Acabo de ver 'Hellraiser VII: Deader', dirigida por Rick Bota, 2005. Hasta ahora, la que mejor me muestra ese infierno que, desde las primeras entregas, promete placeres extremos. Esos placeres parecían referidos al dolor, pues tenemos múltilpes casos en los que la víctima es descuartizada o atravesada por ganchos y cadenas. Las mismas primeras imágenes daban la impresión de una mazmorra repleta de esos elementos, los cuales producían una estremecedora harmonía de metales en contacto. Hasta los demonios cenobitas visten atuendos, complementados con diferentes afiches, donde el dolor es el protagonista, con una apariencia propia del mundo sadomaso extremo.
Dolor y placer, como dos caras de la misma moneda. Pensaba que lo del placer era la forma de atraer incautos que abriesen la caja, atrayendo a los cenobitas, que se darían un buen banquete con el cuerpo y el alma del sujeto de turno. Sin embargo, mientras las imágenes nos reducían la vida infernal al dolor físico, el discurso del placer seguía presente en las consecutivas entregas. Contando con que la promesa del placer fuese un engaño, cabía la posibilidad de que en el dolor es donde encontrarías placer. Sin embargo, cuantos pudieron salir de la dimensión infernal nos dejaron un testimonio de locura. Si podían, huían de Pinhead y sus lacayos.
En 'Hellraiser IV: Bloodline' nos daban un nuevo dato, ampliando las opciones de conocer esa dimensión de los cenobitas. Una de ellos lleva unos siglos en la Tierra, viviendo tan ricamente bajo la apariencia de una bella mujer. Cuando llega Pinhead, este le recuerda que antes tenían otro estilo de actuar, que la seducción ya no forma parte de su juego, que ahora se muestran tan cual son. Esto parece refrendar la idea de que las historias de placeres extremos era una milonga para que resolvieses el puzzle de la caja y tu alma pasase a una existencia solo de dolor. Aunque, vamos, la existencia terrena de la cenobita a la que Pinhead llama repetidamente "princesa", era la de una vividora, entregada a sibaríticos placeres físicos.

Este infierno de corte cíclico, donde caben variaciones, pero no una salida o una resolución de la situación dolorosa, es parecido al infierno que después nos mostrarían en la serie 'Predicador'. Son infiernos similares en cuanto que repiten un día de tu vida, jornada cargada de maldad o dolor, que supuso un cambio en tu continuo existir y del que no puedes salir. Esto último es relativo, porque hemos visto en las primeras entregas que sí hay quien logra reincorporarse a la Tierra (aunque los cenobitas pronto salen a perseguirle) y hasta hay dos chicas, en tres entregas diferentes, que dan esquinazo a Pinhead y los suyos, o mediante un trato o con un suicidio. La naturaleza del lugar difiere: mientras que en 'Preacher' es una cárcel subterránea donde los presos tienen ratos de descanso y su tortura es una simulación que depende de corriente eléctrica para funcionar, en 'Hellraiser' es un mundo o un ámbito real.

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