(Un cuento de san Xoán de Louredo, Cortegada, Ourense)

Le llamamos Refexón y comienza en un cruce de senderos, donde un sencillo crucero bendice a cuantos le dedican una callada oración. El caso es que el vecino de Louredo iba con el saco a la espalda, pasó ante el cruceiro y el hombre de la lumbre como quien pasa delante de un gato. Unos pasos más allá escucha que el hombre le dice: oye, ya que no me saludas, por lo menos saluda a este que tengo al lado (refiriéndose al cruceiro). No cuenta la historia si el hombre siguió tal como había entrado, pero sí que, una vez regresado de moler, buscó los restos del fuego que calentaba la aquel misterioso hombre... Y no los encontró. Por lo visto era el demonio que, bajo forma humana, merodeaba el pueblo aquella noche.
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