Vi la película de Ridley Scott, "The Martian", y acabé casi el mismo día "Una princesa de Marte" de Edgar Rice Burroughs. Y me faltaría añadir el nombre del astrónomo italiano Giovanni V. Schiaparelli para tener un trío de ases y un motivo para escribir un poco sobre la lectura, que hoy sigo de lectura y no me meto con la película.
De todas, jeje, comienzo por una cita de la peli. Lo que dicen en ella es real: que en Marte existe un gran cráter con el apellido del astrónomo italiano que, en su tiempo, a caballo de los siglos XIX y XX, escribió sobre sus observaciones marcianas. Uno de los detalles que más trascendió al gran público y a varias novelas de ciencia ficción fue el de los canales de Marte. Para don Giovanni eran canales o depresiones naturales del terreno por donde podía discurrir agua en medio de los desiertos marcianos. Por lo visto, al traducirse al inglés, se entendió este término en su sentido artificial: canales como construcciones para conducir agua. Y de ahí a afirmar la existencia de vida inteligente en Marte, todo fue uno. Pero ya en su momento se hicieron las debidas críticas, tanto a las observaciones que daban como resultado esos canales, como las conclusiones que hablaban de civilizaciones marcianas que construían canales artificiales para llevar agua.
El caso es que la ciencia ficción bebió de esos datos y controversias y aquí tenemos un ejemplo: Burroughs habla en su novela de los acueductos marcianos, unas construcciones necesarias para aprovechar la escasa agua que aún queda. Aunque aparecen de refilón, como si fuesen más un recuerdo del pasado que construcciones en uso. Al menos en este libro inicial de la saga de John Carter en Marte, aparecen pocas veces y son un buen indicador de las direcciones a seguir, en medio de desiertos y cauces de mares secos.
Estamos en 1912 y este libro recoge los relatos de aventura de un hombre, caballero de Virginia y capitán él, en Marte. La fantasía se une a ciertas descripciones de corte científico y antropológico o cultural que nos da el protagonista. Porque el libro tiene su prólogo, escrito y firmado por el propio Edgar Rice B., y luego el desarrollo de las aventuras, que se venden como reales, al decir el autor que él se dedica a transcribir lo que recibió del protagonista. Así, pues, el texto se divide entre los breves párrafos del autor, diciendo que lo que viene a continuación es real (vamos, como el inicio del "El Quijote") y, después, lo grueso de la publicación, es el relato en primera persona del capitán Carter que, tras su muerte aparente, se ve proyectado a Marte y allí vive diez años de aventuras y amor.
Los relatos son ágiles, hasta divertidos en ocasiones, y contienen algunas descripciones del terreno, de sus gentes y costumbres, dejando algunos detalles en el misterio. Básicamente, son aventuras de guerras y encontronazos entre tribus de marcianos o entre miembros de las mismas tribus, ya que el tema de la fuerza, la valentía y el arrojo son determinantes a la hora de tener un buen puesto dentro de la comunidad. Veremos que no todas las tribus han elegido el camino de la fuerza pero es lo general. En un mundo que se muere y cuyos recursos alimentarios son limitados, la supervivencia de los más fuertes es la tónica. Así, tendremos la oportunidad de ir conociendo tribus, animales y costumbres mientras el protagonista se adapta a las condiciones de gravedad y atmósfera de Marte.
Al tiempo, hay algunas descripciones, breves, de artefactos y armas usadas por los marcianos. Por ejemplo, del edificio donde se forma la atmósfera o los fusiles con sus alcances de casi quinientos kilómetros de alcance. La mayor parte de las ciudades que van desfilando ante nuestros ojos están desiertas. Fueron obra de civilizaciones anteriores, hijos de un tiempo donde Marte era un vergel, ocupadas actualmente de forma esporádica por nómadas tribus de guerreros.
No todo va a ser violencia y, como todo héroe, hay lugar para el amor. Un amor entre hombre y marciana, una atracción entre prisioneros. Y una historia que sacará a la luz otra. Un amor que descubrirá que en el corazón de algunos de aquellos seres altísimos y fuertes (sobre todo en su caudillo) hay un hálito de humanidad, o marcianidad afectiva. Luego ya descubriremos que el amor no está denostado en todo el desierto marciano sino que hay espacio y ciudad para él.
El libro que tengo yo lo compré a una librería catalana en la última Feria del Libro de Ocasión, en Ourense. Según los datos del mismo, ha sido editado y distribuido por Río Henares Producciones Gráficas, S. L. en su colección Pulp Collection. Como estaba también el segundo, "Dioses de Marte", adquirí los dos por un bajo precio, y al segundo me lanzo ahora para leerlo.
Ya digo, es una obra de ciencia ficción y aventuras y se lo pasa uno bien con tanta acción en un imaginario Marte desertizado y pendiente de un hilo.
Un par de detalles curiosos que he visto por ahí es que el autor es el creador de Tarzán y que Disney sacó una peli en el 2012 que fue un desastre en taquilla (y que, como veréis en las fotos adjuntas) no ha dejado rastro en la web oficial.
Y hasta aquí he escrito, jeje, pero dejo unos enlaces para quien quiera leer un poco más sobre la novela y su trama o sobre ciertas influencias. También el trailer de la película de Disney (en castellano) y sobre lo que fue su desarrollo hasta su estreno en cine.
Como la cité para empezar esta parrafadita, quede la curiosidad de que nuestro Pedro Duque vio y comentó la película de Scott y que Google Maps ha llegado a Marte y podemos pegarle un ojo al cráter que lleva el nombre del astrónomo italiano Schiaparelli.
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