El título completo del artículo de don Santiago Guijarro Oporto es 'La dimensión política de los exorcismos de Jesús. La controversia de Belcebú desde la perspectiva de las ciencias sociales', publicado en: Estudios Bíblicos 58 (2000) 51-77, año de publicación: 2000. Junto con mis síntesis, aporto varios recortes del artículo, que puede consultarse gratuitamente en línea.
Desde varios modelos de las ciencias sociales, el profesor Guijarro comenta los pasajes donde Jesús es acusado de estar poseído, de echar a los demonios con el poder de los propios demonios. Los exorcismos de aquel hombre llamaron la atención y son uno de los puntos en los que los investigadores coinciden. Pero la interpretación que sus contemporáneos dieron de ellos difiere de la que ofrece el propio exorcista. Veremos que los poderosos aprovechan tales exorcismos para marginarle y anularle socialmente. Sin embargo, Jesús le da la vuelta a la tortilla y ofrece una visión muy positiva de lo que hace, acusa a los propios acusadores y oferta un nuevo estilo de vida y sociedad.
El texto escogido es Mt 12, 22-30 y sus paralelos, textos donde se ve las diferentes composiciones literarias y se puede establecer una correlación de parecidos y diferencias, lo que ocupa la primera entrega del escrito. En síntesis, lo que nos dicen los evangelios es que Jesús fue acusado de expulsar demonios con el poder de Belcebú, príncipe de los demonios, y que él respondió a tal acusación negándola y ofreciendo tres argumentos diferentes.
Esto da pie al autor para realizar una inmersión en el contexto social de tal controversia y mostrarnos las herramientas de las ciencias sociales para comprender mejor estos antiguos textos.
Las actitudes ante los exorcismos de Jesús fueron dos, básicamente: admiración o contraposición. Esta última suele venir de los poderosos de la época, aunque contaminan las opiniones de otros, como la de sus familares. En ciencias sociales hay un modelo, que es el del etiquetado (labelling theory), y aquí nos dice que a Jesús lo etiquetan negativamente, lo estigmatizan, declarando su comportamiento como desviado, que afecta negativamente a la comunidad. ¿Quién define tal desviación? La misma sociedad donde vive, con su sistema de valores y normas. ¿A quién afecta? A la propia persona y su entorno. ¿Cómo se le margina? Acusándolo públicamente de desviación, marginándolo a la vista de todos, de modo que se transforma su propia identidad comunitaria, se le da el rol de desviado. En el artículo se citan autores y procesos concreto de tal tipo de marginación y reasignación de rol social.
Las posesiones se dan en ámbitos y épocas con características que conocemos. Así, pueden interpretarse como una liberación o atenuación de tensión por parte de personas y grupos oprimidos. De hecho, se admitía la posesión y se liberaba de cierta responsabilidad a la persona posesa, que mostraba un comportamiento socialmente no admitido. Jesús exorciza en privado, en el ámbito familiar, y en público, pero es en este segundo ámbito donde se le acusa. Son los poder fácticos lo que le marcan como poseso o brujo, de modo que actúan para controlarle y neutralizar su actividad sanadora. Tal actividad desestabiliza la sociedad de entonces, hasta tal punto que ya no solo lo ven las autoridades como peligroso, sino su misma familia y gentes del pueblo.
Ya todo esto, ¿qué dice el acusado? Su reacción puede leerse desde el esquema reto-respuesta. Jesús no calla ante los acusadores, sino que defiende su honor personal y les da explicación de lo que hace. Primero, les dice que no puede vencer a los demonios con su mismo poder, porque es una contradicción. ¿Qué reino lucha contra sí mismo? A continuación, aclara que su poder y Reino son los de Dios, enemigo de los demonios. Y, de paso, pone en entredicho a los acusadores: sus hijos (¿discípulos ya de Jesús?) cuando exorcizan, ¿qué poder usan? Finalmente, les plantea que el reino demoníaco sale vencido con sus exorcismos, que está asediado y dañado de muerte. Don Santiago va más allá y realiza un nuevo análisis de esta confrontación desde el modelo de Rogers y Buffalo, con su tipología estructurada en torno a nueve reacciones ante una etiqueta negativa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario