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Recientemente ha publicado un libro acerca de Lovecraft y el ambiente
mitológico desde el que se alza como creador de un universo peculiar, dando
lugar a una nueva mitología. ¿Suele leer al ermitaño de Providence o su estudio
comenzó desde cero?
Bueno,
la verdad es que el libro tiene más de 10 años. Leí a Lovecraft desde joven y
me han apasionado sus relatos desde siempre. Quizá este autor fuera una de las
razones por las que empecé a escribir. De hecho, este fue mi primer libro
publicado y guardo un recuerdo inolvidable a las febriles semanas de su
escritura. Justamente ahora estoy planeando hacer una reedición en una
editorial especializada en literatura fantástica.
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Lovecraft llegó a la mitología desde los libros y por influjo de su abuelo. ¿Cómo fue
usted abordado por ella?
También
descubrí la mitología muy joven, iniciado por lecturas de versiones adaptadas
de Homero y de las historias y leyendas de los dioses y héroes griegos. En el
Instituto, cuando empecé a escribir, me encantaron el latín, el griego y
la antigüedad clásica, que luego estudié en la universidad y a los que luego me
he dedicado profesionalmente. Sigo trabajando, como entonces, continuamente
sobre los mitos, que me parecen el material literario más fascinante que existen
todavía hoy.
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Lo dionisíaco, lo órfico, lo místico,... ¿es el mundo de los misterios más
accesible hoy o sigue imperando la pesada losa de silencio del arcano?
Se
ha avanzado mucho en los últimos 30 años en el estudio de la antigua religión
griega. Aunque bien entendido que sobre las investigaciones pioneras de la
erudición alemana del siglo XIX y comienzos del XX, que sentó las bases de
estos estudios modernos. Con todo hay que decir que los problemas del estudio
de los misterios suelen ser todavía los mismos, es decir, los derivados de su
carácter precisamente secreto e inefable y de las fuentes bastante tardías que
dan cuenta de ellos y que son, en su mayor parte, transmitidas por autores con
inclinaciones ideológicas opuestas. A ello se suma, lamentablemente, el sesgo
anacrónico de algunos estudios modernos que se basan demasiado en
preconcepciones heredadas del cristianismo, o de lo que ellos creen que podría
haber sido el cristianismo primitivo, transmitidas a una idealización de los
misterios antiguos, sean órficos, dionisiacos o de otra índole. En suma, es
mucho lo que nos queda por saber, por decirlo de una manera generosa. O por
decirlo crudamente, sólo conocemos los fenómenos más superficiales de este
capítulo imprescindible de la historia de las religiones.
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La lectura de los clásicos parece reducida, a nivel popular, a curiosos y
renuentes estudiantes que no acaban de disfrutarlos. Ahora es tiempo de verano
y algunas personas piden recomendaciones de lectura. ¿Qué clásico les propondría?
Realmente,
cualquier libro de los que nuestra tradición cultural haya dicho reiteradamente
que debe ser incluido en la categoría de clásico, sea este nacional, universal
o local, debe ser tenido muy en cuenta por los lectores antes de dedicar su
tiempo y esfuerzos a obras pasajeras y efímeras que poco van a redundar en su
beneficio. Es una cuestión muy debatida pero que puede incluso abordarse desde
criterios económicos, que por desgracia parece que son los únicos que importan
hoy. Convenzamos con ellos entonces. Tampoco dedicaríamos nada de nuestro
interés a una inversión volátil, insegura, no permanente y desechable, sino que
tenderíamos siempre, en una lógica economicista, a decantarnos por lo seguro y
lo que fuera a durar. Elijamos a Homero, Virgilio, Cervantes, Shakespeare o
Goethe. No fallan.
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Como escritor, ¿suele "emborronar" la hoja de papel cada día o es un
ejercicio esporádico?
La
verdad es que soy muy poco disciplinado en este vicio de la escritura. Lo
practico sin ninguna rutina fija, como hacen otros colegas a los que envidio.
Simplemente cuando la vida me deja y cuando la pulsión para hacerlo es
irresistible. Seguramente solo este último impulso es el relevante y el que se
debería seguir para escribir algo válido.
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Personalmente, disfruto del tacto, el peso y, no siempre, el olor de los libros
pero hoy en día parece que si no te pasas a lo digital estás desfasado. ¿Sus
escritos siempre pasan por el teclado de un ordenador o gusta de tomar apuntes
y redactar manuscritos?
Yo
también soy un fanático del papel y no puedo entender la lectura por placer en
formato electrónico. Lo asocio con la lectura por trabajo, que obviamente tengo
que hacer. Siempre llevo conmigo libretas pequeñas, que quepan en un bolsillo,
por eso que te decía de que escribo cuando puedo y en cualquier momento. Luego
evidentemente lo paso a ordenador y eso da ocasión a repensarlo.
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Muchas gracias por su atención y el tiempo para responder. Ahora lo justo es
que le permita expresar eso que siempre quiso decir pero no le acaban de
publicar.
Pues
sobre todo mi alegría porque mi primer libro siga siendo leído. Tengo dos
novelas por terminar, así que lo más prudente será que no diga nada más.
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