lunes, 11 de marzo de 2024

Un vistazo a la novena de san Benito do Rabiño

Tengo a mano la segunda edición de la  'NOVENA DE SAN BENITO DE RABIÑO', escrita por el padre Antonio Alonso, benedictino, con licencias eclesiásticas fechadas en 1916. Una vez abro el vetusto y desgastado librito, leo "NOVENA A SAN BENITO SEGUIDA DE UN DEVOTO EJERCICIO Para el 21 de cada mes y el Martes de casa semana 2ª EDICIÓN NOTABLEMENTE AUMENTADA POR EL P. ANTONIO ALONSO (Benedictino)", etc. 

En estas primeras páginas ya puede uno tirar de libros o amigos historiadores, porque el elenco de breves datos da para iniciar investigación: foto de la iglesia en portada, nombre del autor, nombres de las autoridades que  revisaron el escrito y le dieron "el OK" (que por entonces se decía "Nihil obstat" e "Imprimatur potest"), una brevísima introducción diciendo que existió una primera edición más breve que esta y que se agotó, lugar e imprenta (ORENSE Imp. y Pap. "La Región"), además de foto del santo reverenciado. Por completar el índice de fotografías, decir que tenemos las dos mentadas, de la iglesia y el patrón, más una que muestra una partitura, con anotaciones del estribillo y estrofa. También llama la atención que es una novena para el lugar, es decir, no es una genérica dedicada al santo, sino que se pensó para esta devoción y esta población.


Desconozco si se sigue usando o si han preparado estos años una nueva edición. En lo que me he fijado es que ya el año pasado no se veían a la venta los libros de la misma y eso es llamativo, pues el santo tiene tirón y su novena seguro que es requerida por los fieles y curiosos. De hecho, de la venta de pasados lustros, viene que tenga ahora este ejemplar. Un librito del que aún no he encontrado referencia en bibliotecas. 

A por el contenido, con ánimos de realizar un índice y reseña. Tras la portada y las dos hojas donde vemos título, autor, lugar de impresión y censores eclesiásticos, se abre el librito con una presentación intitulada "Al piadoso lector". Allí nos cuenta que la primera edición de esta novena se agotó y que la presente es una versión aumentada: cita los Ejemplos y los Gozos. Un detalle curioso es que habla de las dos festividades, la de marzo y junio, como sucede en la actualidad. Esto me lleva a preguntarme: ¿desde cuándo existen las dos? También habla de honrar al fundador benedictino los martes de cada semana y los 21 de cada mes.


Seguimos. En la página 4 está una foto de la imagen procesional del patrono parroquial y en la 5 comienzan las oraciones, tras la rúbrica (en tinta negra) que señala cómo disponerse físicamente a la oración. Se inicia con la señal de la cruz y un acto de contrición. Al inicio de la página 6, la oración de todos los días antes de la Consideración primera. Esta comienza en la mitad de la página y continúa hasta la mitad de la siguiente, seguida de una Práctica y un Ejemplo, esa parte que se añadió a esta versión, tal como nos adelantaban en la introducción. Para hacernos una idea, la Consideración es una meditación sobre un punto de la espiritualidad cristiana (el primero es el desprecio del mundo, luego viene la pobreza, la castidad, la obediencia,...); la Práctica es una indicación para llevar a la vida propia lo antes considerado; y el Ejemplo es un fragmento de la vida de san Benito, sacado del Libro II de los Diálogos de san Gregorio.


Tras la lectura de los tres puntos reseñados, una rúbrica pide un breve rato de meditación y la petición de lo que se quiere conseguir con la novena. El fiel debe rezar tres Padre Nuestro, Ave María y Gloria, siguiendo con una oración que es la misma todos los días. A esta le sigue una deprecación que se recita a coro y que a día de hoy es toda una atracción para quien esté presente en la novena parroquial, pues son muchos quienes la recitan de memoria.

Se pide un canto, cuya partitura contiene la notación del estribillo y la primera estrofa. Luego, la letra de tal estribillo y tres estrofas. Se cantan todavía hoy en el templo del Rabiño.


En el librito que manejo hay páginas numeradas y otras que no, lo cual nos deja para investigaciones futuras si hay otros iguales o es que a este se le añadieron las hojas de la partitura y la letra del himno.

Las sí numeradas, de la 13 a la 15, transmiten siete estrofas con los Gozos a san Benito, rematados en una oración en latín y su traducción al castellano. ¿A qué nos suena? Pues a la novena del cercano san Juan de Louredo, redactada en fechas anteriores a la que ahora nos ocupa y que también contiene unos Gozos y una oración en latín y castellano, aunque en aquella no ocupa el mismo lugar. Esto marca el final del rezo diario. Concretamente, dicen las rúbricas: "Este orden se ha de tener todos los días en la novena; variando sin embargo en cada uno de ellos, la Consideración y ejemplo, como a continuación se ponen."

Bien, este es el torrente oracional que se propone para cada día y que ocuparía bastantes minutos al orante o la comunidad. Desde hace años, en el Rabiño, rezan la novena y celebran Misa, siguiendo el orden de este libro, pero sin usar todas sus partes. Hasta donde recuerdo, se toma todo lo mentado hasta el canto, dejando lo demás en el olvido. Suele ser un laico quien dirige el rezo, uniéndose audiblemente la comunidad en la deprecación y el canto. Queda para preguntar si toman todas las estrofas y cuándo.

Como buscamos un índice, dejo los títulos de todas las Consideraciones y sus páginas (entre paréntesis) debajo:

- Del desprecio del mundo (6), con el ejemplo de la criba restaurada (7)


- De la pobreza (16), con ejemplo de los pañuelos escondidos (17)


- De la castidad (18), con ejemplo de la zarza (20)


- De la obediencia (22), con el ejemplo del frasco de vidrio (21)


- De la penitencia (25), con el ejemplo de un día de Pascua (27)


- De la oración (29), con ejemplo del agua milagrosa (31)


 - Del celo (33), con ejemplo de los idólatras convertidos (35)


- De la muerte (37), con el ejemplo de la muerte desastrada (39) 


 - De la gloria (41), con ejemplo de san Benito en la gloria (43)


La página 45 abre un nuevo apartado devocional, a mayores de la novena. Se titula "Ejercicio piadoso" y su rúbrica comenta: "Puede practicarse en honor de San Benito, el martes de cada semana y 21 de cada mes. Arrodillándose ante una imagen del Santo si la hubiere, se dirá: Por la señal de la Santa Cruz, etc".

Se distribuye en:

- Acto de contrición (45)

- Oración (46-47)

- Himno y rezos (47)

- Oración final (47 y 48) 


De este ejercicio no he tenido noticia sino al acceder al libro, del cual he sacado las fotos y recortes anteriores.

lunes, 9 de octubre de 2023

Borrador Biblioteca do Seminario Félix Nós AXDR 10

Unha biblioteca no alto…

Félix Álvarez Rodríguez

 

Situado nun alto de Ourense, hai un recuncho que agocha múltiples marabillas. A historia que garda son anos de memoria que quizás se vaia perdendo, pero que, para algúns, constitúe unha preciosa luz. Ese lugar non é moi coñecido e non vas atopar información nin sequera nas fontes oficiais da institución que o custudia. Ó meu ver, unha pena, xa que constituiría un precioso areópago onde culturas, ideas e sentires se unirían con gozo e asombro. O curioso é que non é un lugar segredo, mais si discreto e sen publicidade… Trátase da biblioteca do Seminario Maior de Ourense.

Alí botei uns bonitos anos estudiando, lendo e realizando varias tarefas como voluntario. Esto permitiume trastear entre libros e revistas, títulos que recén chegaban de lonxanas universidades e gastados escritos con idiomas que malamente iba traducindo. Esta biblioteca contén un tesouro de culturas e épocas diversas, autores variopintos e temáticas que non se reducen ás eclesiásticas. Así, o seu fondo histórico de Dereito leva a máis dunha visita de investigadores neste campo; as adquisicións en Filosofía, Psicoloxía e Teoloxía, amén das investigacións bíblicas son espazo recurrente para os estudiantes que non se conforman co manual da aula; as revistas periódicas consúltanas os profesores e hai coleccións que dormen un sono inxusto ó ter sido escritos en linguas que algún di que están xa mortas.

Os tesouros literarios son varios e algún saltou á prensa hai anos, cando alí apareceu o último discurso do primeiro periódico galego, ‘El Catón Compostelano’. Discurso do que moitos falaron, pero que ninguén lera… ata que saíu á luz gracias a don Alejandro Delgado. Pero tamén podes ollar as obras completas de san Agustín, impresas por Erasmo de Roterdam, en primeira edición (case únicas no mundo), unhas ‘Décadas’, de Tito Livio, con gravados parcialmente coloreados (o normal era non usar cor), alomenos un Ciprianillo, libro de conxuros e listas de tesouros agochados en Galicia, ou unha curiosa selección de obras masónicas, como ‘Los asesinatos masónicos’, de Leo Taxil e Pablo Verdún… E esto non é máis que un recitar de memoria unhas perliñas de todo o alí gardado.

Ter a posibilidade de visitala con calma é introducirse nunha preciosa viaxe polos gustos, intereses e necesidades dun lugar tan especial como o Seminario. Pero, ollo, que os libros que alí rematan veñen de diversas orixes. Sabías que moitos deles proveñen de donacións e de intercambios con outros centros de estudio e investigación? Alí descansan depósitos tan importantes como o de Duro Peña ou Emilio Castiñeiras. Alí deixei unhas caixas de libros propios, agradecido a tantos outros que eu puidera consultar daqueles estantes. E ata alí podes achegarte para descubrir algún escrito chamativo, como aquela vetusta revista onde se gababan as relacións de aproximación entre católicos e masóns, ou os estudios clásicos de Mircea Elíade, as actuais filosofías que se recoñecen no Personalismo Comunitario, a colección de clásicos da literatura latina, grega e española, a rica sección dedicada a Galicia, o vello libro (de 1914) onde se acudía a san Malaquías para dicir que o XX era o último século que quedaba por vivir, o manual masónico de André Cassard (un clásico que, dependendo la edición, podes ver á venta por máis de 1000 euros), amén do fotocopiado manual do “tresillo” (un xogo de cartas) que pertenceu a don Carlos G. Babarro.

miércoles, 23 de agosto de 2023

Martirio de san Xoán IX

 - Día anterior da novena-

En el Nombre del Padre...

--Oración inicial para todos los días--

Gloriosísimo san Juan bautista, precursor de mi Señor Jesucristo, lucero hermoso del mejor Sol, trompeta del Cielo, voz del Verbo eterno, pues sois el mayor de los santos y alférez del Rey de la Gloria, más hijo de la gracia que de la naturaleza, y por todas razones príncipe poderosísimo en el Cielo, alcanzadme el favor que os pido en esta novena si fuere conveniente para mi salvación y, si no, una perfecta resignación, con una abundante gracia que, haciéndome amigo de Dios, me asegure las felicidades eternas de la Gloria. Amén.

--Oración propia del día--

Purísimo y pacientísimo Juan, dulce patrón y abogado mío, mártir glorioso que, perseverando invencible en persuadir lo bueno y reprender lo malo, fuisteis puesto en prisiones. Y dando vuestra inocente garganta al cuchillo, llevaron vuestra cabeza a aquel convite, o teatro de impureza, en donde, cerrados los ojos, más por no ver lo impuro que porque estabais muerto, reprendisteis nuevamente el vicio. Y pues sois, santo mío, el mayor general de Cristo que, con vuestra inocente sangre, delineasteis el campo de su pasión y el del valeroso ejército de sus mártires, por estas singulares excelencias os suplico me consigáis la virtud de la pureza y la castidad, con el don de la perseverancia y que, por este medio, logre acompañaros eternamente en la Gloria. Y concededme también el favor que os pido en esta novena, si me conviene. Amén.

Hacemos nuestras peticiones.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

--Oración final--

Santísimo y humildísimo señor san Juan bautista, que siendo tanta vuestra santidad ocupáis un lugar muy distinguido en la Gloria, y siendo tan grande que, como dice san Agustín: quien es mayor que vos no es hombre solo, sino Dios también, con todo eso dijisteis que no os convenía otra cosa que apocaros y disminuiros, y que siendo reputado por Mesías y Salvador del mundo negasteis, por vuestra humildad, aún el ser profeta, siendo más que profeta. Haced, santo mío, que yo conozca mi bajeza y que me humille con este conocimiento hasta considerarme el más indigno y peor de los hombres, sin dar entrada en mi corazón al más leve pensamiento de soberbia. Y haced, glorioso santo, que sobre este precioso cimiento de la virtud fabrique yo, con el ejercicio de las demás, un perfecto edificio de santidad, arrancando de mi corazón todos los vicios y poniendo en orden y sujección todas mis pasiones. Poderoso sois, santo mío, y aunque yo, indigno de que oigáis mis súplicas, poned los ojos en los méritos de vuestro primo Jesús y de vuestra tía María Santísima. Y, pues esta mi principal súplica es agradable a sus ojos y a los vuestros, alcanzádmela, glorioso santo, para que con ella logre yo una perfecta y santa vida, y una feliz y dichosa muerte. Y concededme también el favor que os pido en esta novena, si hubiese de ser para mayor servicio de Dios y honra vuestra. Amén.

 

Texto complementario

P. 10 y 11 de Adolfo Roitman, Juan Bautista, Jesús, Pablo y la Comunidad de Qumrán. Cuadernos Judaicos-ISSN:0718-8749 Nº 30 Diciembre 2013


9 Parecidos y diferencias entre el bautista y la comunidad de Qumrán

¿Significa esto que Juan podría haber sido miembro de la comunidad? Algunos investigadores afirman que es posible que Juan, en algún momento de su historia no conocida, haya tenido una vinculación, e incluso, que podría haber sido candidato a miembro de la comunidad. Hay varios elementos indicativos, como, por ejemplo, el área de predicación del Bautista. Sobre esto, nada nos cuentan Juan o Marcos, pero sí Lucas, quien dice que Juan venía de descendencia sacerdotal: en el primer capítulo de Lucas, el Arcángel Gabriel anuncia al sacerdote Zacarías, cuando estaba sirviendo en el Templo, que habría de ser el padre de Juan Bautista. Y Lucas nos dice que Juan crece en el desierto. No entendemos por qué se fue al desierto, pero es interesante que Juan, de origen sacerdotal, no vive y no sirve en el Templo como su padre. La tradición cristiana, por lo menos la de origen bizantino, coloca los orígenes de Juan en la aldea de Ain Karem, al sur de Jerusalén, pero elabora y desarrolla su identidad religiosa en el desierto, y Qumrán también está en el desierto. La tradición ubica su acción no muy lejos de allí, tanto la tradición que conocemos de la época bizantina, según la cual el lugar de bautismo de Juan es Qasr Al Yahud, a pocos kilómetros de Qumrán, u otra tradición cristiana que sitúa el lugar en Wadi Kharrar, en el lado oriental del Jordán, y también cercano a Qumrán. En resumen, el área de acción de Juan no está lejos del lugar de los Rollos del Mar Muerto y de la comunidad de Qumrán, y su mensaje presenta claramente un carácter mesiánico y escatológico, el que también es un elemento central en la teología de los Rollos, pues la comunidad de Qumrán es fundamentalmente mesiánica y escatológica. Aun cuando el bautismo es un vínculo central de relación y hay otros elementos fundamentales de la teología de Juan que pueden provenir de Qumrán, no se puede identificar a Juan Bautista con la comunidad del Mar Muerto; por el contrario, el Juan Bautista histórico que conocemos a través de los Evangelios se oponía radicalmente a la teología de Qumrán. La teoría de la salvación de Qumrán, por ejemplo, refleja una comunidad exclusiva, cerrada, en la que solamente los elegidos por Dios, y por la presencia de Dios, podían formar parte de ella. Dios ha definido aún antes de la creación quienes habrían de formar parte de este movimiento. La comunidad de Qumrán creía firmemente en la predeterminación, un concepto extraño para la tradición bíblica pero que era parte central de la teoría qumranita. Es un concepto totalmente opuesto al que aparece en la teología de Juan Bautista, cuyo mensaje de salvación estaba abierto a todos los israelitas y no tenía nada de exclusivo. Otra diferencia fundamental es que Juan Bautista no creó ninguna comunidad. La del Mar Muerto era una comunidad estructurada, jerárquica, muy exclusiva, cuyo proceso de admisión llevaba entre dos y tres años, y solo los elegidos por Dios podían pertenecer a ella. Juan, como se dijo, no creó una comunidad; su movimiento era carismático, donde él era el maestro reverenciado.

Martirio de san Xoán VIII

 - Día anterior da novena-

 

En el Nombre del Padre...

--Oración inicial para todos los días--

Gloriosísimo san Juan bautista, precursor de mi Señor Jesucristo, lucero hermoso del mejor Sol, trompeta del Cielo, voz del Verbo eterno, pues sois el mayor de los santos y alférez del Rey de la Gloria, más hijo de la gracia que de la naturaleza, y por todas razones príncipe poderosísimo en el Cielo, alcanzadme el favor que os pido en esta novena si fuere conveniente para mi salvación y, si no, una perfecta resignación, con una abundante gracia que, haciéndome amigo de Dios, me asegure las felicidades eternas de la Gloria. Amén.

--Oración propia del día--

Justísimo Juan, protector y abogado mío que, despreciando todos los respetos humanos y atendiendo solo a la honra y gloria de Dios, reprendisteis a todos sus errores y vicios, sin que fuese bastante a detener tu celo la corona que ceñía Herodes, para que no reprendieseis severamente la fealdad de sus impuros delitos, por cuya razón sois apellidado dignamente corrección de los judíos. Suplícoos, amantísimo y dulcísimo santo mío, me envieis una centella de ese abrasado espíritu para que, encendido mi corazón con ese fuego sagrado, logre yo ser un celosísimo siervo del Señor, de su honra y gloria, sin la rémora de los intereses mundanos. Y también me concedáis el favor que os pido en esta novena, si me conviene para mi salvación. Amén.

Hacemos nuestras peticiones.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

--Oración final--

Santísimo y humildísimo señor san Juan bautista, que siendo tanta vuestra santidad ocupáis un lugar muy distinguido en la Gloria, y siendo tan grande que, como dice san Agustín: quien es mayor que vos no es hombre solo, sino Dios también, con todo eso dijisteis que no os convenía otra cosa que apocaros y disminuiros, y que siendo reputado por Mesías y Salvador del mundo negasteis, por vuestra humildad, aún el ser profeta, siendo más que profeta. Haced, santo mío, que yo conozca mi bajeza y que me humille con este conocimiento hasta considerarme el más indigno y peor de los hombres, sin dar entrada en mi corazón al más leve pensamiento de soberbia. Y haced, glorioso santo, que sobre este precioso cimiento de la virtud fabrique yo, con el ejercicio de las demás, un perfecto edificio de santidad, arrancando de mi corazón todos los vicios y poniendo en orden y sujección todas mis pasiones. Poderoso sois, santo mío, y aunque yo, indigno de que oigáis mis súplicas, poned los ojos en los méritos de vuestro primo Jesús y de vuestra tía María Santísima. Y, pues esta mi principal súplica es agradable a sus ojos y a los vuestros, alcanzádmela, glorioso santo, para que con ella logre yo una perfecta y santa vida, y una feliz y dichosa muerte. Y concededme también el favor que os pido en esta novena, si hubiese de ser para mayor servicio de Dios y honra vuestra. Amén.

 

Texto complementario

P. 9 de Adolfo Roitman, Juan Bautista, Jesús, Pablo y la Comunidad de Qumrán. Cuadernos Judaicos-ISSN:0718-8749 Nº 30 Diciembre 2013

Mateo, cuando habla de Juan Bautista, dice que Juan llama a la población antes de la venida del Reino porque el Reino ya ha comenzado, y antes de que llegue el fin de la historia, el Juicio Final. El único recurso para salvarse es convertirse y volver al camino correcto de Dios. Pero luego agrega otra cosa: “confesaban sus pecados y Juan los bautizaba en las aguas del Jordán” (3, 5); es decir, se establecía una relación entre la acción de culto ritual del bautismo, que es una acción física, con un proceso espiritual de conversión del espíritu. La tradición neotestamentaria le atribuye a Juan que él veía una relación entre la acción ritual y el acto espiritual de la conversión. Esto mismo aparece en otra versión, completamente independiente, de un judío del siglo I de nuestra era, el historiador Flavio Josefo, que no era contemporáneo de Juan, ya que había nacido en la segunda mitad del siglo I. Aparentemente, Flavio Josefo conocía una versión muy fidedigna acerca de Juan, porque su nombre había tenido tanto realce que aún era conocido en su época. Hablando de Herodes Antipas, hijo de Herodes el Grande, el del asesinato de los Inocentes, escribió: “Herodes lo hizo matar a pesar de ser un hombre que predicaba la práctica de la virtud, incitando a vivir con justicia mutua, con piedad hacia Dios, y así poder recibir el bautismo" (Antigüedades Judías XVIII). Era con esta condición que Dios consideraba agradable el bautismo. Se servían de él no para hacerse perdonar sus faltas, sino para purificar el cuerpo, con tal que previamente el alma hubiera sido purificada, es decir, Flavio Josefo explicaba que Juan creía que la condición previa a la purificación del cuerpo era la purificación del espíritu, que el ritual de la purificación del cuerpo no iba a entrar en vigencia si antes no se había producido una purificación del espíritu, lo que complementaba lo dicho por Mateo. Este punto es clave en la teología de Juan. El bautismo como una metáfora de la conversión del espíritu y de la salvación inminente; la purificación del cuerpo es la expresión visual externa de lo que ha sucedido dentro del alma del creyente.

Martirio de san Xoán VII

 - Día anterior da novena-

En el Nombre del Padre...

--Oración inicial para todos los días--

Gloriosísimo san Juan bautista, precursor de mi Señor Jesucristo, lucero hermoso del mejor Sol, trompeta del Cielo, voz del Verbo eterno, pues sois el mayor de los santos y alférez del Rey de la Gloria, más hijo de la gracia que de la naturaleza, y por todas razones príncipe poderosísimo en el Cielo, alcanzadme el favor que os pido en esta novena si fuere conveniente para mi salvación y, si no, una perfecta resignación, con una abundante gracia que, haciéndome amigo de Dios, me asegure las felicidades eternas de la Gloria. Amén.

--Oración propia del día--

Gloriosísimo Juan, bautista sagrado que, lavando a todos en el Jordán, merecisteis que el mismo Jesucristo se dejara lavar de vos y que, volviéndoos la vez este Señor, os bautizase no solo con agua, como vos lo hacíais, sino con agua y Espíritu Santo, instituyendo allí el santo bautismo, que es la puerta por donde todos entramos a la Gracia. Y también predicasteis la penitencia, que borra las culpas cometidas después del bautismo, más con vuestro perpetuo ayuno y mortificación que con las voces, por cuyos motivos os apellida el Crisólogo vocación de las gentes y perdón de los pecados. Suplícoos, santo mío, que por estas excelencias grandes me alcancéis la virtud de la mortificación y la templanza con que enfrene mis apetitos y pasiones, y logre el perdón de todas mis culpas y la felicidad eterna de la Gloria, como también el favor que os pido en esta novena, si me conviene. Amén.

Hacemos nuestras peticiones.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

--Oración final--

Santísimo y humildísimo señor san Juan bautista, que siendo tanta vuestra santidad ocupáis un lugar muy distinguido en la Gloria, y siendo tan grande que, como dice san Agustín: quien es mayor que vos no es hombre solo, sino Dios también, con todo eso dijisteis que no os convenía otra cosa que apocaros y disminuiros, y que siendo reputado por Mesías y Salvador del mundo negasteis, por vuestra humildad, aún el ser profeta, siendo más que profeta. Haced, santo mío, que yo conozca mi bajeza y que me humille con este conocimiento hasta considerarme el más indigno y peor de los hombres, sin dar entrada en mi corazón al más leve pensamiento de soberbia. Y haced, glorioso santo, que sobre este precioso cimiento de la virtud fabrique yo, con el ejercicio de las demás, un perfecto edificio de santidad, arrancando de mi corazón todos los vicios y poniendo en orden y sujección todas mis pasiones. Poderoso sois, santo mío, y aunque yo, indigno de que oigáis mis súplicas, poned los ojos en los méritos de vuestro primo Jesús y de vuestra tía María Santísima. Y, pues esta mi principal súplica es agradable a sus ojos y a los vuestros, alcanzádmela, glorioso santo, para que con ella logre yo una perfecta y santa vida, y una feliz y dichosa muerte. Y concededme también el favor que os pido en esta novena, si hubiese de ser para mayor servicio de Dios y honra vuestra. Amén.

 

Texto complementario

Joseph A. Fitzmyer, EL EVANGELIO SEGÚN LUCAS II. TRADUCCIÓN Y COMENTARIOS Capítulos 1-8,21. Ediciones Cristiandad, 1987

7 Juan, más que un profeta

Algo más que un profeta: la frase deja suficientemente claro que la misión de Juan, incluso en el Evangelio según Lucas, no se limita al ministerio profético; Juan no es meramente una figura del «tiempo de Israel». Según la interpretación de H. Conzelmann, Juan «queda transformado en el profeta más importante». Sin embargo, esta designación de Juan no es exclusiva del Evangelio según Lucas. Los que salieron a ver a Juan en el desierto no quedaron seguramente defraudados; Juan estaba en la línea de los grandes profetas del Antiguo Testamento y su predicación era eminentemente profética. Pero el Bautista era, al mismo tiempo, «algo más». De los nacidos de mujer ninguno es más grande que Juan: Ésta es la segunda razón por la que Juan es «algo más que un profeta». En su condición humana, Juan es el más grande. Se afirma esa superioridad, pero no se explica en qué consiste. Nacido de una madre judía (cf. Lc 1,57), Juan pertenece al antiguo Israel, en el que no hay quien le iguale. La expresión «nacido de mujer» es una frase veterotestamentaria con la que se indica la pertenencia a la raza humana. Esa misma expresión se aplica al propio Jesús en Gal 4,4.

Martirio de san Xoán VI

- Día anterior-

 

En el Nombre del Padre...

--Oración inicial para todos los días--

Gloriosísimo san Juan bautista, precursor de mi Señor Jesucristo, lucero hermoso del mejor Sol, trompeta del Cielo, voz del Verbo eterno, pues sois el mayor de los santos y alférez del Rey de la Gloria, más hijo de la gracia que de la naturaleza, y por todas razones príncipe poderosísimo en el Cielo, alcanzadme el favor que os pido en esta novena si fuere conveniente para mi salvación y, si no, una perfecta resignación, con una abundante gracia que, haciéndome amigo de Dios, me asegure las felicidades eternas de la Gloria. Amén.

--Oración propia del día--

Dulcísimo y elocuentísimo Juan, amado protector mío, que siendo voz que clama en el desierto disteis bien a conocer vuestra fortaleza invencible, predicando a los peñascos y a las selvas las verdades que no querían oír los hombres, porque ofende la luz a quien está hecho a vivir entre tinieblas. Y hacíais con vuestros clamores que lo insensible, con sus ecos, diese testimonio de su ceguedad y de vuestra constancia, por cuya razón os apellida el Crisólogo: voz de los apóstoles y silencio de los profetas. Suplícoos, santo mío, que por estas grandes excelencias me alcancéis la virtud de la fortaleza, para que echando de mí todos los vanos temores y flojedades, logre el triunfo de mis enemigos, que me asegure el galardón de la Gloria y me concedáis el favor que os pido en esta novena, si me conviene. Amén.

Hacemos nuestras peticiones.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

--Oración final--

Santísimo y humildísimo señor san Juan bautista, que siendo tanta vuestra santidad ocupáis un lugar muy distinguido en la Gloria, y siendo tan grande que, como dice san Agustín: quien es mayor que vos no es hombre solo, sino Dios también, con todo eso dijisteis que no os convenía otra cosa que apocaros y disminuiros, y que siendo reputado por Mesías y Salvador del mundo negasteis, por vuestra humildad, aún el ser profeta, siendo más que profeta. Haced, santo mío, que yo conozca mi bajeza y que me humille con este conocimiento hasta considerarme el más indigno y peor de los hombres, sin dar entrada en mi corazón al más leve pensamiento de soberbia. Y haced, glorioso santo, que sobre este precioso cimiento de la virtud fabrique yo, con el ejercicio de las demás, un perfecto edificio de santidad, arrancando de mi corazón todos los vicios y poniendo en orden y sujección todas mis pasiones. Poderoso sois, santo mío, y aunque yo, indigno de que oigáis mis súplicas, poned los ojos en los méritos de vuestro primo Jesús y de vuestra tía María Santísima. Y, pues esta mi principal súplica es agradable a sus ojos y a los vuestros, alcanzádmela, glorioso santo, para que con ella logre yo una perfecta y santa vida, y una feliz y dichosa muerte. Y concededme también el favor que os pido en esta novena, si hubiese de ser para mayor servicio de Dios y honra vuestra. Amén.

 

Texto complementario

Joseph A. Fitzmyer, EL EVANGELIO SEGÚN LUCAS II. TRADUCCIÓN Y COMENTARIOS Capítulos 1-8,21. Ediciones Cristiandad, 1987

6 Jesús habla sobre Juan

 
El testimonio de Jesús relaciona a Juan con el plan salvífico de Dios; y esto vale no sólo para los versículos que contienen el testimonio propiamente dicho, sino también para el comentario del evangelista, añadido al término del pasaje (vv. 29-30). La serie de preguntas retóricas indican, ante todo, lo que no era Juan; y, al mismo tiempo, manifiestan —por contraste— su verdadero papel. A continuación vienen tres afirmaciones de Jesús, que especifican el significado de Juan. Él era verdaderamente un «profeta», es decir, un portavoz de la palabra de Dios, como lo testifica su predicación en el desierto, recogida en Lc 3. Pero, al mismo tiempo, era «algo más que un profeta» (v. 26); y eso se explica en una doble instancia: 1) por medio de una cita de Mal 3, 1, que presenta a Juan no sólo como precursor de Jesús, sino también — de modo implícito— como Elías redivivus, y 2) por medio de una afirmación de Jesús sobre su verdadera grandeza: ningún ser humano —ni siquiera las grandes figuras proféticas— es superior a Juan.

Martirio de san Xoán V

 

En el Nombre del Padre...

--Oración inicial para todos los días--

Gloriosísimo san Juan bautista, precursor de mi Señor Jesucristo, lucero hermoso del mejor Sol, trompeta del Cielo, voz del Verbo eterno, pues sois el mayor de los santos y alférez del Rey de la Gloria, más hijo de la gracia que de la naturaleza, y por todas razones príncipe poderosísimo en el Cielo, alcanzadme el favor que os pido en esta novena si fuere conveniente para mi salvación y, si no, una perfecta resignación, con una abundante gracia que, haciéndome amigo de Dios, me asegure las felicidades eternas de la Gloria. Amén.

--Oración propia del día--

Sapientísimo y prudentísimo Juan, que a los muchos discípulos que os seguían en el desierto, arrastrados de vuestra sabiduría y santidad, les mostrasteis el Cordero divino, nuestro redentor, a quien debían seguir como testigo que, por excelencia sois del mismo Dios, sin usar de otra persuasión que la de mostrarles el bien para que, así, movidos del afecto y no de la persuasión, hiciesen más meritoria y propia la obra de seguir a su salvador. Y para que no atribuyendo a gracia que hacían a Cristo, sí a beneficio grande que recibían en seguirle, fuese más perseverante. Haced, santo mío, que esta excelentísima virtud de la prudencia que, como arcano que sois del eterno Padre, nos enseñasteis con tan primoroso modo, se imprima en nosotros para que por nuestra imprudencia no se malogre el fruto que podemos hacer en nuestros prójimos y el que podemos adelantar en nuestras almas para conseguir la gloria. Y también os suplico me concedáis lo que os pido en esta novena, si ha de ser para servicio de Dios y obsequio vuestro. Amén.

 

Hacemos nuestras peticiones.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

--Oración final--

Santísimo y humildísimo señor san Juan bautista, que siendo tanta vuestra santidad ocupáis un lugar muy distinguido en la Gloria, y siendo tan grande que, como dice san Agustín: quien es mayor que vos no es hombre solo, sino Dios también, con todo eso dijisteis que no os convenía otra cosa que apocaros y disminuiros, y que siendo reputado por Mesías y Salvador del mundo negasteis, por vuestra humildad, aún el ser profeta, siendo más que profeta. Haced, santo mío, que yo conozca mi bajeza y que me humille con este conocimiento hasta considerarme el más indigno y peor de los hombres, sin dar entrada en mi corazón al más leve pensamiento de soberbia. Y haced, glorioso santo, que sobre este precioso cimiento de la virtud fabrique yo, con el ejercicio de las demás, un perfecto edificio de santidad, arrancando de mi corazón todos los vicios y poniendo en orden y sujección todas mis pasiones. Poderoso sois, santo mío, y aunque yo, indigno de que oigáis mis súplicas, poned los ojos en los méritos de vuestro primo Jesús y de vuestra tía María Santísima. Y, pues esta mi principal súplica es agradable a sus ojos y a los vuestros, alcanzádmela, glorioso santo, para que con ella logre yo una perfecta y santa vida, y una feliz y dichosa muerte. Y concededme también el favor que os pido en esta novena, si hubiese de ser para mayor servicio de Dios y honra vuestra. Amén.

 

Texto complementario

Joseph A. Fitzmyer, EL EVANGELIO SEGÚN LUCAS II. TRADUCCIÓN Y COMENTARIOS Capítulos 1-8,21. Ediciones Cristiandad, 1987

5 Prendimiento de Juan en Lucas

El Evangelio según Lucas es el único que introduce en este momento la noticia de la prisión de Juan, incluso antes del bautismo de Jesús. En el episodio siguiente, donde se especifican las circunstancias de ese bautismo, ni siquiera se hace mención de Juan. Por tanto, el encarcelamiento del Bautista no sólo pone fin a su ministerio, sino que tiene la función de hacerle desaparecer de la escena antes de la manifestación de Jesús. Esta separación entre ambos protagonistas quedará reflejada más adelante, tanto en la narración evangélica de Lucas (Lc 16, 16) como en el libro de los Hechos (Hch 13, 25). Pero Lucas no menciona aquí la muerte de Juan, porque en el curso del relato evangélico va a introducir una tradición bien conocida sobre el Bautista (cf. Lc 7, 18-30). La noticia del encarcelamiento de Juan está inspirada en el relato de Marcos (Mc 1, 14), que cuenta la prisión del Bautista antes de que Jesús empiece su ministerio propiamente dicho; también se puede pensar como fuente de inspiración de Lucas el relato de Mc 6, 17-18, que explica las razones por las que Juan fue a parar a la cárcel. Estos versículos afirman la independencia de la actividad de Juan con respecto al ministerio de Jesús; pero, al mismo tiempo, explican en qué sentido la predicación del Bautista, que se acaba aquí, ha sido la inauguración del «tiempo de Jesús».