viernes, 29 de abril de 2016

Imperio 3. Cómics Star Wars. II

Sigo con el volumen de la colección de cómics Star Wars que publicó hace un par de años Planeta DeAgostini. Selección del abundante material acerca del universo expandido. Y es que la Galaxia no se agota en siete películas, aunque a veces parece que la creatividad ha dado lugar a planetas muy parecidos. Tampoco se agota en sagas familiares y largas tramas. Aquí vemos que las pequeñas historias llenan esos huecos de lo heroico y lo reseñable, conformando un continuo donde lo cotidiano se enriquece con lo grandioso puntual. Este volumen recoge 6 de esas historias, aventuras breves que nos dan el pulso de varios puntos de la Galaxia tras la destrucción de la primera Estrella de la Muerte. Esto no pone en jaque al Imperio pero supone un punto de inflexión. Es la noticia que puede llevar a muchos timoratos o reticentes a la unión con la Alianza Rebelde. La piedrecita en el raíl imperial no descarrila el tren pero es aviso del futuro desmoronamiento.

La Alianza, una vez deslastrada de las tramas del Emperador, Vader y Starkiller, nace al amparo de la esperanza y el deseo de derrocar un Imperio que se opone a la democracia y la paz. Aquellos primeros rebeldes son personas de poder y dinero que no se han acomodado sino que presentan batalla tirando de sus poderes. Poco a poco, han conformado un ejército y se han lanzado contra la mayor maquinaria de guerra imperial concebida y construida, dándole matarile al aparato y sus manejantes. Que sea el mayor no significa que sea el único, así que es necesario reunificarse y pensar los siguientes movimientos, so pena de dormirse en los laureles y ser capturados por el operante ejército imperial. Para más inri, Darth Vader sigue vivo y activo. Se cree necesaria la busca de terreno apropiado para una nueva base rebelde. En estas lides veremos actuar a Leia y C3PO. Es el inicio de Un pequeño pedazo de hogar.

Su viaje estelar les conduce al sistema Ryloth, a una luna que conserva parte del patrimonio cultural, faunístico y florístico de Alderaan. Los encargados de tal reserva son dos hermanos que han llevado parte de su planeta de origen a este vergel oculto. Una apuesta arriesgada pero que colma en parte la nostalgia del planeta destruido por la Estrella de la Muerte. Un suceso que ambos hermanos ven desde ópticas distintas. Raal Panteer apoya a Leia y no cree que la destrucción de Alderaan sea su culpa. Su hermano, Heeth, no está de acuerdo y ve en la presencia de Leia un gafe que la acompaña en cuanto a temas con el Imperio se refiere. Por eso uno está dispuesto a escuchar sus propuestas de una base rebelde en su planeta y otro la quiere lejos, antes de que atraiga dolor a su pequeño paraíso. 

Pasearemos de la mano de Raal y Leia por un terreno donde la fauna y la flora, aún contando con especies de diferentes orígenes, recuerda a Alderaan. Las escenas bucólicas de un tranquilo paseo entre dos amigos (aunque descubriremos que Raal desea ser más que eso) dan lugar a una lucha por la supervivencia. El transporte es atacado por un gran animal y ambos quedan a merced de su tesón por regresar a salvo a la mansión Panteer. Desde este instante, contando breves descansos, el camino se vuelve una continua acción de escapada y enfrentamiento a distintas especies, grandes y pequeñas, que pone en jaque a la pareja. Los recuerdos compartidos son un bálsamo y una inyección de ánimo para dar un paso más y no caer bajo el peso de la desesperanza o el cansancio. Todo parece descender a un sinuoso sendero de penalidades y horrores carnívoros, sobre todo tras la mordedura ponzoñosa que recibe Raal. Un beso de Leia, como otro de tiempos pretéritos, ilumina su rostro en la agónica sonrisa que se vuelve despedida.


Heeth y C3 los encuentran pero ya nada hay que hacer, salvo trasladar el cadáver del hermano Panteer y llevar a Leia a un lugar seguro. Heeth, despechado, no puede por menos que echar a la otrora princesa y senadora de su propiedad, sumido en el dolor de una nueva pérdida ("y ahora un pedazo más de Alderaan se ha perdido para siempre"). Fin triste para una misión que se las prometía sencilla y hasta alegre, con el reencuentro de compatriotas que han perdido su hogar. Ni la presencia de Han y Luke a su vuelta la consuelan. Leia se refugia en el trabajo para no dar rienda suelta a los oscuros sentimientos que la embargan.  

Es de la misma época (unos seis meses tras la Batalla de Yavin) la siguiente aventura, esta más alegre y con toques más sensuales. Este toque se lo reparten la princesa Leia, enfundada en un traje que remarca su figura y le da cierta elegancia, y la soldado Deena Shan, una rubia con cierta voluptuosidad encargada de los suministros, enrolada en la Alianza desde hace tres meses. Leia se prepara para una nueva conversación con potenciales aliados y Deena pasea realizando revisiones de combustible y municiones, tocándole la vez al Halcón (sí, como siempre, en reparaciones). Las conversaciones dan tiempo a que se reúnan al lado de la chatarra más rápida de la Galaxia los amigos y protagonistas Leia, Han, Chewie y Luke. Y la alarma que suena les une más al romper los planes de cada quien por una escapada apresurada al interior del Halcón, saliendo apresuradamente al espacio. Todos menos Luke, que va cara su caza. La narración corre por cuenta de Deena, la soldado con ganas de aventuras que acaba al lado de sus héroes. Comienza Juntos en solitario.


La escapada es parte del procedimiento de los últimos tiempos: la cercanía imperial activa alarmas que lleva a la flota a dispersarse y reunificarse más tarde, huyendo de una potencia que les supera. El Halcón aparece donde le lleva el azar del salto pero se encuentra incomunicado (lo típico, falta de reparaciones). Puede recibir mensajes pero no emitirlos. Y lo primero que reciben es una llamada de emergencia que van a comprobar. La misión se divide en dos grupos: Han y Chewie a investigar, Leia y Deena en la nave. Y lo que descubren es un crucero coreliano abandonado, cubierto de vegetación. Mientras las mujeres están intercambiando sus historias de cómo llegaron a la Alianza, los hombres revisan el diario de a bordo para intentar descubrir qué pasó. Con unas reservas agónicas de energía descubren que la triplación ha muerto por la falta de comida y un peligro exterior. Agotadas las reservas y sin poder hacer nada más, salen del crucero para toparse con ese peligro.

Sigue allí fuera porque forma parte del planeta: una gran masa vegetal con boca dentada que come carne y atrapa a nuestros héroes. Gracias a la fuerza de Chewie y la rápida actuación de Leia se solventa el problema a base de bláster. Deena tarda en reaccionar y vemos como Han usa la ballesta láser de su copiloto. Aunque solo sea para un disparo o unos pocos cuenta, ¿no? Y queda fuera un tanto la escena del episodio VII donde parece que lo usa por primera vez. Ale, ale, tampoco es para tanto. La cosa es que se salvan y Deena puede conocerle a sus héroes y compartir una aventurilla a su lado. 

Esta belleza rubia de ojos azules es una joven que se anima con las actuaciones de los héroes de la saga. Incluso fantasea con nuevas posibilidades dentro de la Alianza. Su coqueteo y ensoñación alcanza a todos los hombres con los que se cruza, estando más fija en Solo. Al final de la aventura no lo ve a su alcance y más bien lo reconoce como pareja de Leia. Ella se da tiempo para sus futuras relaciones y tontea con la idea de dedicarse a Luke. Estamos ante una jovencita con ganas y entusiasmo, sin negarle su parte más sentimental o coqueta.


En un arranque que mezcla cariño, pasión y humor nos metemos en la última historia. Aquí ya reducimos el campo de atención para fijarnos en Leia y Han. Lejos de lo que podríamos pensar, 3 años después de Yavin aún no son pareja y parecen estar como en las primeras de cambio de su relación. Han es el graciosete tipo duro que arregla una y otra vez su cacharro de traslación interestelar y Leia es una mujer de armas tomar que no lo pasa la segunda.

La graciosa imagen que abre la historieta, tras unas viñetas recordando el pasado, consiste en el título y un cable de conexión con forma de corazón con Leia y Han dentro. A su alrededor, graciosas figuritas de personajes de la saga emulando a Cupido. En medio, los dos adultos gritándose. Una historia de san Valentín. Rompiendo el hielo... ya.

Su relación es de amor-odio, como el perro del hortelano que ni come ni deja comer. Lo que nos pone en una interesante situación de tensión no resuelta que se agrava cuando Han y Leia han de volar juntos cara Hoth. ¿Quieres más de lo mismo? Su nave acaba en el suelo en medio de una tormenta bestial. Así que ahí les tendremos, juntitos y esperando un fin poco esperanzado, sufriendo una progresiva congelación dentro de la nave. El bueno de Han llega a salir sin protección a campo abierto impulsado por su cariño a Chewie, del que ha perdido comunicación y localización. La nieve y la tormenta los separa en distancia pero los iguala en situación, sacando que el wookie está mejor preparado para el frío.

Al final, este con dos hombres encuentran a la pareja a punto de darse un beso y morir por congelación. Final feliz para un episodio donde los dos protagonistas dan un sensible paso cara el amor que luego les une (antes del episodio VII, claro). Han, como ya sucede antes, vuelve a tomárselo con calma y no abandona inmediatamente la Alianza sino que se mantiene como mercenario y se lo toma con calma. Leia sonríe a su espalda con un gesto cariñoso cara él.

 

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