lunes, 1 de marzo de 2021

Un legado reconocido de Alejandro Delgado Arce

Un legado reconocido de Alejandro Delgado Arce

No todo ha quedado en el olvido y hay un descubrimiento de Alejandro que lo demuestra. El 22 de mayo de 2007 se hacía público que el primer periódico gallego, El Catón compostelano, estaba completo en la biblioteca del seminario mayor de Ourense. Conocer se conocía la publicación, se había estudiado e, incluso, existía una completa edición facsímil... ¿completa?... Sí, para los saberes de entonces... No, pues resulta que faltaba el final, un último 'Discurso' (así se denominó cada una de las entregas del periódico) que clausuraba el Catón.
 
Algunos autores en sus trabajos dejan traslucir la posibilidad de que no se conocía la colección completa, otros en cambio apostaban por una colección de veintiún discursos. Ahora estamos en condiciones de dar la razón a los primeros: “El Catón Compostelano” se compone de veintidós discursos, probablemente el número total de entregas de este primer periódico gallego. Aunque preferiría pensar que algún día alguien encuentre algo más, y así se vuelva a mirar y estudiar esta curiosísima publicación que está pidiendo a gritos que un estudiante de periodismo o de historia y literatura moderna, haga una tesis doctoral sobre él, comentaba en este blog Alejandro.

El último Discurso conoció una presentación formal ante los medios de comunicación en la misma biblioteca donde fue descubierto. A continuación, tras digitalizarlo rápidamente, lo puso a disposición de curiosos e investigadores en la Red. A día de hoy es posible consultarlo en páginas como la del Consello da Cultura. Otras se encuentran con el enlace roto, ya que al desaparecer el espacio de la página del obispado, desapareció toda la información con ella. Hay otro lugar donde buscarlo, que es el que han elegido para el artículo correspondiente de la Wikipedia, y se trata de archive.org. Y saliendo del ciberespacio, ¿sabías que conoció una edición impresa? Pues sí, en la revista Auriensia, número 10, concretamente. No conozco artículos ni número completo de tal publicación que se hayan liberado para su consulta pública en pdf por la Red... salvo el de Alejandro, que lo colgó. Antes del último Discurso coloca su breve estudio sobre el estado de la cuestión. Se tituló "El Catón compostelano, suma y sigue". 

Por entonces, le dedicaba ratos a la biblioteca y estaba en estrecho contacto con Alejandro, así que pude acceder al ejemplar del Catón y entrevistar con calma al descubridor, mientras la prensa escrita le dedicaba fotografías y artículos.
 

Este escrito tuvo su cierta repercusión, pero hubo más, y pongo un ejemplo, que pasó sin pena ni gloria. Sí, otra vez la biblioteca del seminario mayor de Ourense disponía de un escrito único y se publicitaba. Y sí, se realizaba el seguimiento desde el espacio que la página del obispado le proporcionaba. Esta vez era don Carlos Santos Fernández quien daba la voz de atención: habían aparecido "unas constituciones fantasmas". 
 
No era que tal obra hubiera sido documentada en el pasado, se sabía de su existencia y ya no existía referencia en el presente, sino que de la obra se había hablado en el pasado, aparecían dos fichas en el presente... pero uno de los ejemplares no aparecía por ningún lado. De repente, gracias a la labor investigadora de Carlos y la disponibilidad de Alejandro, saltaba a la luz pública un nuevo documento único: las constituciones emanadas del sínodo presidido por el cardenal Agustín Spínola, arzobispo compostelano. La asamblea sinodal se había celebrado durante los días 3, 4 y 5 de julio de 1635. El olvido, propiciado por la falta de ejemplares impresos, se abatió sobre las sinodales del arzobispo Spinola; desde entonces –a tenor de lo conocido- se han considerado perdidas, contaba el investigador. En el Catálogo Colectivo de Patrimonio Bibliográfico se indican dos ejemplares, el nuestro y otro en la Biblioteca del Museo Provincial de Pontevedra. Pero Carlos Santos nos comentó que el ejemplar de Pontevedra estaba desaparecido, comentaba el ayudante de la biblioteca. El documento custodiado en Ourense pasó a ser presentado en sociedad de un modo sencillo y se ofreció la versión digitalizada, que enriquecía el estudio de los historiadores y abría el interrogante de cómo acabó en Ourense y se perdió en Santiago.
 
 
Esto nos lleva a conocer una interesante propuesta: la de presentar diferentes y antiguas obras de la biblioteca. Alejandro llegó a digitalizar 5 y colgó 8 notas sobre otros tantos tesoros bibliográficos, encargando a diferentes personalidades la redacción de una somera descripción del documento. Los archivos de la biblioteca se abrían de un modo nuevo, elegante, sencillo y vistoso. Ya no solo tenías la oportunidad de visitarla, consultar sus libros, sino que ahora descubrías que conservaba obras que no se encontraban en otro lugar, podías tenerlas en tu propio ordenador y te las sintetizaban distintos investigadores. El diálogo entre la sociedad y la institución se abrió de un modo nuevo y los primeros frutos de esta colaboración se veían... hasta que, casi de pronto, desaparecieron. En el poco tiempo de existencia, el apartado web ofreció desde un panegírico a san Martín, patrono de la diócesis, hasta el curioso descubrimiento de unas letras de cambio, pasando por las digitalizaciones en pdf de dos Sinodales completas, una de ellas, "fantasma".
 
Descubrimos que aquellas tres salas del seminario mayor de Ourense tenían algo más que libros y que muchos de aquellos papeles eran de rara o, al menos, curiosa existencia. Alejandro incluyó varias fotografías que nos acercaban a épocas pasadas, curiosidades de impresión, firmas y ex libris, amén de abrirse a colaboraciones que enriquecieron su trabajo de catalogación y nuestra admiración ante los datos que se revelaban bajo una mirada experta.
 
Esta filosofía es la que anima la actividad de la página Web del Obispado de Ourense, en la que está alojada la página Web de la Biblioteca del Seminario: dar de nosotros (obispado, vicarías, delegaciones, parroquias, comunidades, equipos, grupos, asociaciones … etc.) lo mejor de nosotros mismos, ya sea el compartir la espiritualidad de una peregrinación, la sencillez de la Fe expresada en una novena, las publicaciones con las que se pretende cumplir el mandamiento de la formación religiosa de los cristianos … o el mostrar los tesoros bibliográficos de nuestra diócesis que son patrimonio cultural de todos. Y todo ello A.M.D.G. (para la mayor gloria de Dios), dijo Alejandro en su momento.

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