sábado, 6 de febrero de 2016

Vista "La sombra prohibida".

El viento  pastorea esta tarde las nubes sobre Ourense, sin dejarlas parar, así que está de lluvia pero no llueve. Es un cielo con matices que te invita a contemplar y sonreír. Lo acompaño del visionado de una película que ha recibido críticas a mogollón, cuando mejor sería alegrarse que Alemán la llevó a cabo y señalarle los fallos pero animarle. Si en tu tierra nunca eres profeta en España parece que menos. Pero dejemos esas valoraciones para el gusto de cada uno y metámonos un poco en la trama, en esta segunda parte de la Herencia Valdemar. Recordemos que en la primera parte, de título homónimo, terminábamos con la promesa y adelanto de esta segunda. Y, al inicio de esta, tenemos una intro espectacular, tanto en imagen como voz, ofreciendo un resumen de lo sucedido. Las intros han sido alabadas y es un acierto su realización. Y que nos encontramos ante la opera prima de José Luis Alemán, siendo este director, guionista y productor.

Las historias van confluyendo cara la casa, según los distintos personajes se acercan a ella. Porque, al final, todos van camino de ella, se muestre o no. Una reunión que no será una barbacoa entre amigos, precisamente. Fuego y muerte sí habrá. Incluso la motivación no es la típica del género, consistente en la invocación de numinosos seres diabólicos a los que obligar a servirnos.

Ana: Bueno, vale ya, ¿eh? Que hay gente que queremos salir de aquí.

Teníamos a la tasadora raptada, a un par de investigadores en un tren, a los compañeros de trabajo de la primera preocupados y a un siniestro personaje con bastón con empuñadura cthulhuana. En esta parte, todos se movilizan: la raptada para huir, sus compañeros para buscarla, los del tren con diversos intereses, el del bastón... bueno, ese para darle de comer aparte. Se le investigó y parece que quería darse el piro con unos buenos fajos de euros. Eso parece pero de parecer a ser hay un buen trecho. El caso es que por uno u otro motivo, todos acabarán en la casa maldita... o bajo ella.


Aquí hay más de los relatos lovecraftianos, con sus rituales, dioses malvados y subterráneos. Más de una vez vemos a sus protagonistas descubrir y descender a los abismos para darse de bruces con restos arqueológicos que hablan de antiquísimas razas de adoradores de terrores inefables. Aquí los ritos siguen bien vivos pero no parece que se practiquen demasiado aunque sí se conozcan bien. Si hay un cambio respecto al original es que aquí los acólitos e invocadores son todos de la tierra, mientras que en los relatos suelen ser extranjeros de rasgos asiáticos. Aquí vemos más a estudiosos y gente que les apoya sin saber demasiado.

Remitiéndonos al inicio del filme, regresamos a la vida y casa de Lázaro Valdemar, desconsolado esposo que dedica sus horas y dineros para encontrar cierto libro maldito. Viajes y búsquedas que, al final, son recompensados con la posesión del terrible Necronomicón. 


Y no es el único que lo busca. El mismo Lovecraft se presenta en el filme como hombre dedicado al estudio del libro, enterado de las pesadas cargas que su adquisición conlleva. Interpretado por un hierático Luis Zahera, se presenta en una fiesta de la casa Valdemar y pide examinar el tomo del dueño. Antes, lo dice Lázaro, ya se han encontrado en otras partes del mundo y confrontado sus intereses: uno tenerlo, el otro ponerlo a buen resguardo. A mí que me gustan los libros y libros antiguos me quedó mal sabor de boca al ver que Lovecraft reconoce aquel tomo como el auténtico, con un par de vistazos por fuera y uno acelerado por dentro. Aquí ya no pusieron al actor a declamar en perfecto castellano sino que pronuncia con acento americano, dándole un mínimo de credibilidad. Al igual que Crowley, en la anterior parte, resulta que tiene poderes o trucos mágicos de los que hacer uso. 

Lovecraft: Antes de irme voy a darle un consejo sobre el buen uso del libro. Existe un código universal que afecta por igual a todas las ciencias ocultas, una única norma clara y sencilla: las leyes de la naturaleza son inalterables. Permítame demostrárselo...

Un muy enfermo Naschy aparece unos minutos en su papel de mayordomo, Jervás, que se entristece ante el estado de su dueño, rodeado de libros y conjuros, dedicado a lo que parece una quimera. Trata con Lovecraft, que ambos buscan salvar al señor Valdemar.


Jervás: ¡Por Dios! Esto tiene que acabar. Lo que está usted haciendo es una blasfemia, ¡una abominación!

Luisa, la tasadora, ha logrado huir, descubriendo que uno de sus captores vive a la sombra de otro y no es tan malo. Ella, lo escrito, huye por el bosque, siendo encontrada por una gitana que la reanima y le lee el porvenir en un tarot. La interpretación que de las cartas da la zíngara es triple, referida a la vida y al tiempo: las cartas muestran el pasado cercano, el presente y el futuro próximo. A Luisa aún le toca el caos, su aventura no ha terminado. La anciana sabe de quien huye y le dice que no es la primera pero sí puede ser la última.

Tendrá que volver a huir y de nuevo Santi, uno de los raptores, le ayudará. Pero ahora tiene compañeros: los de su trabajo y el investigador, todos capturados por sus superiores. Piensan que les castigarán por entrometerse en un desfalco millonario... pero ven más allá, descubren los horrores de los pasadizos de la herencia Valdemar. Grutas que se extienden lo indecible y por las que tendrán que pasar si no quieren enfrentarse a la casa y su guardián. Al final se tendrán que entrentar al mal, espiritual y humano. Y no todos saldrán vivos.

Lo que parecía un desfalco de dinero se descubre como un sacrificio humano continuo y lo que parecía muerto se descubre activo. El mismo Lázaro Valdemar sigue vivo, bajo el influjo de una maldición con la que espera acabar, entre el derramamiento de sangre humana y los conjuros del Necronomicón. A las palabras de su compañero Maximilian aparece lo que semeja ser Cthulhu pero que podríamos sospechar es parte de su semilla. Particularmente, este primigenio sería de los fáciles de representar por su apariencia humanoide-cefalópoda pero es de avisar que las descripciones lovecraftianas siempre son tan difusas como las formas que pueblan sus mitologías. Más que un físico apabullante prima la impresión psíquica de estos dioses. El problema es que estando en un subterráneo a ver de donde sacas metros para el bicho. Sin embargo, la manifestación es rabiosa, se considera engañada al haberle puesto un muñeco sobre el altar que debería mancharse con la sangre de un bebé.


La maldición se rompe, finalmente, los supervivientes de la inmobiliaria siguen vivos, el conspirador Maximilian muere devorado por la horrenda aparición y Lázaro recupera a su amor. Pero el final espera. Ambos, libres ya de la maldición, envejecen a pasos agigantados y la mujer le pide al marido que no pierda el tiempo pidiendo más vida para ellos sino la liberación de todas las almas que los sacrificios han ido condenando.

- Señor, debe entender algo: su declive no se debe a la brujería sino a la propia naturaleza del tiempo. Sin la maldición, los dos pasan a tener su edad correcta: ciento cincuenta años.

Leonor Valdemar: No, deja que los viejos mueran y que las almas inocentes encuentren su descanso. 
La liberación física llegará para los raptados y una catarsis dará rienda libre a la personalidad de Santi. Este ha preparado un espacio donde reunirse con una serie de maniquíes a los que escucha y con quienes habla. Santi ha participado en muchas maldades por su apocado carácter. Libre ya de cualquier miedo, asesina a su compañero, no sin antes recibir un balazo por su parte. Pero es llevado en ambulancia, así que la vida le da una nueva oportunidad.

Santi: Es posible que esté loco. No es la primera vez que me lo dices. Pero, ¿sabes qué? Creo que voy a curarme ¡¡con esta terapia!! 

Y lo que parecía terminado, resulta que todavía dejará cola: los que viven son amenazados si hablan. El Necronimicón ha volado, convertido en ceniza, pero los conspiradores siguen en la calle y parecen tener muchas influencias.

Se cierra así el resultado de trece millones de euros, diecinueve semanas de rodaje entre Comillas y Azpeitia y la ilusión por grabar una película de terror.

Periodista: Estamos aquí, en una explanda de Montenegro, donde acaba de ocurrir un suceso impactante de última hora. Como podéis ver, estamos rodeados de ambulancias, policías, cadáveres y periodistas.

La web está todavía activa, aunque incompleta, con una presentación magnífica, buena navegación, magnífica bansa sonora y con fragmentos de película en algunas secciones. Aquí es.

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