jueves, 9 de febrero de 2017

Llegaré hasta ti II

(Anteriormente...)


Como tantas cosas en la vida y la vida simbólica, en concreto, nos topamos con aparentes contradicciones que no son más que un velo tras el que se oculta y muestra (ese doble significado de "desvelar") una ambivalencia enriquecedora, una doble dimensión distinguible pero no separable, las dos caras de una moneda. En el clip vemos esto en los dos seres, blanco y negro, y los símbolos que los acompañan, corazón y calavera. Por eso prefiero hablar de parejas, de pares. Y si en vida-muerte teníamos un par, en las cartas usadas tendremos nuevos ejemplos. Las cartas del vídeo son algunas de las usadas en la portada del disco "Universal", ensartadas o portadas en los tentáculos del cefalópodo coronado. No he visto que se utilicen más que unas cuantas y su situación se encuentra en

- bandas blancas en los brazos de los miembros de la banda con un símbolo por integrante,
- el micrófono de Morti, en una cascada descendente (o ascendente),
- "volando".

Las bandas del grupo no son completamente visibles, quedando en la duda o directamente invisibles las de Micky (¿el sol?) e Ian. Paulo lleva la calavera, Morti el corazón y Carlos la luna. De las del micro solo se me escapa la penúltima, comenzando desde arriba. La última es una estrella y no aparece entre las usadas para la portada. La penúltima tampoco me parece conocida. Lo que es bien visible es el orden que, desde arriba, es

- corazón,
- calavera,
- luna,
- sol, 
- corona,
- ?
- estrella.

Siete en total, número que mucho me gusta y que me ha acompañado varios años como recurrente indicador de habitación. Un impar que deja rota la posibilidad de un perfecto emparejamiento de pares. 


¿Es ello óbice para la comprensión del clip? Para nada, pues la generalidad y la frecuencia de los usados y bien mostrados nos indica un entrelazamiento magnífico de 2 parejas de pares y un símbolo cúspide solitario. ¿Serán las usadas por el grupo en sus bandas? Solo sabiendo con certeza las de Ian y Micky podremos conjeturar más acertadamente. Por lo demás, esos pares son: corazón-calavera, sol-luna y la corona. Todas son cartas de la lotería mexicana pero sus significados pueden leerse como algo más que una mera selección al azar.

Estos pares complementarios reflejan luces y sombras, aspectos masculinos y femeninos, retratan la realidad como un juego de ricos contrastes, poliédricos significados y una hondura y elevación tal que se nos escapa a la simple descripción física de fenómenos cuantificables. Sol y luna llevan a pensar en masculino y femenino, oro y plata, eternidad y tiempo, inmutable y variable, día y noche, luz y tinieblas. Corazón y calavera a vida y muerte, amor y desolación, ánimo y futilidad, interior y exterior, acción y pasividad. La corona no aparece en la portada del disco como carta, sí lo hace en el vídeo, sino como ornamento de la parte superior de la cefalópoda cabeza tentacular. Para mí es una cúspide, un principio rector, la unidad alcanzada tras la dualidad de los anteriores aspectos. Al menos, en este vistazo a su uso en vídeo y portada. La corona supone la realeza, el ascenso (casi) completo, la visión de un poder sobre las aparentes contradicciones terrenales. Se corona al rey y al emperador y aún podríamos considerar, si saltamos al terreno de los santos, que la corona material se sublima en la aureola mística que rodea la cabeza de los místicos, de quienes ven a Dios y su rostro relumbra reflejando la gloria celestial. 

Por eso la corona es la última en aparecer volando con las otras cartas y es la última en mostrarse en el vídeo. Aparece cuando las figuras negra y blanca se desvela y muestran su rostro. La faz de un solo hombre que las unifica. La corona surge en el momento de la revelación pues es el summun, es la epifanía que colma de sentido una experiencia o una reflexión. Es la luz tras la oscuridad, la visión global de lo que antes aparecía fragmentado, es la contemplación tras la dispersión. Los pares se unifican en místico trance matrimonial y el hombre es iluminado con una nueva comprensión. La corona como premio merecido. Ahí estaría un nuevo significado. Tras la prueba, el desgarro, la aparente nada en torno y dentro de uno mismo, llega el premio al esfuerzo. El campeón es coronado y desde su elevado estrado obtiene una visión única. Ciñéndome al vídeo he de reconocer que no se llega a tanto en cuanto a imagen, pues no se produce una salida de la cueva iniciática, no se abandonan los muros de hormigón que aún constriñen al protagonista pero sí hay un cambio de perspectiva. 





Los pares ya caminan al unísono. No son las fuerzas lastradas y taradas por la separación del inicio. Ahora hay una aceptación de principios pares-dispares en uno y el camino puede afrontarse a cara descubierta. Aquel que entró en sí mismo y vio los desperfectos de la división, acepta las dimensiones duales y las integra, mostrando su rostro sin miedo. Vida y muerte, con sus adjuntos símbolos sobre un pedestal iluminado con velitas, dan la cara y la corona aparece como premio y principio rector y unificador.


(Continúa...)

 

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