Un legado oculto de don Alejandro Delgado Arce
Esto no es más que un pequeño, y aún pobre, homenaje a don Alejandro Delgado Arce, con motivo de la publicación de un legado suyo que permanecía oculto en la Red. Oculto porque se perdió, aunque quedó un remanente en forma de copia. El caso es que él comenzó un precioso ejercicio de comunicación cara el mundo, pero se vio truncado por diversas circunstancias y no tuvo continuación, estando a día de hoy perdido para el común de los mortales. Y es una pena, porque habla de la historia y contenidos de una preciosa institución que camina entre las sombras de la calma claustral del monte de Ervedelo y la claridad de la ciencia que contiene entre sus paredes, donde humano y divino se hermanan. Es triste que su legado no solo se haya perdido (casi), sino que no tenga continuidad, aunque sea de modo sencillo y no profesional. Me refiero a la antigua página del obispado de Ourense que contenía el apartado de la biblioteca del Seminario Mayor de Ourense.
Hubo un tiempo, pocos años ha, en que desde ella se accedía a la página de la biblioteca del Seminario Mayor. Este era un espacio donde se conjuntaban diversas personalidades, que comentaban algunas obras de la biblioteca, amén de novedades, actualización de obras recibidas, agradecimientos por donaciones y digitalización de algunas obras completas o detalles de las mismas. El mismo formato y las imágenes utilizadas hacían gala de la sensibilidad de Alejandro, que trabajó durante años en aquel espacio, catalogando y descubriendo. En colaboración con Felipe Iglesias, informático del obispado, nos abrió la puerta a un nuevo mundo que muchos tuvimos la suerte de frecuentar y redescubrir.
Por desgracia, hoy en día la biblioteca duerme en el olvido de la Red. Gracias al potente proyecto de archive.org podemos acceder a regiones que se han sumido en la sombra del pasado y rescatar partes más o menos grandes de páginas y contenidos que algunos añoramos. Sin esto, tan solo la memoria y los archivos que puedan existir en algún disco duro del obispado de Ourense y del propio autor, estamos perdidos. Hoy ya no existe ningún enlace ni espacio que se ocupe de ella o que la publicite. Tengo la suerte de haberla rescatado del silencio general en 4 entradas de este blog, lo que no es más que un delgado hilo de enlace con un cargamento poderoso que muchos otros podrían exponer. Ni siquiera en el blog ni en la página de Facebook del Seminario Mayor se ocupan de ella, siendo, como debería ser, un lugar de referencia. Revisando, también, mi humilde archivo de recuerdos, veo que apenas la fotografié o publicité sus contenidos demasiado en su momento.
Así que aprovecho que la marea de la curiosidad ha dejado una resaca de recuerdos en la playa y los recojo, no vaya ser que se pierdan para siempre, entre olas de indiferencia o la dulzura agria del olvido. De paso, lanzo la idea: recuperad y abrid una vía de comunicación con la biblioteca. Hay mil modos y maneras de traerla a la cotinianeidad, de ponerla a disposición de la ciudadanía y de asombrarnos con nuevos descubrimientos. Lo más bonito sería que los propios formadores o seminaristas se lo tomen como un regalo que nos hacen, tanto a los que tuvimos la suerte de conocerla como a los que miran cara el edificio y no tienen ni idea de lo que se pierden.
En una entrevista, me comentaba Alejandro: Efectivamente, hoy encontramos en Internet un magnífico campo de
difusión y extensión cultural, una estupenda herramienta para
profundizar en todo tipo de conocimientos y la posibilidad de
trabajar desde casa contando con el acceso a una información muy
fiable que sería impensable en tiempos pretéritos. Sin olvidar que
el éxito de cualquier investigación está en la preparación
humana, en la íntima creatividad y en el esfuerzo personal, las
“facilidades” que se nos ofrecen son enormes.
Desconozco la política actual, más en tiempos de restricciones, pero cuando yo realizaba allí tareas de voluntariado, la biblioteca estaba abierta a todos, seminaristas e investigadores externos. Podías consultar lo que quisieras, pero no recuerdo que se prestasen libros para llevarlos. También se contaba con que la sala de profesores albergaba una continuación que no todos conocían. Y es que el último número de una escogida selección de revistas, españolas y extranjeras, se colocaba en tal sala, en los revisteros dispuestos para tal servicio. La selección incluía temáticas relacionadas con la historia, la filosofía y la investigación bíblica, además de revistas donde Galicia tenía una aparición especial. Alejandro no solo las exponía, cambiándolas cada vez que aparecía un número nuevo, sino que en ocasiones realizábamos cambios de títulos, sobre todo si alguno tenía una periodicidad larga o se cancelaba. La lista es larga y no sé hasta qué punto se amplió, o abarató coste de suscripciones, cuando salió a la venta la revista 'Auriensia', dirigida desde el Instituto Teológico Divino Maestro. Como muestra, esta lista que Alejandro público en el espacio para la biblioteca, en la página del Obispado. Solo las revistas que comenzaban su título con la letra A.
Continuará.
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