jueves, 3 de diciembre de 2015

Trasteando en "El gabinete del doctor Caligari"

Por fin me animo con un clásico, con esa joya del expresionismo alemán que dio nombre a un grupo de pop español. Y lo hago desde las estanterías de la Biblioteca Nodal de Ourense, que veo bien provistas, al menos para quien no ha visto tanto cine como yo. Aprovecho para comentarte que allí se recogen donaciones tanto de libros como DVD, juegos y revistas.



El encuentro con este filme ha sido un encuentro con curiosidades como su misma trama, que no conocía en profundidad. También me ha gustado mucho porque por fin gusto la fuente de la que bebió Rob Zombie para su vídeoclip Living Dead Girl, que me encanta. No sabía de la historia de la restauración de esta película, realizada por la Friedich Wilhelm Murnau Stiftung a partir de copias repartidas por varios países, como la misma Alemania y Montevideo. Un dato de esta historia es que contiene los carteles o rótulos escritos originales en alemán. Y que se recuperó el tintado original, que asciende a, creo, cinco colores distintos a lo largo de la película. Esto es interesante ya que la mayor parte de las copias fueron en blanco y negro y con metraje cortado. También me hizo sonreír la anécdota de los escenarios: por lo visto se pidió a un autor en concreto para ellos, alguien se confundió y acabaron trayendo a tres: Walter Reimann, Röhring y Herman Warm, que plasmaron su arte en lienzos y telas magníficamente colocadas, dándole ese aire irreal y tan curioso al mundo filmado. Respecto a las lecturas que se hacen de la película, las hay literales y hay unas de corte social, donde el doctor sería el poder y el sonámbulo representaría al derrotado y dormido pueblo alemán.

Iba a ser un proyecto para Murnau pero no pudo aceptarlo por estar trabajando en otra película. Recae en Robert Wiene que la saca así de bien. Se proyecta en Berlín en febrero de 1920 y sufre varios cambios como son el dejarla en blanco y negro y recortar minutos para siguientes estrenos y proyecciones.

Sentados con uno de los protagonistas, veremos pasar a una joven con la mirada perdida en el infinito. Su desconsolado pretendiente empezará a narrar su triste historia. Y eso que comienza bien, con una feria, con la primera feria de la región. Y en ella no falta el mono de feria, la alegría y el bullicio del pueblo, los carruseles... y, cómo no, la atracción anunciada a golpe de campana. En esta ocasión, la de un joven que lleva 23 años en catalepsia y que solo reacciona ante las palabras de su cuidador, el doctor Caligari. Vive durmiendo en una especie de ataúd. Y al despertar es capaz de predecir el futuro y conocer el pasado de quien le pregunta. Como también suele pasar, acuciado por la pregunta existencia de la permanencia física, un joven se pone ante él para saber cuánto le queda de vida. Horror. La fría respuesta del cataléptico Cesare es que no le quedan más horas que las que restan hasta el amanecer. Y así es. Lo que no sabe la población pero sí observamos nosotros en una secuencia de planos que van desde las sombras a primeros planos de manos agarrotadas y una cara reflejando un terror creciente, es que este joven es asesinado. La secuencia se torna más escabrosa sabiendo que antes ha estado con su amigo y una chica que se debate entre dos chicos. Ellos, buenos amigos, han decidido que ella elija libremente y eso no perjudique su unión. Este es el segundo asesinato. El primero fue el del secretario del ayuntamiento.


La busca policial y del amigo desconsolado da resultado y se anuncia la captura de un hombre. Este asegura usar el mismo modus operandi que el asesino pero se declara inocente de cualquier otra cosa que no sea el intento de asesinato que se traía entre manos. Parece resuelto el asunto pero el rapto de la joven antes citada devuelve a la gente al miedo y a las calles. Una escena icónica es la de esta persecución por calles y tejados de geometrías imposibles, finalizada con la muerte del raptor y la demencia que se apodera de la joven. He aquí el origen de su mirada perdida.




Es el extraño asesino Cesare, el cataléptico, denominado en la película como sonámbulo. Y su mentor, el doctor Caligari. Una investigación por parte del joven Francis lleva a descubrir quién es el doctor: un director de manicomio, un desquiciado conocedor del "místico Caligari" que anhela emularle, controlando a un sonámbulo. Su diario confirma las sospechas.

Pero todo esto es un recuerdo, una narración, como bien iniciaba lo escrito, un flash back. La idea de una historia de asesinatos misteriosos y control mental, abierta y cerrada por una parte realista parece ya estar en las decisiones de Murnau y Wiene lo respeta. Todo aquello no ha sucedido más que en la mente de un maníaco que convive con otros enfermos. Uno de ellos es quien le habla al principio del largometraje, llegando a comentarle que los espíritus le han echado de casa. A este hombre es a quien se le cuenta la historia. La chica de mirada perdida están en medio del patio, en una suntuosa silla, creyéndose una princesa y es el centro de miradas y deseos del narrador.

Esta es una de la lecturas. Otra es la que ve al pueblo alemán adormilado y controlado, en la figura del sonámbulo Cesare. Y otra que se me ocurre compartir es que la narración es real y desvela el origen de la locura de ambos jóvenes.

El ambiente de la película llama mucho la atención, con esas formas retorcidas o circulares, con los ángulos marcados, las puertas triangulares o esas palabras que se dibujan en el aire y persiguen a un nervioso doctor. Si a esto se le añade la coloración en hasta cinco tonos distintos, la irrealidad alcanza cotas magníficas. Eso sin contar que es cine mudo y los maquillajes y gestos nos resultan afectados y grandilocuentes. Nada extraño al pensar que mucha gente tenía como referencia y venía del teatro, donde estos elementos no llamaban la atención. Todavía estaban por descubrir las posibilidades y el lenguaje del cine, esa pantalla que permitía a todos los espectadores estar a la misma distancia de los actores.

De todas formas la he disfrutado sin grandes estridencias, ya que la misma dinámica del filme, siendo de la época, es ciertamente ágil, con esas tomas leeeeentas es ciertos momentos, pero no continuamente. Llama más la atención las sillas estratosféricas de los funcionarios, tanto del ayuntamiento como de la prisión. O la división en actos de la película, con algunos rótulos que nos indican el momento del día, incluso.


La Revolución Industrial estaba en marcha desde hacía años, la psicología se especializaba y buscaba nuevos caminos, fijándose especialmente en su base fisiológica, no quedaban aún muy lejos Mesmer y sus pases y las investigaciones sobre la hipnosis, Alemania parecía despertar del yugo y carga del armisticio, tras la Gran Guerra, el expresionismo se plasmaba ya totalmente en el cine y este iba calando cada vez más entre la población.


Queden estos enlaces para el visionado y la continuación de este diálogo a una sola voz...



1. Con la película, que parece ser la que vi pero cambia en el tema de los rótulos informativos, ya que estos están en inglés y no en alemán, como sí lo están los del DVD de la Biblioteca.

2. Con una crítica interesante y con datos para contextualizarla.

3. Con el vídeo de Rob Zombie.

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