Breve revensión del libro "Más fuertes que el mal".
En sus páginas veremos cómo la oración sale una y otra vez y cómo es la oración la que libera a tantas personas de la acción ordinaria y extraordinaria del demonio. Sí, ha leído usted bien, del demonio. Las páginas escritas entre este exorcista y este periodista italiano son una muestra actual de cómo el mal cobra siempre nuevas caras aunque los objetivos sean los mismos: la perdición de la persona en la desesperación y la muerte. Pero, sobre todo, es un canto en forma de diálogo, a la esperanza en Dios, a la devoción a la Virgen María y a la oración confiada en los ángeles y santos.
Es una especie de larga conversación en la que las voces de dos amigos hablan y se complementan. Realmente, leemos pero es casi como si se escuchase. El ritmo es ágil, los capítulos son breves y la amplitud de temas tocados es amplia. Las palabras del padre Amorth están en cursiva y todas las demás (el periodista Roberto, las citas, documentos, testimonios...) están en normal. Como dije, una conversación, ya que no se sigue el esquema de preguntas y respuestas sino que es una lectura continua en lo que se alterna es el tipo de letra.
De fondo apreciaremos siempre la lucha entre el bien y el mal, las armas cristianas contra los poderes oscuros y las debidas advertencias. Pero no estamos ante un tratado de teología ni un libro para interesados en la demonología. Más bien, es una especie de compendio sobre la fe en el mundo angélico y sus influencias en la vida cotidiana de muchas personas, sobre todo a través de los maleficios, el recurso a adivinos, las actividades de ciertas sectas y, en definitiva, la acción del mal en el mundo, ese mal (o malo) ante el que pedimos protección siempre que rezamos el Padre Nuestro.
Ojo, la luz reborda de estas páginas en forma de ánimos para rezar, en el cariño que se nota del Padre Amorth a la Virgen, en el consejo de llevar adelante una vida cristiana seria y confiada, en la machacona advertencia a revestirse de la fe y concretarla en obras buenas, dejando de lado prácticas supersticiosas.
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