Fósil de hominino hallado en Malapa |
La revista 'Temas' recoge artículos publicados en 'Investigación y
Ciencia', reuniéndolos en forma de monografía. Esto la convierte en una
publicación seria, divulgativa y muy interesante a la hora e ponerse al
día en cuestiones actuales. En su número 92, los escritos trataban
diversas cuestiones acerca de la evolución humana, aportando datos de
las últimas investigaciones y adelantando controversias y cuestiones
abiertas. Un monográfico que se tituló "Nuestra historia evolutiva. Los
cambios biológicos que han moldeado la especia humana". Para cambiar las
perspectivas, hacerse una idea de los descubrimientos de estas últimas
décadas y montarse una visual acerca de nuestros antepasados está
perfecta.
El apartado de fotografías se ha enriquecido maravillosamente
con las explicaciones a pie de foto, o en los laterales de las mismas, y
los diagramas de nuestros ancestros directos e indirectos muestran un
árbol genealógico (por definirlo de alguna forma) que poco tiene que ver
con lo que pudimos leer en nuestra época escolar.
Precisamente, ahí nos
concentra el primer artículo, de Bernard Wood, intitulado "Nuestro
intrincado árbol genealógico". El autor recuerda lo que se sabía en los
años sesenta del pasado siglo, cuando la idea predominante era la de un
árbol genealógico de la especie relativamente simple, con los diversos
fósiles descubiertos formando una línea evolutiva progresiva y clara.
Las especies descubiertas serían todas parientes directos que se
adaptan, con el paso del tiempo, y se configuran hasta llegar al
humano moderno. Siguiendo el símil del paleoantropólogo, se
consideraban a todas como nuestros padres, abuelos, bisabuelos,... como
nuestros parientes directos. Sin embargo, el paradigma pronto cambió y,
hoy en día, muchas de ellas han pasado a ser líneas de parientes
lejanos, a veces relacionadas con nuestro género Homo y otras veces
completamente independientes. Unas ramas aportan un fruto hoy detectable
y otras se han quedado por el camino.
¿Qué propició tal cambio? El
descubrimiento de nuevos fósiles en lugares diferentes. Así, del sur
africano se pasó al oriente continental y de las cuevas a las riberas de
lagos y terrenos superficiales. También se descubrieron nuevas formas
de datar los restos. Así, los referenciados en el Valle del Rift pueden
situarse cronológicamente gracias a capas de ceniza volcánica. Estas
capas pueden llegar a ocupar territorios inmensos y aportan un dato
relativamente sencillo de seguir la pista, ya no en un yacimiento, sino
en varios, incluso separados.
¿Solo los huesos nos van indicando
nuestras raíces? No. También el ADN da muestras de los cambios
supervivientes y de los extintos. Es un área relativamente nueva que
aporta cada vez más sorpresas y datos. Raíces y ramas que se
entremezclan o bifurcan, configurando una nueva imagen acerca de nuestra
evolución prehistórica. En palabras de Bernard Wood: "El árbol de
nuestros primeros ancestros se parece más a un manojo de ramas, o
incluso a un arbusto enmarañado". El registro fósil de los huesos se une
al molecular, pero las dificultades aparecen continuamente y no existe
una base de datos suficientemente amplia y antigua que defina totalmente
las diferencias entre especies de homininos (homínidos). De hecho, hay
ocasiones que una parte de algún esqueleto no puede cerrarse en una
denominación determinada al estar presente en dos, al menos, especies
diferentes.
Esto, de seguir el cuestionamiento, nos llevaría a
preguntarnos si podemos trabajar tranquilamente con restos óseos
fragmentarios o si sólo podemos hablar con propiedad cuando tenemos
esqueletos suficientemente completos. La lectura del resto de artículo
nos ayuda a comprender que todavía queda mucho por desenterrar, estudiar
y clasificar. No faltan nuevos descubrimientos ni terrenos todavía sin
explorar.
Conoce más AQUÍ.
Las dos fotos de la entrada pertenecen a la revista 'Temas' y fueron sacadas de la página 10 y 13.
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