Estos días de tanta movida apostólica y celebrativa, entre la novena de san Pedro en Olás y las misas por intenciones varias, son maravillosos para rehojar el Misal y disfrutar con la diversidad de oraciones que se pueden elegir.
Bien es verdad que hay semanas en las que memorias o fiestas nos imponen una selección muy concreta pero ¿qué decir de tantas jornadas "libres"? Aquí puede salirse uno del esquema de domingo que rige la semana para buscar Misas por intenciones varias, elegir una Plegaria Eucarística que no sea la II o conmemorar algún santo que sea de probada devoción en el pueblo.
No sé en otras latitudes pero lo que es en nuestros pueblos, prima la intención de Misa por los difuntos. Hasta hay quien elige ir o no ir según el difunto por quien se aplique. Y esto nos empobrece y nos lleva a prácticas donde el degenere está asegurado. Véase, si no, lo que pasa cuando no nombras en su sitio al familiar por el que te piden la Misa o cuando dices que en la Eucaristía del domingo siguiente caben todas las intenciones pensables y decibles pero no una solita que dé gusto a una solita familia.
Y ya no digamos lo bien que te lo puedes pasar si decides emprenderla con los posibles saludos iniciales y petición de perdón (porque hay vida más allá del "Yo confieso") o las aclamaciones tras la consagración. Lo mismo digamos en cuanto a bendiciones y despedidas.
Decididamente, animo y yo mismo lo hago, a revisar y reconocer el Misal Romano; inventarse menos moniciones y sacar más opciones de lo que ya está escrito; enseñar a los feligreses las distintas opciones que la celebración nos propone en cuanto a diálogos sacerdote-fiel y unir, alguna vez, la celebración de Laudes o Vísperas.
Diviértanse sanamente, ea.
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