martes, 21 de enero de 2020

Poli bueno y poli malo en ‘La virgen descalza’ (2019)

El primer corto dirigido por Lone Fleming (2019), 'La virgen descalza' nos acerca a la oscura experiencia de una joven a punto de casarse. Sin buscarlo ni imaginarlo, entra en el juego de dos espíritus humanos, antaño amantes, que buscan someterla para poder encarnar de nuevo su amor. No sabemos mucho sobre ellos ni su historia, solo nos dan a entender que la muerte les separó irremediablemente, quedando en el aire la impresión de que ya antes había sufrido lejanía o la imposibilidad de vivir plenamente su pasión. El caso es que pueden aparecerse en nuestro mundo y tomar apariencia física, afectando a cosas y personas. Su objetivo es que ella, la novia espíritu, tome posesión de la novia virgen Leonor. 
 
Su táctica de acercamiento y sometimiento es la de poli bueno, poli malo. El hombre reviste una forma siniestra, con ropajes y maquillaje oscuros. La mujer se contrapone con su bello vestido blanco de novia. Él lleva un sombrero, ocultándose y dando más volumen a su personaje, ella se muestra sin artificios ni adornos vistosos. Él despliega sus poderes, demostrando fuerza, imponiéndose a cualquiera mediante la capacidad de inmovilizar, lanzar rayos eléctricos por sus dedos e incluso estimulando los nervios a distancia. Ella acaricia con sus palabras bonitas, en voz baja, sin despliegues grandiosos, ocultando más que demostrando de qué es capaz. 
 
Aunque amantes que han sobrevivido espiritualmente a la muerte, nunca actúan juntos, aunque sí son capaces de manifestarse uno después del otro. Incluso se manifiestan en los mismos lugares, con excepción de una escena, la primera, con la carta y el hogar. Los dos lugares donde se aparecen son: la iglesia (él durante la celebración del matrimonio, ella en la soledad de la escena final) y la alcoba de Leonor (uno a continuación del otro). Pero su juego es el de poli bueno, poli malo, con el fin de derrumbar y poseer a Leonor. Él la inmoviliza y la marca con la pintura negra en las uñas de manos, pies y rodeando el ombligo. Esta marca, visible para Leonor y su marido, es marca de maldición. También es capaz de excitarla sexualmente a distancia. La novia espíritu es lisonjera, agradable, incluso deseable carnalmente, tierna y delicada, capaz de arrojar a Leonor a un desolador futuro con bellas palabras susurradas.
 
 
Él despliega sus artes poderosas, afirmando que le pertenece; ella la abraza, no la violenta, sino que la atrae y le da calor en la hora de la agonía. Leonor, una joven que vive penando sin su madre, que sufre las consecuencias de un matrimonio apañado a su espalda, que no logra quitarse la sombra de la maldición, que asiste al asesinato de su marido la noche de bodas, no tiene ni tiempo ni voluntad para deshacerse de un destino al que la empujan dos amantes difuntos. 
 
Este acoso y derribo por parte de los espíritus no da una visión renovada de las historias que ya conocemos de amantes separados por la muerte. Lone nos hace gustar el oscuro abismo que le espera a quienes tengan la desdicha de ser marcados por ese oscuro novio, capaz de seguir buscando a su amada incluso en estado espiritual. Uno no puede por menos que simpatizar con ellos en algunos momentos, pero caemos aterrorizados ante la impunidad con la que encauzan a la pobre Leonor a su perdición, a su posesión.

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