miércoles, 12 de junio de 2019

Lemora, un cuento sobrenatural, dirigida por Richard Blackburn

Siguiendo las indicaciones de don Manu G., me introduje en el terreno pantanoso de una oscura película: 'Lemora, A Child's Tale of the Supernatural', de 1973, ópera prima y última de Richard Blackburn (que también actúa en ella). Un filme que se mueve entre dos escenarios separados, aunque igual de hostiles: una comunidad de baptistas de los años 30 y una agreste región poblada de monstruos. Las conexiones son un viejo autobús que sigue una línea de viaje a horas intempestivas, una niña que va en busca de su padre y la historia de los lugareños del pantano, antaño seres humanos y hoy despojos que se mueven por el simple placer de matar.


Nos trasladaremos a tenor de los acontecimientos, saliendo de una escena donde un marido cornudo mata a su esposa y su amante, pasando por la luz de una iglesia donde una bella niña, Lila Lee, canta como los ángeles y llegando a una oscura y cenagosa región donde solo prospera quien sigue los deseos de Lemora, la señora del lugar.

El marido asesino viste, y mata, según los cánones del cine de gángsters, con su sombrero y gabardina tan característicos. Resulta ser el padre de la niña cantora antes mentada. Como aquel huye, esta se queda sola, con el peso de ser huérfana y la mala reputación de su progenitor. ¿Abandonada? No. Pues un reverendo la acoge en su casa y la promueve a nivel público, presentándola como dechado de virtudes. Ante la comunidad religiosa habla en su favor, poniéndola en el centro del "altar", y halagándola hasta tal punto que despierta fervor por ella. Separa su vida y reputación de las de su padre y la eleva ante todos con su sermón. Cuando canta ya es el clímax de embelesamiento ante ella y su candidez. 

Todo parece ir normal hasta que recibe una carta que le advierte de que su padre vive, aunque muy enfermo. El gancho perfecto para atraerla cara una región boscosa y abandonada a su suerte. Ya la misma manera de poder llegar a ella es cochambrosa, en forma de un desvencijado autobús conducido por un quizás no muy cuerdo chófer. Ya es sospechoso que no monte nadie y no digamos las pintas y frases del conductor. Para más inri, durante la noche hay un ataque de criaturas de los pantanos. Menos mal que llega a una casa, aunque solo sea para ser escondida en una caseta, al cuidado de una anciana de mala apariencia. Cambiar para la casa y, por fin, conocer a la autora de la carta, supone una relativa mejora. Como espectador no sabes si sería mejor continuar aislada que vivir con la señora de la casa y sus insinuaciones, además de los niños que siempre ríen con malvada expresión. Ah, y sin ver al padre. 


¿Vale la pena salir a investigar, descubrir la verdad? Incluso, ¿se puede salir? Porque Lemora es delicada, pero firme: sin ella no llegará lejos; sin ella, sucumbirá a  los monstruos que les rodean. Y razón no le falta, porque esos seres, regresiones de seres humanos, pululan por las cercanías. Me hizo recordar una escena de la novela 'Drácula' de Bram Stocker, cuando el vampiro permite que Harcker salga del castillo y, en los exteriores, se oyen y ven a los sangrientos lobos que no hace tanto destrozaron a una mujer. Lemora, como Drácula, protege sus intereses y hasta seduce a la víctima, sin forzarla, con detenimiento. Lemora, también como Drácula, es una vampiresa.

El final del drama se reviste de caos y destrucción: lucha de monstruos en la región, lucha de voluntades entre la niña y su raptora, lucha del reverendo por encontrar a su ángel y por poseerlo carnalmente... La resolución será monstruosa o feliz, dependiendo de la perspectiva que adoptes. Un cambio se produce y ya no hay marcha atrás. La niña ha crecido y asume un nuevo papel protagonista que solo podemos intuir...

Diversas fuentes señalan que la versión comercializada tuvo dificultades para ser estrenada, señalando que lo haría en 1975 en Estados Unidos. Versión recortada, faltando unos 33 minutos para completar todo el material. La niña angelical se llama Lila Lee (Cheryl Smith) y después de esta película participó en otras donde la ropa sobraba. El reverendo Mueller es Richard Blackburn, director y guionista de la cinta, única película que dirigió. Y la actriz que encarna a Lemora, Lesley Gilb, solo es conocida por este papel.

Para un análisis mayor, lee este artículo y corre a la Abadía a por más.
Para un visionado en castellano, mira.

2 comentarios:

  1. Una película realmente sencilla, entretenida, curiosa y sorprendente! Tiene muchos detalles simpáticos, como el taquillero de la estación de autobuses que atentamente le ofrece bombones a la intrépida protagonista, Lila Lee,para afrontar el largo viaje o ese conductor de autobús que ya quisiéramos para las excursiones escolares.....Se nota que falta algo de metraje pues no cuadran algunas escenas como la lucha entre los vampiros y los pseudozombis. Por cierto el grupo de niños vampiros adoctrinados por la embaucadora Lemora ríen muy bien. El final tiene las dos vertientes según lo que esperes y ahí radica su encanto. Por cierto, qué bien canta al final el emotivo rezo cristiano "Amazing Grace".

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    1. Qué medo nese autobús e como aguanta o tipo a nena, con ese corazón anxelical que ata perdoa ó pai.

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