viernes, 24 de enero de 2020

Vistazo general a 'La virgen descalza', dirigida por Lone Fleming, 2019

Una propuesta actual ha salido al mercado: la ópera prima 'La Virgen Descalza', escrita y dirigida por Lone Faerch. Se trata de un cortometraje de 17 minutos, en español, subtitulado en inglés, recién salido a la venta en formato DVD, con la posibilidad de adquirirlo firmado por la directora y con un póster. Entre sus actores encontraremos a Laura de la Vega, Sandra Alberti y Antonio Mayáns. Alguno os suena, ¿verdad? Yo no conocía, o no la recordaba, mas me ha encantado Luisa Torregrosa. Por favor, ¡qué pose, qué porte! Su elegancia, esa actuación contenida, pero tan natural, me ha encantando. Lo hace genial, tanto cuando aparece encantadora, mostrándose atenta, pero firme, ante el barón con el que desposará a su sobrina, como durante la boda, cuando dirige una significativa sonrisa a alguien de la otra fila (¿el padre del barón?), borrándola lentamente al percibir hostilidad por la otra parte.

Lone, en una entrevista a la revista digital Coolart, dijo: Es una historia que he tardado tres años en escribir. Sabía cómo quería todo, decía “cámara aquí “, quería todo muy organizado. Lucas Hidalgo es uno de los productores y me preguntó si quería grabar en Úbeda y dije venga, adelante y entonces empecé a dibujar el storyboard. Estoy también detrás de producción y conseguí que Sandra Alberti, que es muy famosa por Escalofrío, hiciera de actriz. He cogido los planos más difíciles y he ido muchas veces a las localizaciones precisamente para saber dónde están los problemas. Creo que como soy vikinga, lo quiero tener todo perfecto. Aunque siempre hay problemas.

Este primer trabajo como directora nos mete en la vida de la joven Leonor (Laura de la Vega), cuya vida ha sido programada por su tía (Luisa Torregrosa) y se encuentra en la noche anterior a su boda. El enlace con un joven barón (Óscar Cabrera) está próximo y los intereses son monetarios, favorables a la tía. Pero el viento trae a la ventana de la novia una misteriosa carta. La rechaza, la quema y no hace sino abrir la puerta a la presencia tétrica de un hombre que la reconoce como suya. La boda, al día siguiente, se queda en el aire, cuando el sacerdote (Antonio Mayáns) está a punto de proclamarles marido y mujer. El sombrío hombre de la noche se hace presente y parece tomarla como esposa suya con una marca que, personalmente, siento cargada de un velado, pero potente, erotismo: pintarle de negro las uñas de las manos y los pies y su ombligo. Una marca que no desaparece y la convierte, a ojos de su marido, en maldita. A ojos del preocupado sacerdote la solución se halla en una pronta confesión. En silencio, la criada (una secundaria, pero entrañable, Paquita Moya) asiste y apoya a la desgraciada joven, a quien crio.

La sombra (así define Lone al hombre tenebroso en la presentación del corto) no ha venido sola. Una mujer, con bonitas vestiduras blancas, se aparece a la joven y la va convenciendo de que acepte a la sombra como su dueño y señor. Esta pareja parece querer encarnarse en la época de Leonor y continuar su historia de amor. Una historia que no conocemos, pero nos hacen sospechar que quedó truncada cuando ambos vivían. A día de hoy, bueno de la época de Leonor, se manifiestan en contadas ocasiones, apareciendo cual espíritus. Pero son capaces de interactuar con el mundo físico: el tenebroso amante es capaz de paralizar un grupo de personas, lanzar rayos por sus dedos y hasta asesinar. La esplendorosa amante puede acariciar y dormir a alguien con un sencillo toque o imposición de manos. Un detalle que me he guardado hasta ahora, y que podréis haber sospechado por la voz, es que ambos son preciosamente interpretados por ¡Sandra Alberti! Magnífico trabajo de caracterización.

Particularmente, tales personajes me han producido una desazón mayor tras la película que durante la misma. Porque me di cuenta que ambos usan a la joven para sus intereses. No estamos ante la típica historia de amor que sobrevive al tiempo y el espacio, sino ante una posesión premeditada por parte de una pareja que, sin tener en cuenta el daño que hacen, se aprovechan de otros para dominarles y seguir disfrutando de la presencia física mutua. La sombra lo hace desde el poder, la fuerza, la dominación, mientras que la novia de blanco lo hace desde la serenidad, la seducción, las palabras bonitas vertidas en el oído de una bella joven atemorizada.


Por cierto, preciosas las localizaciones y el vestuario a cargo de Rosa de Madrid. En la versión digital de El Correo, Lone desveló: Nos dejaron un salón inmenso en el hotel Palacio Las Manillas, en Sabiote, Úbeda, que tuvimos que vaciar. Sandra Alberti, que participa también como actriz, montó el dormitorio de la secuencia y luego yo tuve que ver dónde podía colocar la cámara para que no se viera ningún elemento contemporáneo
 
 
 
La lista conocida de las localizaciones, todas en Jaén, es:
- Plazuela de los Oficios - Úbeda
- Hotel - Palacio "Las Manillas" - Sabiote
- Santuario "Virgen de Guadalupe" - Santa Eulalia
- Cementerio "San José" - Linares

La sentida banda sonora corre de la batuta de Antonio J. Asiáin.  El equipo técnico al completo lo comparte mundo007.com. 
 
Lone Fleming, la directora, ha liberado su corto en Youtube.



miércoles, 22 de enero de 2020

El sacerdote en 'La Virgen descalza' (2019)

Qué bonito papel de sacerdote hace Antonio Mayáns en el corto 'La Virgen Descalza' (2019). Se trata de la primera obra dirigida por nuestra querida Lone Fleming, a quien tuve la suerte de conocer en el FKM de A Coruña y sentarme a su lado para ver, en pantalla grande, una copia en 35 mm de 'La Noche del Terror Ciego' (dirigida por el coruñés Amando de Ossorio, 1971). 
 
Su primera aparición, en silencio, es para bendecir desde un púlpito. Está asistiendo a un matrimonio concertado entre la joven Leonor y un rico barón.Cuando está a punto de finalizar la fórmula que declara públicamente que ambos son esposos, una aparición tenebrosa paraliza la escena y se dirige a Leonor. Uno de los mudos testigos, aunque ausente en su consciencia, es el sacerdote. Él, como el resto de la concurrencia, solo parece ver cómo Leonor se desploma. Para la joven queda una tétrica experiencia en que un ser oscuro la toma en posesión, pintándole de negro las uñas de manos y pies, rematando por su ombligo. Además del acto de posesión, ¿no le notáis un poderoso y contenido registro erótico? 
 
El sacerdote va a visitarla y le encarga encarecidamente que vaya a confesarse con él a la mañana siguiente. Le preocupa que el origen de su mal sea el pecado. Lo cual es curioso, porque antes del matrimonio debería haberse confesado ya. Quizás piense en un pecado grave ocultado por miedo. La hora de la mañana es significativa, pues antes solo se celebraba Misa por la mañana. Y el momento del amanecer viene acompañado de mucho simbolismo positivo: el fin de la oscuridad, el clarear de las nuevas oportunidades, la victoria de la luz. Un hecho cotidiano que se reforzaba con la orientación del altar mayor cara el naciente, de modo que sacerdote y pueblo miraban cara el sol que salía. Confesarse por la mañana reforzaba la limpieza sacramental, el salir a una nueva vida, lejos de las tinieblas que habían marcado a Leonor en manos, pies y ombligo (¿símbolos de la libertad de movimiento, de la actividad humana y del vientre que puede dar una nueva vida?). 
 
El religioso demuestra su solicitud por la joven novia (aunque no hubiese terminado de pronunciar las palabras en el sacramento ya la podemos considerar esposa: en el sacramento del matrimonio son los presidentes y oficiantes los propios esposos, el sacerdote es testigo formal y transmisor de la bendición divina) recordándole la necesidad de la confesión. Pero no la molesta más ni le da una charla espiritual. En silencio, a continuación, la encomienda de un modo muy tierno: acudiendo a la sepultura de su madre para que la proteja desde el más allá. Sus sentidas palabras descubren un cariñoso sentimiento del cura hacia la difunta (¿Un amor de juventud, un amor platónico?). 
 
No sale más en el corto, su figura queda en el misterio, recluido quizás en la preciosa iglesia del matrimonio interrumpido por la fuerza de un amante que parece haber sobrevivido a la muerte y el tiempo.  
 
Lone, la directora, hace un comentario a este escrito
Leonor, marcada en manos y pies, visiblemente para todos, con el anillo oscuro que rodea su ombligo, no llegará a la confesión, sino que su destino fatal la lleva a los brazos de una bella mujer de blanco, que no busca más que su vida y su cuerpo.

martes, 21 de enero de 2020

Poli bueno y poli malo en ‘La virgen descalza’ (2019)

El primer corto dirigido por Lone Fleming (2019), 'La virgen descalza' nos acerca a la oscura experiencia de una joven a punto de casarse. Sin buscarlo ni imaginarlo, entra en el juego de dos espíritus humanos, antaño amantes, que buscan someterla para poder encarnar de nuevo su amor. No sabemos mucho sobre ellos ni su historia, solo nos dan a entender que la muerte les separó irremediablemente, quedando en el aire la impresión de que ya antes había sufrido lejanía o la imposibilidad de vivir plenamente su pasión. El caso es que pueden aparecerse en nuestro mundo y tomar apariencia física, afectando a cosas y personas. Su objetivo es que ella, la novia espíritu, tome posesión de la novia virgen Leonor. 
 
Su táctica de acercamiento y sometimiento es la de poli bueno, poli malo. El hombre reviste una forma siniestra, con ropajes y maquillaje oscuros. La mujer se contrapone con su bello vestido blanco de novia. Él lleva un sombrero, ocultándose y dando más volumen a su personaje, ella se muestra sin artificios ni adornos vistosos. Él despliega sus poderes, demostrando fuerza, imponiéndose a cualquiera mediante la capacidad de inmovilizar, lanzar rayos eléctricos por sus dedos e incluso estimulando los nervios a distancia. Ella acaricia con sus palabras bonitas, en voz baja, sin despliegues grandiosos, ocultando más que demostrando de qué es capaz. 
 
Aunque amantes que han sobrevivido espiritualmente a la muerte, nunca actúan juntos, aunque sí son capaces de manifestarse uno después del otro. Incluso se manifiestan en los mismos lugares, con excepción de una escena, la primera, con la carta y el hogar. Los dos lugares donde se aparecen son: la iglesia (él durante la celebración del matrimonio, ella en la soledad de la escena final) y la alcoba de Leonor (uno a continuación del otro). Pero su juego es el de poli bueno, poli malo, con el fin de derrumbar y poseer a Leonor. Él la inmoviliza y la marca con la pintura negra en las uñas de manos, pies y rodeando el ombligo. Esta marca, visible para Leonor y su marido, es marca de maldición. También es capaz de excitarla sexualmente a distancia. La novia espíritu es lisonjera, agradable, incluso deseable carnalmente, tierna y delicada, capaz de arrojar a Leonor a un desolador futuro con bellas palabras susurradas.
 
 
Él despliega sus artes poderosas, afirmando que le pertenece; ella la abraza, no la violenta, sino que la atrae y le da calor en la hora de la agonía. Leonor, una joven que vive penando sin su madre, que sufre las consecuencias de un matrimonio apañado a su espalda, que no logra quitarse la sombra de la maldición, que asiste al asesinato de su marido la noche de bodas, no tiene ni tiempo ni voluntad para deshacerse de un destino al que la empujan dos amantes difuntos. 
 
Este acoso y derribo por parte de los espíritus no da una visión renovada de las historias que ya conocemos de amantes separados por la muerte. Lone nos hace gustar el oscuro abismo que le espera a quienes tengan la desdicha de ser marcados por ese oscuro novio, capaz de seguir buscando a su amada incluso en estado espiritual. Uno no puede por menos que simpatizar con ellos en algunos momentos, pero caemos aterrorizados ante la impunidad con la que encauzan a la pobre Leonor a su perdición, a su posesión.

jueves, 16 de enero de 2020

Posesión de difuntos en 'La endemoniada' y 'La virgen descalza'

Diversos eventos, sencillos, pero significativos, me han traído a una consulta rápida de las obras del padre Fortea. Es un exorcista español, con tarea pastoral parroquial, que se atreve con cuestiones fronterizas o no muy de moda a nivel popular, relacionadas con la demonología: su relación con el Derecho, tanto canónico como civil, la doctrina de otras confesiones cristianas, el exorcismo en otras culturas y, la que me interesa, el tema de las posesiones por parte de un difunto. 


Esto se debe a las aportaciones de diversos fans que, estas semanas, han recordado la película 'La endemoniada' (dirigida por Amando de Ossorio, 1975), al cumpleaños de la protagonista femenina, Marian Salgado y a la aparición del corto dirigido por Lone Fleming, 'La virgen descalza' (2019). La posesión por parte de una alma de un difunto es un vínculo entre las dos películas mentadas. Ahora, me pregunto yo, ¿hay datos de tales posesiones? Y la práctica exorcística dentro de la Iglesia Católica nos viene a responder afirmativamente. El padre José Antonio Fortea es el único al que he podido consultar. Su obra principal es 'Tratado de las almas perdidas' (versión digital de 2015) y resulta ser un complemento contemporáneo a su tesis doctoral 'La tiniebla en el exorcismo' (versión digital de 2015). 


Acudo a las películas y veo que la niña interpretada por Marian sufre una posesión por parte del malvado espíritu de la gitana Madre Gautère. La niña cae en su poder desde que acepta el curioso regalo de una joven gitana: un ídolo que le dará cosas, a cambio de cuidarlo en secreto. La posesión lleva a una transformación, incluso física, de la pequeña, y solo se resuelve a base de imprecaciones por parte de un sacerdote católico. En el caso del corto de Lone, la joven interpretada por Laura de la Vega sufre las visitas de una mujer madura, engalanada de blanco, que la irá seduciendo para que consienta ser una sola alma con ella y, así, poderse entregar a su amante fallecido. Hay que decir que la mujer también ha muerto y se le aparece. Una vez que, agonizante, la joven viva se deja hacer en brazos de la muerta, aquella sufre una metamorfosis física. Nosotros solo vemos que sus heridos pies recuperan la salud y tersura de una piel perfecta. Debido a que no hay manifestaciones anteriores ni se ha producido la posesión cuando él entra en escena, el sacerdote de la historia solo le recomienda que le visite y se confiese. 


El padre Fortea solo se atreve a lanzar una hipótesis tras esperar varios años de práctica exorcística, estudio y comentarios con otros sacerdotes: algunas almas han llegado a poseer humanos. Almas perdidas que no han llegado a Dios, pero tampoco han renegado de Él. También podrían tratarse de condenados (viven en estado de Infierno y otro exorcista, el difunto padre Amorth, dijo haberse encontrado con alguno), aunque estos no rezarían ni se arrepentirían, tal como hacen las almas perdidas, ya que su estado es definitivamente de perdición. No se las echa con exorcismos, únicamente válidos contra los demonios, sino con oraciones. Su comportamiento no es iracundo, como en una posesión tipo una vez que el demonio se manifiesta, sino que semeja aquejado de tristeza. Suelen contar que murieron en pecado, pero sin renegar de Dios, que hay otras muchas como ellas y que solo buscan la Luz. Cuando abandonan al poseso lo hacen de una forma suave, generalmente en forma de un hondo suspiro. Si el exorcista lo pide, obedecen prontas y alaban a Dios, pronuncian el nombre de María y rezan sin problema. La propuesta del sacerdote es que son almas relegadas al Purgatorio, que su estado es el de aquellos pecadores que se han quedado apegados a nuestro mundo debido a su indecisión definitiva en el momento de la muerte o que han vivido como pecadores, pero no han llegado a renunciar a Dios por completo. Son "almas perdidas" que se purifican y cuyo destino final se forjará el día del Juicio Final. Agradecen y piden oraciones por ellas. 
- Aparta eso. Lucha solo, cobarde. No te ampares en eso. Atrévete a dar la cara.
- Vade retro, Satanás. Vuelve al infierno del que has salido.
Así, pues, aunque sean un alma condenada (la pérfida Madre Gautère) o un alma que vaga en busca de su (malvado... al menos pinta y hacer lo tiene de malo chungo) amante, quizás gracias a negras artes mágicas, la práctica del exorcismo sobre cualquier de las dos jóvenes solo tendría un cierto efecto, sin llegar a ser la solución. Ambos casos entran en la práctica anterior al nuevo Ritual de Exorcismos, presentado en enero del año 1999, así que nos podemos hacer una idea de que habría muchas imprecaciones al demonio con voz firme, pero pocas manifestaciones y sí mucha confusión. Al final, solo valdrían las denominadas oraciones deprecativas, que se dirigen a Dios en nombre y favor de alguien, las posesas en estos casos. Las imprecativas no tendrían demasiado valor, pues son órdenes al demonio. Esto, como podemos imaginar, haciendo un poco de teología ficción. Y es que, para empezar, ya tenemos que pensar que ambas son almas del Infierno, pecadoras que han renegado de Dios y se han entregado al demonio y la magia negra. Lo que no deberíamos es esperar colaboración por parte de ninguna de las dos, pues buscaban la posesión, el control de un cuerpo humano que satisfaga sus aspiraciones.