miércoles, 11 de junio de 2025

Resumen de "Lámpara que ardía y brillaba. La presencia de Juan Bautista en el cuarto evangelio", de Ignacio Rojas.

"Piano, piano", vamos llegando a los últimos artículos sobre el Bautista en la revista Reseña Bíblica, n. 125, 2025. Concretamente, el de Ignacio Rojas Gálvez, titulado "Lámpara que ardía y brillaba. La presencia de Juan Bautista en el cuarto evangelio", comienza en la página 44 y repasa la importante presencia de Juan en el evangelio según san Juan.


Juan, tal cual se le nombra en el cuarto evangelio, sin su denominación sinóptica de Bautista, es un personaje de relevancia, por eso basta su nombre para saber de quién se habla. "Otro interesante dato inicial es que, a diferencia de sinópticos, en el cuarto evangelio la presencia de Juan Bautista es más notoria. De los 879 versículos que integran el cuarto evangelio, 42 de ellos hacen alusión a su persona, a sus palabras o a su actividad. El cálculo nos ofrece un dato significativo. Un 4,7% del texto está dedicado o hace referencia a este personaje y a su misión" (p. 44).

Siguiendo con curiosidades sobre el nombre, solo otro nombre aparece del mismo modo en el prólogo joánico: Moisés. Prólogo donde se comenta el origen divino de su misión: dar testimonio. Una misión que mira al juicio sobre el mundo, donde se decide si creer o no en Jesús. Juan, cómo no, se sienta del lado de los creyentes. Y no está solo, sino que cerca están sus discípulos, algunos de los cuales seguirán a Jesús y otros continuarán la misma labor del maestro bautizador. Porque, aunque no recoja el apelativo de Bautista, sí le presenta bautizando en lugares con abundancia de agua. El evangelista tampoco recoge datos sobre su vestimenta, comida o su muerte, aunque cita el detalle de su cautiverio.

 

Lo que sí expresa es una serie de noes y síes: él no es la luz, es testigo, no es el mesías, sino que lo anuncia y señala, es el amigo del esposo y su presencia debe menguar y desaparecer. Su misión hace referencia a Jesús continuamente. Y, así, se refiere a él como cordero de Dios, esposo, dador del Espíritu, Hijo de Dios... Jesús se referirá a Juan como "lámpara que ardía y brillaba" y testimonio de la verdad, valorando su misión.

¿Y el evangelista? Muestra a Juan con diferentes símbolos, una muestra más de la ascendencia que le reconoce y profesa. Ignacio Rojas elige tres: la voz que grita en el desierto, amigo del esposo y lámpara. "Dos de estas imágenes las dice el Bautista de sí mismo para explicar su misión, mientras que la última de ellas será Jesús quien la diga de él" (p. 51). 

 

viernes, 6 de junio de 2025

Resumen de "Anunciar al que viene: bautismo y predicación de Juan Bautista", de Iranzu Galdeano

Sigo con los resúmenes de artículos sobre san Juan Bautista, figura en la que se han fijado en el número 125 de Reseña Bíblica. Hoy me ocupa el artículo  "Anunciar al que viene: bautismo y predicación de Juan Bautista", de Iranzu Galdeano, que comienza en la página 32 y en cuya introducción nos avisa que su predicación trascendió fronteras y el tiempo de su vida mortal. La autora pretende trazar un vistazo a su obra y mensaje partiendo de los evangelios sinópticos (ya sabéis, Marcos, Mateo y Lucas, que reciben ese nombre porque, si se ponen en columnas paralelas, veremos parecidos llamativos en cuanto a contenido y distribución).

Marcos se considera el primer evangelio escrito, aunque en las biblias católicas suela aparecer en otra posición, ¿verdad? El Bautista aparece en cuatro instantes: al inicio, para dar cuenta de su misión, hacia la mitad, para darnos noticia de su muerte, y, de forma indirecta, relacionándolo con Jesús en dos discusiones: sobre el ayuno y la fuente de su autoridad.

Al inicio, llama la atención cómo predica la conversión ante el inminente juicio divino, pide la conversión del oyente y, como signo visible, bautiza él mismo a los que se acercan (bautismo igual a sumergir en agua). "La llamada a la conversión asimila a Juan a los demás profetas, mientras que el bautismo lo hace único. Este gesto es tan característico de su actividad que acabará siendo reconocido por ello y será llamado el bautista o el bautizados" (p. 34).

La parte dedicada a la predicación del que viene detrás de Juan es muy interesante, porque, acostumbrados a escuchar los textos tantas veces, seguro que acabamos perdiendo de vista los matices. Por ejemplo, ¿a quién anuncia Juan? Porque no da datos concretos que nos permitan decirlo. Y sus expresiones dan a entender que no parece de este mundo, ya que ni es digno de desatarle la sandalia, cosa que los esclavos sí hacen con sus señores. Y, atendiendo a citas del AT, el anuncio hace referencia a Dios mismo. Lo que pasa es que Marcos nos pone el texto de tal modo que pronto identificamos al profeta con Juan y al que viene detrás con Jesús. Predicación que el Bautista lleva a las últimas consecuencias, pues termina muriendo por sus palabras.

Mateo, como Marcos, nos presenta a Juan adulto y en acción, pero en un lugar al que acuden las multitudes. Predica la conversión y pide obras de justicia. ¿Y el propio Juan lo hace? La autora, Iranzu Galdeano, nos dice que hay dos ocasiones para afirmarlo: que bautice a Jesús, que es quien bautizará con Espíritu Santo, y que denuncie la vida matrimonial de Herodes. Jesús mismo va a elogiarle en dos ocasiones: tras la purificación del templo y tras la visita de los discípulos de Juan, encarcelado.

También, como Marcos, no hay nombre del que viene detrás y es Dios mismo quien lo presenta en el momento del bautismo. 

Lucas, como Mateo, dedica su tiempo a la predicación del Bautista y recoge los elogios de Jesús. También los dos dejan claro, por boca de Jesús, que Juan es profeta y es el mayor de ellos, pero está en el tiempo de la preparación, por lo que "el más pequeño en el reino de Dios es mayor que él" (Lc 7, 28). Lo que sí es único es en presentar su nacimiento, relacionándolo con salvación y alegría. Una salvación que el predicador, ya adulto, anunciará, dirigiéndose a todos y llamándoles a la conversión. Por cierto, a diferencia de los anteriores, en Lucas, Juan no espera por las gentes, sino que recorre la región del Jordán.

¿Y qué hay del anuncio del que viene detrás de él? Pues que él mismo se quita importancia y avisa que no es el mesías esperado, sino que es otro, el que vendrá después de él, que es quien le precede. Otra aportación única de Lucas es la de que Juan predica el evangelio, pero hay unas diferencias respecto a Jesús, que es él único que lo predica en los otros sinópticos: Jesús predica con palabras y obras (milagros).