Sigo con los resúmenes de artículos sobre san Juan Bautista, figura en la que se han fijado en el número 125 de Reseña Bíblica. Hoy me ocupa el artículo "Anunciar al que viene: bautismo y predicación de Juan Bautista", de Iranzu Galdeano, que comienza en la página 32 y en cuya introducción nos avisa que su predicación trascendió fronteras y el tiempo de su vida mortal. La autora pretende trazar un vistazo a su obra y mensaje partiendo de los evangelios sinópticos (ya sabéis, Marcos, Mateo y Lucas, que reciben ese nombre porque, si se ponen en columnas paralelas, veremos parecidos llamativos en cuanto a contenido y distribución).
Marcos se considera el primer evangelio escrito, aunque en las biblias católicas suela aparecer en otra posición, ¿verdad? El Bautista aparece en cuatro instantes: al inicio, para dar cuenta de su misión, hacia la mitad, para darnos noticia de su muerte, y, de forma indirecta, relacionándolo con Jesús en dos discusiones: sobre el ayuno y la fuente de su autoridad.
Al inicio, llama la atención cómo predica la conversión ante el inminente juicio divino, pide la conversión del oyente y, como signo visible, bautiza él mismo a los que se acercan (bautismo igual a sumergir en agua). "La llamada a la conversión asimila a Juan a los demás profetas, mientras que el bautismo lo hace único. Este gesto es tan característico de su actividad que acabará siendo reconocido por ello y será llamado el bautista o el bautizados" (p. 34).
La parte dedicada a la predicación del que viene detrás de Juan es muy interesante, porque, acostumbrados a escuchar los textos tantas veces, seguro que acabamos perdiendo de vista los matices. Por ejemplo, ¿a quién anuncia Juan? Porque no da datos concretos que nos permitan decirlo. Y sus expresiones dan a entender que no parece de este mundo, ya que ni es digno de desatarle la sandalia, cosa que los esclavos sí hacen con sus señores. Y, atendiendo a citas del AT, el anuncio hace referencia a Dios mismo. Lo que pasa es que Marcos nos pone el texto de tal modo que pronto identificamos al profeta con Juan y al que viene detrás con Jesús. Predicación que el Bautista lleva a las últimas consecuencias, pues termina muriendo por sus palabras.
Mateo, como Marcos, nos presenta a Juan adulto y en acción, pero en un lugar al que acuden las multitudes. Predica la conversión y pide obras de justicia. ¿Y el propio Juan lo hace? La autora, Iranzu Galdeano, nos dice que hay dos ocasiones para afirmarlo: que bautice a Jesús, que es quien bautizará con Espíritu Santo, y que denuncie la vida matrimonial de Herodes. Jesús mismo va a elogiarle en dos ocasiones: tras la purificación del templo y tras la visita de los discípulos de Juan, encarcelado.
También, como Marcos, no hay nombre del que viene detrás y es Dios mismo quien lo presenta en el momento del bautismo.
Lucas, como Mateo, dedica su tiempo a la predicación del Bautista y recoge los elogios de Jesús. También los dos dejan claro, por boca de Jesús, que Juan es profeta y es el mayor de ellos, pero está en el tiempo de la preparación, por lo que "el más pequeño en el reino de Dios es mayor que él" (Lc 7, 28). Lo que sí es único es en presentar su nacimiento, relacionándolo con salvación y alegría. Una salvación que el predicador, ya adulto, anunciará, dirigiéndose a todos y llamándoles a la conversión. Por cierto, a diferencia de los anteriores, en Lucas, Juan no espera por las gentes, sino que recorre la región del Jordán.¿Y qué hay del anuncio del que viene detrás de él? Pues que él mismo se quita importancia y avisa que no es el mesías esperado, sino que es otro, el que vendrá después de él, que es quien le precede. Otra aportación única de Lucas es la de que Juan predica el evangelio, pero hay unas diferencias respecto a Jesús, que es él único que lo predica en los otros sinópticos: Jesús predica con palabras y obras (milagros).
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