Joer, qué bien se está en los ochenta, así que me cojo a la manita de David Charles Engelbach y nos paseamos por 1986. La peli nos dará la patada hasta unos siglos más tarde, llamándose America 3000, posándonos en un mundo postcatastrófico barrido por las armas nucleares y el paso del tiempo. Un mundo que la lucha de los desaparecidos mericanos y comunis dejó convertido casi en desierto. Donde la distribución de la población es en hordas nómadas o pequeños asentamientos vigilados y fortificados. La tecnología ha desaparecido para dar paso a la chatarra, la devastación y el reinicio de la civilización norteamericana de forma nada pacífica, estratificada en dos bandos: los hombres, denominados brujos y plugots, las mujeres, denominadas fraun. Cómo no, las tías van preparaditas y han montado unos asentamientos to chulos y preparados, con puertas y alarma y alimentos. Los plugots son casi cavernícolas incendiarios que las atacan. Las fraun no son unas depositarias de la paz precisamente y sus armas están bien prestas y afiladas. Raptan plugots para esclavizarlos (machos), usarlos como sementales (semillas) o tenerlos de mascotas (juguetes).
Aquí entra en escena el personaje que nos contará parte de la movida, la voz en off que ahora adquiere rostro, el de un plugot atado a otros, destinado a la esclavitud de las fraun. Será narrador, pero no protagonista. El papel principal se lo lleva Korvis, un chico destinado a semilla que huye con nuestro narrador y se convierten en inseparables, capaces de entrar en zona prohibida para la fraun y rehacer la vida con otros plugots, estableciendo un asentamiento fortificado como el de las fraun.
A este nivel cabe destacar ese detalle de evolución. A él hay que sumar el hallazgo de una maleta con ropa, sombrero incluido, y un libro, un abecedario que muestra dibujos, su nombre y la manera de pronunciarlo colocando los labios en determinadas posiciones. Sencillo pero emotivo el momento en que Korvis, con su librito infantil, lee y comprende lo leído, llegando a la toma de conciencia de que es un hombre, ya no un plugot. Como si el descubrimiento de la palabra le iluminase el concepto y la revelación se abriese en forma de una nueva existencia.
Así, es normal que al hallar un enclave protegido de un campo norteamericano, este iluminado tome nuevas armas y no las use para destruir, sino para convencer a la líder femenina, la tiara, de que pueden cambiar la historia y caminar juntos a un nuevo horizonte de existencia. Su idea halla acomodo en la mentalidad de la tiara, que se llama a sí misma mujer. El inicio del diálogo se establece desde ese punto: no más plugots ni fraun, ahora hombres y mujeres, juntos. La devacle proveniente de la lucha de sexos se supera con la nueva mentalidad de estos dos líderes, que se reconocen como iguales por ir mínimamente aseados y descubrir una empatía mutua. Tan empáticos que acaban en la cama, dando un nuevo concepto al sexo. Solo lo vemos desde la perspectiva femenina, pero el sexo es llamado siembra y es una obligación de algunas fraun que no se lo toman muy bien... al principio.
Un "eimi" era un "juguete" que se había escapado. Las "frau" los tenían como mascotas y les llamaban juguetes. Para asegurarse que no hablarían les cortaban la lengua y para que fueran dóciles... les cortaban otra cosa.
El caso es que hay un cambio de conciencia que debe superar aún muchos obstáculos antes de su realización. Como siempre, la esperanza y el cambio, frágiles, dependientes de unos pocos individuos que se unen contra la masa. Y es que a ver cómo convences a los enemigos para la reconcicliación y la construcción común. La suerte que tienen estos es que muchos creen que en el futuro surgirá un mesías que llevará al mundo a un nuevo horizonte. Ese mesías es llamado presidente. Korvis usará esa creencia y sus nuevos juguetitos para convencer a las fraun de que él es el presidente, sobre todo después de que un cuidador de juguetes le tomase por tal. A Vina le dice la verdad pero al resto de fraun intenta convencerlas con el poder de la técnica recién adquirido.
Problema. Las fraun también tienen nuevas armas incendiarias y una conspiración toma el mando del campamento para separarse de las consignas de la tiara. Las buenas voluntades parecen irse consumiendo bajo el fuego de las promesas de una destrucción total de los plugots. Lo que no contaban era con que los tontícolas ahora estaban tan bien pertrechados. Y hay que volver al campamento. Allí se verá que la batalla ha estado orquestada desde la sombra, lejos del pensar y sentir de la tiara. Que no ha habido una traición al hombre, sino una toma de poder interna pergeñada por la kela, la segunda de a bordo, y la tiara de las fraun de Kansos. Así que lo que se había hecho y dicho en privado pasa ahora a terreno público, con los bandos enfrentados cambiando disparos por besitos.
Korvis: Que te diviertas, flaco.
En este sentido vale la pena ver la evolución de esos espíritus que deciden cambiar las cosas aún teniendo todo en contra. En el lado femenino la conciencia se despierta gracias a la decisión de una tiara moribunda en dar el poder a su hija más sensible, aunque guerrera igualmente, y no a la más cizañera. Por parte masculina, con la lectura y la toma de conciencia de ser un hombre libre. Todo se produce como en las parábolas evangélicas acerca del Reino, como en una siembra, de forma lenta y escondida.
Plástico guay... Aunque sea de modo anecdótico, en la película se usan varias expresiones y nombres que se van explicando, generalmente por la voz en off. Expresiones que me andan en la cabeza desde entonces y que no suponen mucho esfuerzo aprender al ser tan pocas. Pero son graciosas. Así, la usada antes, para dar inicio al párrafo, significa genial, de acuerdo, todo perfecto. Pero si solo dijésemos plástico significaría lo contrario. O por ejemplo, para decir no se dice negui y para decir que la cosa ta muy pero que muy mal, negui negui. Ya, ya, han pasado 900 años y las variaciones son escasas, jeje. El pasado apenas se recuerda pero gracias a las fraun sabemos que fue una gran explosión la que barrió la tierra, o la nucleó, en idioma actual, significando muerte. Explosión por culpa de la guerra entre mericanos y comunis. En la película se darán más datos cuando Korvis entre en el búnker y vea una grabación dirigida al presidente norteamericano respecto al uso de ordenadores, misiles y el inicio de la guerra nuclear. En fin, que no hay mucho lío a la hora de usar nuevas expresiones y se lo ha currado más mi Ami cuando el otro día dice: Si no es de Swarovski no es libélula. Es bicho.
Ah, bicho también hay uno en la peli. Claro, con tanta radiación uno se pregunta dónde quedan los mutantes, ¿verdad? Pues hay uno, encarcelado en el campamento de las fraun, que sirve como prueba iniciática a las que se presentan a guerreras. Su nombre lo dice todo, Arg, el horrible. Ser peludo que recuerda al Pies Grandes y que se enfrenta a las fraun para ponerlas a prueba. Divertido momento en que Korvis le libera y el bicho se va con los hombres, activando la sirena que hasta hace nada tenían las fraun para dar la alarma al grito de teléfono rojo, teléfono rojo. Luego, ya se queda con los hombres, sin saber qué hacer, pasando el tiempo husmeando, jugando con un desdorante y portando el radio cassette a todo volumen.
Korvis: El futuro empieza con nosotros.
Vina: Ahora.
(Se besan)
En Off: Nadie sabía lo que estaba haciendo Corvis y Dina pero cuanto más les mirábamos más plástico guay nos parecía.
Aquí entra en escena el personaje que nos contará parte de la movida, la voz en off que ahora adquiere rostro, el de un plugot atado a otros, destinado a la esclavitud de las fraun. Será narrador, pero no protagonista. El papel principal se lo lleva Korvis, un chico destinado a semilla que huye con nuestro narrador y se convierten en inseparables, capaces de entrar en zona prohibida para la fraun y rehacer la vida con otros plugots, estableciendo un asentamiento fortificado como el de las fraun.
Novecientos años después de la Gran Explosión, el mundo creado por los hombres fue destruido. A pesar de las tinieblas y los escombros radiactivos surgió un nuevo orden. Y el mundo estuvo woggos. En el viejo lenguaje, woggos significaba loco.
A este nivel cabe destacar ese detalle de evolución. A él hay que sumar el hallazgo de una maleta con ropa, sombrero incluido, y un libro, un abecedario que muestra dibujos, su nombre y la manera de pronunciarlo colocando los labios en determinadas posiciones. Sencillo pero emotivo el momento en que Korvis, con su librito infantil, lee y comprende lo leído, llegando a la toma de conciencia de que es un hombre, ya no un plugot. Como si el descubrimiento de la palabra le iluminase el concepto y la revelación se abriese en forma de una nueva existencia.
Así, es normal que al hallar un enclave protegido de un campo norteamericano, este iluminado tome nuevas armas y no las use para destruir, sino para convencer a la líder femenina, la tiara, de que pueden cambiar la historia y caminar juntos a un nuevo horizonte de existencia. Su idea halla acomodo en la mentalidad de la tiara, que se llama a sí misma mujer. El inicio del diálogo se establece desde ese punto: no más plugots ni fraun, ahora hombres y mujeres, juntos. La devacle proveniente de la lucha de sexos se supera con la nueva mentalidad de estos dos líderes, que se reconocen como iguales por ir mínimamente aseados y descubrir una empatía mutua. Tan empáticos que acaban en la cama, dando un nuevo concepto al sexo. Solo lo vemos desde la perspectiva femenina, pero el sexo es llamado siembra y es una obligación de algunas fraun que no se lo toman muy bien... al principio.
Un "eimi" era un "juguete" que se había escapado. Las "frau" los tenían como mascotas y les llamaban juguetes. Para asegurarse que no hablarían les cortaban la lengua y para que fueran dóciles... les cortaban otra cosa.
El caso es que hay un cambio de conciencia que debe superar aún muchos obstáculos antes de su realización. Como siempre, la esperanza y el cambio, frágiles, dependientes de unos pocos individuos que se unen contra la masa. Y es que a ver cómo convences a los enemigos para la reconcicliación y la construcción común. La suerte que tienen estos es que muchos creen que en el futuro surgirá un mesías que llevará al mundo a un nuevo horizonte. Ese mesías es llamado presidente. Korvis usará esa creencia y sus nuevos juguetitos para convencer a las fraun de que él es el presidente, sobre todo después de que un cuidador de juguetes le tomase por tal. A Vina le dice la verdad pero al resto de fraun intenta convencerlas con el poder de la técnica recién adquirido.
Problema. Las fraun también tienen nuevas armas incendiarias y una conspiración toma el mando del campamento para separarse de las consignas de la tiara. Las buenas voluntades parecen irse consumiendo bajo el fuego de las promesas de una destrucción total de los plugots. Lo que no contaban era con que los tontícolas ahora estaban tan bien pertrechados. Y hay que volver al campamento. Allí se verá que la batalla ha estado orquestada desde la sombra, lejos del pensar y sentir de la tiara. Que no ha habido una traición al hombre, sino una toma de poder interna pergeñada por la kela, la segunda de a bordo, y la tiara de las fraun de Kansos. Así que lo que se había hecho y dicho en privado pasa ahora a terreno público, con los bandos enfrentados cambiando disparos por besitos.
Korvis: Que te diviertas, flaco.
En este sentido vale la pena ver la evolución de esos espíritus que deciden cambiar las cosas aún teniendo todo en contra. En el lado femenino la conciencia se despierta gracias a la decisión de una tiara moribunda en dar el poder a su hija más sensible, aunque guerrera igualmente, y no a la más cizañera. Por parte masculina, con la lectura y la toma de conciencia de ser un hombre libre. Todo se produce como en las parábolas evangélicas acerca del Reino, como en una siembra, de forma lenta y escondida.
Plástico guay... Aunque sea de modo anecdótico, en la película se usan varias expresiones y nombres que se van explicando, generalmente por la voz en off. Expresiones que me andan en la cabeza desde entonces y que no suponen mucho esfuerzo aprender al ser tan pocas. Pero son graciosas. Así, la usada antes, para dar inicio al párrafo, significa genial, de acuerdo, todo perfecto. Pero si solo dijésemos plástico significaría lo contrario. O por ejemplo, para decir no se dice negui y para decir que la cosa ta muy pero que muy mal, negui negui. Ya, ya, han pasado 900 años y las variaciones son escasas, jeje. El pasado apenas se recuerda pero gracias a las fraun sabemos que fue una gran explosión la que barrió la tierra, o la nucleó, en idioma actual, significando muerte. Explosión por culpa de la guerra entre mericanos y comunis. En la película se darán más datos cuando Korvis entre en el búnker y vea una grabación dirigida al presidente norteamericano respecto al uso de ordenadores, misiles y el inicio de la guerra nuclear. En fin, que no hay mucho lío a la hora de usar nuevas expresiones y se lo ha currado más mi Ami cuando el otro día dice: Si no es de Swarovski no es libélula. Es bicho.
Ah, bicho también hay uno en la peli. Claro, con tanta radiación uno se pregunta dónde quedan los mutantes, ¿verdad? Pues hay uno, encarcelado en el campamento de las fraun, que sirve como prueba iniciática a las que se presentan a guerreras. Su nombre lo dice todo, Arg, el horrible. Ser peludo que recuerda al Pies Grandes y que se enfrenta a las fraun para ponerlas a prueba. Divertido momento en que Korvis le libera y el bicho se va con los hombres, activando la sirena que hasta hace nada tenían las fraun para dar la alarma al grito de teléfono rojo, teléfono rojo. Luego, ya se queda con los hombres, sin saber qué hacer, pasando el tiempo husmeando, jugando con un desdorante y portando el radio cassette a todo volumen.
Korvis: El futuro empieza con nosotros.
Vina: Ahora.
(Se besan)
En Off: Nadie sabía lo que estaba haciendo Corvis y Dina pero cuanto más les mirábamos más plástico guay nos parecía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario