domingo, 3 de mayo de 2020

'Midsommar', dirigida por Ari Aster, 2019

Hoy en Ourense es día "festivo", día de "Os Maios", lo que se concretaba en coplas divertidas y obras confeccionadas con materiales vegetales. Esto se vivía públicamente, con espectáculos en la céntrica calle del Paseo. Participaban, especialmente, asociaciones culturales y estudiantiles, que recitaban sus coplas en plena calle. Coplas donde se hace repaso de acontecimientos actuales, se resume el año que ha pasado desde los anteriores Maios y se hace mofa de las autoridades. También se exponían distintas figuras, conformadas especialmente con elementos vegetales, dispuestas en forma triangular. A veces se rematan en forma de cruz, por ejemplo, pero la forma tradicional es la triangular, sin más. Otras configuraciones, más modernas, muestran escenas o personajes, cuando no acontecimientos, muy reconocibles. Generalmente, estamos ante figuras de poco alzado, muy coloridas, con mucha presencia del verde vegetal. La pandemia ha dejado esta celebración a nivel de casa, con iniciativas que han llenado la red de fotografías de Maios, pues la calle todavía no es un escenario seguro.


 
La naturaleza y su colorida potencia no se reflejan solo en esta fiesta, sino que ha venido precedida de otra costumbre que, personalmente, más que verla en Ourense, la he visto en el cercano Portugal, en la población de Melgaço, si mal no recuerdo. Es el hecho de colocar ramilletes de "xesta" florida (de precioso color amarillo) en las puertas o ventanas de las casas. Actualmente, también en el coche. es una acción que pretende alejar las maldiciones del hogar.

El Arquivo Histórico Provincial de Ourense recoge algunas fotos y coplas de Os Maios. Consúltalas AQUÍ.

En este ambiente florido y primaveral, con un precioso día soleado y con temperaturas altas, me pongo la película 'Midsommar', dirigida por el norteamericano Ari Aster, de 2019, segundo trabajo del director. Una película donde entramos en una solemne y festiva celebración de nueve días, con el solsticio de verano como fondo. Una pequeña comunidad sueca, situada en una llanura, con bellos paisajes montañeses a lo lejos, brinda por la vida vegetal y humana que disfrutan. Su festival se celebra cada noventa años y esta edición va a ser especial: uno de los jóvenes miembros de la comunidad ha invitado a sus amigos norteamericanos. Cada uno llega con sus historias e intereses, que configura el inicio de sus experiencias en el campo. También el uso de drogas (varias veces se trata de infusiones o preparados con vegetales de la zona y su uso está perfectamente asumido) va a alterar su percepción.

Las historias recientes van desde la búsqueda de un tema de doctorado, una investigación antropológica en marcha, las ganas de salir de aventura y la vivencia de un reciente suicidio en la familia. Los efectos de las drogas apenas los vamos a ver, de modo que nos producen cierto malestar, pero no nos obnuvilan con poderosos efectos de sonido y color. Vamos, los protagonistas van más o menos puestos, pero nosotros solo detectaremos su estado por las miradas, comportamientos y ciertas visiones distorsionadas (los adornos vegetales de la silla de la reina de mayo, los alrededores de uno de los amigos norteamericanos durante un banquete). Efectos leves, pero perceptibles. Un buen uso de la sutileza, sin necesidad de apabullarnos ni dejarnos viendo chiribitas. Otro detalle sutil que nos acompaña casi todo el tiempo es el sol, la luz diurna. Durante los días de celebración no podemos distinguir noche de día, ya que la oscuridad solo ocupa unas dos horas de la jornada. 


Así que, hasta ahora tenemos a un grupo de norteamericanos que van a Suecia, invitados a festejar Midsommar, el solsticio de verano. La comunidad que les acoje semeja pacífica y, sacando ciertas costumbres, que no les advierten, no se crean muchos roces... hasta que todo comienza a mostrar un rostro de horror. ¡Y todo a plena luz del día! Empiezas a ver que las cosas se pondrán chungas cuando contemplas un suicidio de dos miembros. Todos los ven y, ante la reacción de los extranjeros, les explican que aquellos que acaban de morir lo han hecho conscientemente, con la alegría de haber vivido bien y sin ganas de llegar a una ancianidad limitada y achacosa. Es el inicio de una escalada, a ritmo muy tranquilo, de desapariciones dentro del grupo de visitantes, ante la pasividad de los suecos y la continuación de los festejos.

La perspectiva de la cámara es la de un miembro más. Por ser espectadores no vamos a tener más privilegios que los de seguir a todos los norteamericanos, como si fuésemos un viajero más. Aunque tampoco te esperes enterarte de todo. Solo al final veremos la reunión del grupo y lo que les fue sucediendo. Ah, no, no esperes que sea la típica peli donde van muriendo de uno en uno, no. Atentos, pues. Lo que no vamos a tener es una explicación profunda de las creencias y costumbres de la comunidad, ni la lectura de las diferentes runas que se nos muestran. Y no es necesario. Como un extranjero más, podremos disfrutar de breves aclaraciones y habremos de deducir otras, aunque la base de todo y la historia de las celebraciones y la propia población van a quedarse en el ámbito de las suposiciones. A mí esto me gusta. Contrasta este misterio con la claridad de los escenarios y el colorido de la naturaleza envolvente.

La muerte es una vivencia más, sin quedarse en un simple recurso típico de peli de terror y suspense. Las veremos voluntarias, obligadas, dolorosas e imposibles de manifestarse. Pero, si la vemos desde la perspectiva de los miembros de la comunidad, no será más que un paso más en el ciclo de la vida. Se espera vida tras ella, se ve como una oportunidad de disfrute, que es mejor cortar cuando uno envejece, en lugar de alargarla de modo deplorable y doloroso. La vida se vive con intensidad, con sus ritmos marcados. La sexualidad se vive de modo libre, evitando el tabú del incesto (sacando un caso muy concreto), y abierta a la necesidad de "semilla" ajena a la población nativa.

Aviso de un caso concreto donde el tabú sexual y reproductivo se rompe. Conscientemente, se busca un hijo malogrado, que será el redactor de un libro que la comunidad considera sagrado. Algo que nos hace recordar la vieja creencia de que algunos enfermos mentales estaban "tocados" por los dioses. O la delgada línea roja que separa locura de genio e intuición. Un deforme personaje es el encargado de pintar y escribir un texto sagrado para la comunidad. Sin embargo, como se hizo con los marginales de todas las épocas, se le obvia en la celebración, no se muestra en público. Es como el oráculo: necesario para sobrevivir, pero mantenido a distancia, pues no se soporta su presencia.

Ourense vive hoy el día más claro y caluroso de estas semanas, tal como sucede en 'Midsommar'. Nuestras festividades coinciden con las de la película, al reconocer la potencia poderosa de la naturaleza y su vitalismo primaveral, camino del verano. Creo que sí, que ha sido una buena elección disfrutar de este título y, al tiempo, leer un poco sobre nuestras tradiciones. 

Fragmento de "Fiesta de los Maios e Galicia", de Clodia González, consultable AQUÍ
 

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