’: cadavéricas pedras nas que o líquen/ refulge com lisérgica clarividencia. Una imagen que la cultura popular ha transmitido una y otra vez: la pálida y ominosa luz verde resplandeciente de cualquier elemento atomizado.
 
Una lectura corrida me lleva a imaginar al superviviente en un apartado santuario vegetal, un reducto boscoso donde una aldea ha dejado su huella en forma de ruinas pétreas. El poeta deja constancia de su saber en madera de castaño, árbol que será mentado en la dança IV como lugar de reposo de un cadáver. La naturaleza, en este rincón, ha sobrevivido (¿adaptado?) y permite la recolección de hojas y plantas, que sirven al cantor para preparar una pócima. Sin embargo, él está en camino a la muerte o, quizás, la locura. Leyendo todo ‘O Nada’, especialmente su canción final, recuerdo ‘Morte na iauga’, donde un trastornado caminante se dirige al río de su perdición final. Habla de la presencia de la Santa Compaña, así que podemos apostar por la muerte, aunque la locura tendría explicación, si pensamos que sus conocimientos de la mitología galaica se han fundido con su perspectiva de la realidad circundante, amasándose y jugando a desarrollar una espiral abismal, gracias al bebedizo que hierve en su particular caldero. Sea como sea, locura o muerte, visiones atormentadas antes de fenecer o simple catarsis tras un “viaje” alucinógeno, las danças fluyen preciosas como continuación.
 

Unas danças de las que solo captarás el total significado gracias a los poemas de este libro, catalogado en NM66. Los temas solo contemplan la melodía, mientras que los poemas, siguiendo las recomendaciones de Nocturno, sirven para ser recitados mientras suena aquella. Poemas que beben y homenajean las siete cantigas de amigo de Martim Codax, actualizando algunos recursos de aquellas: versos en paralelismo conceptual, un estribillo que cierra cada párrafo, la construcción basada en pares de párrafos, el leixaprén,... Poemas que dibujan ese mundo ruinoso y radiactivo, donde la muerte campa a sus anchas, donde la calma no es posible, si no es la del cementerio. La belleza de la naturaleza y de la soledad rural de las dos primeras danças son el acompañamiento de un final presentido, ante el cual la resignación y la aceptación juegan sus bazas. El mundo urbano entra, como una poderosa excrecencia mefítica, en la dança III, mostrando el destrozo de tipo nuclear. No sabemos las causas ni el tiempo transcurrido, solo nos vemos impactados por las visiones del superviviente.

Como un alto en el camino, con su aporte esperanzador, el poema central nos transporta a una bella imagen: la unos misteriosos archivos sagrados, custodiados en algún lugar mítico. Las referencias te trasladan a los restos de una abadía o de una biblioteca con techo abovedado, a algún ruinoso claustro, donde el saber de la época se despliega en miríadas de seres simbólicos y capiteles de vegetación pétrea... Mas no dura mucho esta experiencia de contemplación y toca enfrentarse al malvado, a quien ha traído la destrucción, a quien dominó el átomo y lo usó para destruir. Las dos últimas composiciones rompen parcialmente la armonía repetitiva de las anteriores, aunque mantienen características como el estribillo y el leixaprén, con paralelismos en los dos primeros versos más libres, aunque coincidentes (en las anteriores danças estaban más definidos). Las leo sin acompañamiento musical y me suenan los dos versos primeros como un arranque de furia contra quien creó tal destrucción conscientemente, mientras que el estribillo es un canto grave, en tono menor, de resignación y aceptación de la vacuidad reinante, del fin cercano. Un encararse contra el enemigo que se desenvuelve en tristeza, pues nada cambiará. Como en 'Blade Runner', de quien se toma referencia para el inicio de la composición musical de la dança VI (versión instrumental de un tema de Ominous) y conforma una frase del monólogo final del andrillo moribundo el estribillo. Como el sentimiento de culpa de un personaje de la novela de PKD, 'Dr Bloodmoney'. Un enfrentamiento que se lee en las postreras líneas de 'O augúrio do Imutável':






No mais fundo do meu canto
Agóchase a segreda mensagem
Da resistência implacável
Nas luitas que se achegam

 
 
 
 
 
Continuará?

lunes, 12 de octubre de 2020

'El demonio ¿realidad o mito?', J. A. Sayés (notas) III

Arrancamos con los dos últimos capítulos de este 'El demonio ¿realidad o mito?': el 6, dedicado a la actividad demoníaca, tanto en su vertiente cotidiana (la tentación) como en la extraordinaria (infestación y posesión) y el 7, conclusivo, donde se pone en contacto los temas del demonio y el pecado, reafirmando una vez más que la última palabra la tiene Cristo y su redención. Esta es la tercera entrega y finaliza así el vistazo al libro.
 
El capítulo 6 tiene un aire de mezcolanza, como de reunión de notas dispersas, con contenido interesante, aunque, personalmente lo creo, necesitado de una nueva revisión. Yo recortaría contenido en la exposición sobre secularización, las noticias de ritos satánicos en Italia y sobre el Rock. Aumentaría espacio sobre el nuevo Ritual de Exorcismos y metería el apartado de vidas de santos atacados por el demonio, que se sitúa en el capítulo anterior. Fuera de estas disposiciones personales, veamos qué nos ofrecen estas páginas. De la 113 a la 132 se da como una larga exposición que comienza en la tentación y termina en el secularismo. Un apartado que puede tener gran interés para el cristiano, pero para los curiosos o estudiosos del demonio y todo lo relacionado va a resultar un tanto pesado. Con bastantes alusiones a Pablo VI y alguna a Ratzinger, Sayés dibuja la actividad cotidiana del demonio, que es tentar, alejar al hombre de Dios, desentrañándola en sus aspectos personales, sociales y eclesiales. Podemos comprender que se alargue en esas reflexiones porque él vivió una época convulsa en la Iglesia, con vaivenes doctrinales, conductuales y teológicos.
 
De la página 134 a la 139 recoge una entrevista al padre Amorth (r.i.p.), que perfectamente sintetiza la actividad extraordinaria demoníaca, qué es un exorcismo y maneras por las que él cree que abrimos las puertas al demonio. No solo señala peligros como la práctica del espiritismo, el enrocamiento en el pecado, el ingreso en sectas satánicas o la mala administración que hacen los medios de cualquier noticia relacionada con lo demoníaco, sino que abre brecha en una autocrítica eclesial, tanto por no predicar sobre el Enemigo como por desarrollar teologías que abandonan su existencia y actividad en las personas y la sociedad. Y con guiño incluido a los sacerdotes y obispos (La jerarquía católica debe darse golpes de pecho: si se difunden cada vez más las prácticas esotéricas y las sectas satánicas es también culpa suya). De todas maneras, termina con palabras repletas de entusiasmo: El diablo habitualmente no podría hacer ningún mal si el hombre, en su libertad, no se lo permitiese y no se hiciese cómplice suyo. Por esto no hay que tenerle miedo. Sayés dedicará un espacio a comentar y ampliar lo dicho en la entrevista, pasando a relatar dos casos de los que tuvo noticia por participantes en sendos exorcismos. 
 
Sobre este sacramental y los rituales que lo dirigen va a realizar breves acercamientos a continuación. El ciclo se cierra con los aportes de otros autores. En resumen apretado, vienen a decirnos que el demonio puede poseer a una persona, aunque sea un santo de tomo y lomo, que la Iglesia le obliga a irse con el exorcismo, que es un sacramental, y que la última palabra la tiene Dios. Para ser poseído no hay pautas y cualquiera puede serlo, quedando el por qué en el misterio de la voluntad divina. También se da cuenta de que no todos los que se presentan a un sacerdote como tales lo son y su estado puede balancearse entre una enfermedad, una infestación o la propia posesión.
 
La infestación es un tema del que se trata a partir de la página 151, y consiste en una molestia demoníaca que lo mismo afecta a la persona que a un animal o un lugar. Una imagen que puede ayudarnos a imaginarla es la referida en la Escritura: el demonio como un león rugiente que ronda, aunque no llega a dar la dentellada. Como se admite que la voluntad humana puede jugar en el campo del demonio, aunque se avisa que ello no significa que una acabe infestado o poseído, hay una serie de peligros sobre los que se advierte, en forma de breves apartados: el satanismo, algunos grupos de Rock y el espiritismo. Se concluye que el problema de fondo es el abandono de la fe. Al dejar de creer en Cristo se cree en cualquier cosa y ello puede derivar a una ocasión de actuación del demonio. Como siempre, Sayés reconoce que no hay signos claros, aunque sí ciertas evidencias.
 
El capítulo 7 cierra el libro y lo hace desde la duda: ¿realmente podemos creer en el demonio? Vistas las citas bíblicas, patrísticas y magisteriales, los datos doctrinales de herejes y religiones cercanas al cristianismo y la experiencia actual del exorcismo, ahora cabe preguntarse por si todo esto tiene algún sentido en nuestra actualidad. Y no solo desde una perspectiva científica o de relativismo, sino desde el mismo seno de la Iglesia, pues hay estudiosos católicos que le niegan validez a las pruebas antes aportadas. Gusta ver que el autor no rehúye a los detractores; más bien, ahora que llega al final, les da voz. Hay dudas que surgen y cuestionan acerca de la originalidad de la demonología cristiana. ¿No será un añadido cultural, fruto de las relaciones con variados pueblos? Y creer en la existencia del demonio, pues lo que es creer (confiar) solo se cree en Cristo, ¿trae más felicidad que si no le tienes en cuenta? ¿El satanismo consigue mayores márgenes de libertad que el cristianismo? Y otras similares.
 
 
Sigue el tema de la naturaleza angélica y las posibilidades de actuar del demonio, donde se recuerda que la doctrina eclesial es parca en declaraciones y la especulación teológica tiene campo amplio de estudio. 

Los dos últimos apartados se refieren a la relación entre demonio y pecado original, demonio e infierno, rematando con un nuevo recordatorio de que lo central es Cristo, que la Iglesia dispone de diferentes armas para vencer el combate de la fe, la importancia de sacramentos y sacramentales, amén de la devoción mariana. Espacio especial le dedica al tema de demonio y pecado original, llamando la atención de que este no puede reducirse a que fue el primero ni que se pueda concebir como una carga genética inherente al ser humano desde entonces. El pecado de los padres viene influido por el demonio y supone la entrada en la historia de una oposición a Dios de la que nunca nos vemos completamente liberados. Deja claro el autor que no se adhiere a la teoría patrística de los "derechos de Satanás" sobre la humanidad, pero sí que este ha sido el causante de una deficiencia en nuestra relación con el Creador. Respecto al infierno, en breve aportación, recuerda que nos es creación de Dios, como posible "lugar" de castigo, sino que este aparece con la rebelión angélica.



domingo, 11 de octubre de 2020

'El demonio ¿realidad o mito?', J. A. Sayés (notas) II

 'El demonio ¿realidad o mito?',  del teólogo español J. A. Sayés es un compendio que repasa la Biblia, la tradición y las declaraciones del magisterio católico acerca del demonio. Ofrece, también, parte de la especulación teológica que se ha ido realizando e incluye unas líneas acerca del renovado Ritual de Exorcismos, lo que convierte este clásico en un libro interesante, actual y comprensible, tanto para el profano como el especialista. Como introducción a la literatura sobre el demonio y, en menor medida, sobre infestación y posesión, es una de las obras clave. En pocas páginas nos ofrece las fuentes y su síntesis, recuperadas en orden cronológico, de modo que pronto tienes una idea acerca de lo que dice la Iglesia sobre el enemigo del Reino de Dios por antonomasia. El tema de las posesiones ocupa un segundo plano, aunque le dedica algunas páginas, integrando experiencias que le comentaron algunos protagonistas, lecturas de exorcistas como Amorth y Fortea, junto con algunos detalles ofrecidos por los Rituales. 

Hasta ahora hemos visto que iba contando la Biblia sobre el demonio y cómo usaron esta fuente básica los Padres y escritores cristianos de la época. A la Sagrada Escritura poco le interesa la figura del demonio y siempre aparece como enemigo de Dios, aunque subrodinado a Este. Siempre es criatura, ya se le vea como un ángel más entre otros ángeles, ya se le ponga como enemigo del Reino a abatir y alejar del ser humano. Las especulaciones acerca del inicio de su rebelión, el número de compañeros y otras cuestiones son interesantes para otros libros, pero no para los Testamentos. Sayés nos cita algunos ejemplos y hasta copia varios textos, de modo que nos formemos una idea, distinguiendo doctrina de fe y especulación.

Estamos, prácticamente, en la mitad del libro y toca visitar el capítulo 4, la doctrina del magisterio. Uno de los peligros doctrinales que ronda el cristianismo es el del maniqueísmo, el dualismo que presenta bien y mal en igualdad de condiciones originales y que los pone en lid, sin necesidad de marcar un ganador final. Al hablar del demonio, en varias intervenciones del magisterio, se quiere evitar esta posición, dejando bien claro que el demonio es criatura, subordinada a Dios, aunque enemistada por una elección radical. Sayés repasa algunas declaraciones conciliares, haciéndose eco de una disputa muy concreta: si la afirmación del decreto Firmiter acerca del demonio tiene alcance dogmático. Nos ofrece la cita y el texto, que termina así: el diablo y los demás espíritus malignos fueron creados buenos, en su naturaleza, por Dios; pero ellos se hicieron malos por sí mismos. De otro concilio, el Vaticano II, recoge más citas y descubre la curiosidad de que el demonio aparece en 17 textos conciliares y una nota, aunque siempre en el contexto de referencias, ya que no hay apartados específicos sobre los ángeles malos ni se pretende ni una recopilación ni una definición de fe acerca de ellos. Interesa en cuanto es enemigo que aparta al hombre de Dios e introduce en el mundo el pecado y la muerte, de los cuales nos libera Cristo. 


Ya se para un poco más en los papas Pablo VI y Juan Pablo II, retomando las clásicas referencias y aportando una novedosa, al menos para mí, que es un mensaje pronunciado durante la visita al santuario de san Miguel, en la provincia de Foggia, en 1987. El despliegue potente de doctrina sucede a continuación, cuando repasa el Catecismo de la Iglesia Católica en busca de referencias. De este capítulo, es el apartado que más me gustó, por los textos, relaciones y referencias ofrecidas. Sin duda, un compendio interesante y actual para consultar con calma y ofrecer a quienes tengan interés. Y ni tienes que abrir el Catecismo, pues el libro recoge citas completas.

El capítulo 5 comienza en la página 99 y es una referencia que no siempre se tiene en cuenta: que la liturgia traslada la doctrina a la celebración y en sus fórmulas podemos investigar en qué cree la Iglesia. Siguiendo la tónica de la obra, seguimos ceñidos a los datos bíblicos y doctrinales: Cristo redentor, el hombre tentado por el demonio, la victoria sobre su reinado de pecado y muerte, la necesidad de la gracia divina y el esfuerzo humano, la naturaleza angélica del demonio… Una vez más, la biografía del ángel malo no interesa, ni darle importancia en demasía, como tampoco elaborar una demonología expresa y detallada. Al enemigo, poca publicidad, conocer sus ardides, señalar con qué armas combatirle y mostrar que su causa está perdida. 
 
Las fuentes consultadas son las referidas a la liturgia bautismal, con textos históricos y litúrgicos, tanto antiguos como modernos, oraciones del Misal y el testimonio de los santos. Todavía no da entrada al Ritual de exorcismos, cuya referencia se produce en el siguiente capítulo, aunque de modo breve (el espacio de una página). Personalmente, y pensando también en un modo de promoverlo y conocerlo, una síntesis en este apartado sería estupenda, aunque avisase que luego se detendría más en él. El breve apunte sobre la vida de los santos, por ejemplo, iría perfecto también en el capítulo 6, dedicado a la actividad demoníaca.¡Y es que ni siquiera relaciona la liturgia con ellos!

Como en la anterior entrega, los textos compartidos pertenecen a obras citadas en el libro.

jueves, 8 de octubre de 2020

'El demonio ¿realidad o mito?', J. A. Sayés (notas)

Cuando me preguntan acerca de algún libro sobre el demonio suelo recomendar leer este. En 7 capítulos, 180 páginas, sintetiza datos culturales sobre el demonio, datos de la Biblia y la tradición, además de un repaso al magisterio de la Iglesia actual. También hay referencias al tema de la infestación y la posesión demoníaca. Pero el tono de la obra es teológico y se mueve siempre en el marco de la doctrina católica, distinguiendo siempre lo que es de fe y lo que es especulación teológica. Venga, vamos a pegarle un ojito a 'El demonio  ¿realidad o mito?', J. A. Sayés, EDICEP, primera edición, mayo 2008.

Libro teológico, que buscar conocer qué dice la revelación cristiana sobre el demonio. La síntesis es que se trata del enemigo del Reino de Dios y amenaza nuestra salvación. Es una figura accesoria, no central, aunque sí importante, tal como recuerda san Pablo al hablar de su lucha sobrenatural contra poderes subrehumanos. Pero la Iglesia poco habla del demonio, quedando por el camino los temas de la gracia, redención e infierno. Ya que existe una jerarquía y unión entre todos los dogmas, toca buscar qué hay sobre el demonio y presentarlo a la sociedad, especialmente a los jóvenes y cuantos sufren males.

J. Jeremias, 'Teología del Nuevo Testamento', 1974

Comenzando por las culturas cercanas a la hebrea, el autor señala parecidos y diferencias, sintetizando el sentir de Mesopotamia, Babilonia, Irán, Grecia... para, a continuación, seguir la pista de los escasos textos del Antiguo Testamento (A.T.) sobre los demonios. Hay que recordar que son textos de tiempos y tradiciones diferentes, aunque puedan arriesgarse algunas conclusiones: que el A.T. no está especialmente interesado en ellos, sino en Dios, que son sus criaturas, se dedican a la tentación, se oponen al ser humano y su felicidad.

Un apartado brevísimo presenta la demonología presente en la literatura intertestamentaria: en Qumrán se creía que Dios había creado dos espíritus poderosos, uno para el mal y otro para el bien, con sus legiones angélicas. En el primer Libro de Henoc ya se da una demonología con jerarquía, nombres y hasta historias de los demonios, como que doscientos ángeles fornicaron con mujeres y estas dieron a luz a gigantes. Estos enseñaron a los hombres la magia y la superstición. También aparece una idea conocida en Qumrán: al final de los tiempos el bien vence. En el apócrifo 'Vida de Adán y Eva' se lee que el demonio se apartó de Dios por no querer adorar al hombre. Esta negativa fue secundada por más demonios.

José Rivera. José María Iraburu. Síntesis de espiritualidad católica, 2003

El primer párrafo del capítulo 2 es una síntesis de lo que expondrá en las páginas siguientes: que al Nuevo Testamento (N.T.) no le interesa ofrecer una demonología determinada, sino la buena noticia de la salvación, una soteriología, y no teórica, sino encarnada en Cristo, el más fuerte, el mensaje y mensajero. Los evangelios dan por hecho que el demonio existe, que es personal, que tiene poder y actúa en el mundo, que es enemigo del Reino de Dios, que se le puede vencer y tiene los días contados. El mismo demonio se enfrenta a Cristo, le tienta a Él y los suyos. Y Jesús no le anda a la zaga, manifestando en las curaciones y exorcismos que Dios se hace presente. Interesante el apartado dedicado a estas dos acciones donde se distinguen textos que hacen referencia a enfermedades, textos donde no está claro si es enfermedad natural o producida por una influencia demoníaca y textos donde Jesús se dirige al demonio personalmente, para exorcizarlo. También es interesante la referencia al final del Padre Nuestro y su estudio lingüístico, con la posibilidad de doble traducción.

Santos Sabugal, 'La oración del Señor', 1985

San Pablo y el Apocalipsis siguen en la misma línea, usando especialmente el nombre de Satanás para designar al demonio. No se paran a definirlo ni indagar en su biografía angélica, sino que lo ven como un poderoso ser espiritual personal, con capacidad para tentar y actuar de modo sensible, enemigo de Cristo y el Reino, vencido por Cristo, con los días contados, temible aún, pero vencible.

Estas ideas perviven en los Padres y cristianos contemporáneos, cuyas ideas se sintetizan en el capítulo 3. Pero el demonio y los ángeles malos son tema de reflexión, escritos y vida cristiana, pues hay que lidiar con ellos, sobre todo si eres asceta o persigues una vida cristiana de virtud heroica. La fuente básica de estudio es la Biblia, pero también los apócrifos y los filósofos del momento. Hay espacio para la especulación y la confrontación: el demonio es un ángel, una poderosa voluntad personal espiritual, creado bueno, pero opuesto ahora a Dios (se dan como motivos de caída o pecado la lujuria, la envidia y el orgullo), su condena es definitiva (adiós a la apokatástasis de  ) y se dedica a tentar a la humanidad para apartarla del creador y su plan de redención. Algunos hablan incluso de los derechos del demonio sobre la humanidad, pero siempre queda Cristo como el que tiene la última palabra, el vindicador ante el Juez, el que paga para arrebatar al demonio sus esclavos, el abogado en pro del bautizado.

Continuará...

Nota: los textos que acompañan la entrada pertenecen a diferentes obras mencionadas en el libro de Sayés.