Miskatonic Vídeos es una de esas referencias que conocí hace años y en la que compré algunos de sus títulos, resultando siempre sorprendente su material, en este caso en formato DVD.
'La muerte desciende ligera', dirigida por Leopoldo Savona, 1972.
Un título actual, con su carga de crítica social, mirando cara los corruptos que se meten en política, por ejemplo, aunque no son el único ejemplo. De hecho, una escena que me llamó la atención muestra a dos complices criminales pasando ante un policía. Como se comportan elegantemente y tienen buena pinta, el agente se toma a chanza la confesión que le hacen de su crimen. Por el contrario, a continuación, la cámara sigue a los criminales y se para con un grupo de jóvenes que critican e insultan al sistema. Los criminales van bien vestidos y pasan por personas respetables, mientras que los muchachos parecen unos tirados que solo viven en la noche y la fiesta embriagadora.
El marido, cuya esposa yace muerta en una habitación, corre a hablar con Su Excelencia y le despierta, ¡¡a las ocho de la mañana!! De víctima pasa a agresor, pues le obliga a que le ayude, a pesar de que es él quien se ha metido en un lío. Normal que Su Excelencia piense en destruirle. En una serie de momentos, personajes relacionados con el marido piensan en la molestia de su presencia y lo sabemos porque escuchamos sus pensamientos.
La película comienza con un esposo que entra en la habitación de su mujer. A continuación ya se encuentra buscando ayuda de sus influyentes amigos corruptos para que tapen lo que se ha encontrado: el cadáver de su esposa. Nos quedamos con la duda del autor. Repite la escena de la habitación y a ver dónde ves agresión o un fiambre, jeje. Ves una cosa y luego, cuando la película avanza, verás que el escenario cambia radicalmente: de chica tapada con la colcha a líneas de cadáver y sangre en suelo y cama.
El caso es que el marido huye, tira de influencias y se esconde en un abandonado hotel. Un detalle curioso es que varios personajes van a compartirnos sus pensamientos, en momentos muy concretos, donde descubrimos que todos se llevan bien a la cara, pero por detrás buscan la destrucción del otro. ¡Y eso que han llegado donde están gracias a aliarse con ellos! Los compinches dudan que el hombre no haya sido el asesino, por lo que preparan una cuidada puesta en escena para hacerle confesar. Desde la perspectiva del huido y de su amante, a la que ha arrastrado con él a su escondrijo, las horas pasan lentas y comienzan a pasar cosas extrañas: el hotel ya no es un solitario escondite, sino que aparecen diferentes personas y son un reflejo del asesinato del inicio. Uno dice ser el dueño del lugar y se confiesa asesino de su esposa, de modo que pueda irse con su amante. ¡Hasta brinda por el amor tras el crimen!
Mi padre asesinó a mi madre y tú le has ayudado, dice la chica. Según pasan las horas en el solitario hotel, distintos personajes entran en acción y el marido, perdón, el viudo, comienza a perder los nervios. Instantes antes, cuando ella se estaba dando un baño, un mono luchaba por recuperar el equilibrio y volver a subir a la barra a la que le tenían sujeto. ¿Un guiño a los espectadores? Un símbolo dinámico de lo que sucede en el interior del hombre, que comienza a perder la cabeza y no distingue realidad de ficción.
¿Qué pasa en el hotel? ¿Hasta dónde resistirán los nervios del marido? La policía entra en un momento culmen... y el marido sigue confesando su inocencia... pero, pero ¡un nuevo crimen acaba de suceder y él lleva una navaja en la mano!
El abogado del presunto asesino le esconde en un hotel que consideraba abandonado, pero cada vez más personajes corren por sus estancias o se producen más fenónemos. Normal que el trastornado hombre no haga nada cuando contempla un solitario ritual de inmolación. ¿Realmente sucede o está todo en su mente, alterada por las horas de espera, sin saber de la suerte que correrá?
"Que gran figlio di putana", dice el tío. Vamos, que ni fueras tú mejor, majo. Este es uno de los personajes que encubre al viudo enloquecido. Un corrupto que quiere ascender en la política. El dinero que obtiene viene de fuentes turbias. Y es que 'La muerte desciende ligera', aún con sus escenas subidas de tono, con sus escenarios donde lo paranormal o la inestabilidad mental marcan el tono de una tensión que sube enteros y con la presencia esporádica de la policía, es una película donde podemos saborear la mirada a la corrupción tras los personajes. Corrupción ética, económica y política. A la contracrítica le dejan unos instantes, breves, pero enjundiosos, en la figura de aquellos jóvenes melenudos que han hecho de la noche hogar y de las ansias de cambio y violencia el mensaje. Pero la ácida realidad es que el final continúa el principio. Ninguno de los "poderosos" ha caído de su pedestal, aunque llevan en sí la semilla de la autodestrucción, ya sea porque dependen de segundones débiles, ya porque en sus mentes ya imaginan a los de abajo fuera de su senda, olvidando quizás que han llegado donde están porque los han usado como escalera.
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