Tres son las historias que conforman
este volumen. Y tres los estilos en el dibujo. En cuanto a realismo, el
estilo que más se disfruta es el de la segunda. Los guionistas son
dos, Scott Allie para la primera y Paul Chadwick para las siguientes.
La mayor cantidad de personal se concentra en la segunda y algunos
repiten en la tercera.
Los acontecimientos son contemporáneos
a la batalla de Yavin y los personajes son variados, pisando tanto
campo imperial como rebelde a lo largo de las 200 páginas, aprox.,
del volumen. Solo algunas páginas están numeradas, la mayoría no.
Y los originales que traducen son titulados Star Wars: Empire,
numerados 1-4, 8-10, 12, 15, publicados por Dark Horse. Esta versión
española es de Planeta DeAgostini.
Traición, la primera historia, ya lo
dice todo en su lacónico título. Una traición que se gesta en las
entrañas del Imperio. Y que desencadenará una escalada de muertes
entre los mismos conspiradores. Nada que deba extrañarnos cuando el
mismo Vader tiene en mente la muerte de su maestro, como corresponde
a todo buen Sith. Aquí los intrigantes son varios Moff deseosos de
sacar el incipiente Imperio de las garras del Emperador. Aquellos no
acaban de controlarlo o comprenderlo totalmente. Tampoco saben
demasiado del culto Sith. Lo que sí saben es que el Senado tiene los
días contados y su existencia es una figura que nada pinta ya ante
el poder de Palpatine. La vida de los oficiales ya se sabe que ante
Vader nada vale. Así que las cosas pintan mal en cuanto a hacerse
con un hueco en el poder y sobrevivir a ello.
Si sabíamos que se organizaron
atentados contra Vader por parte rebelde ahora toca ver si los
sediciosos imperiales los pueden consumar. La idea es un doble atendo
contra Vader y el Emperador, en una jugada maestra que aprovecha una
misión que aleja a los dos Sith. La cabecilla de Moffs no mira desde
la barrera sino que incluso se atreve a estar cerca de los objetivos
a la hora del ataque... bueno, algunos, otros otean desde lugar
seguro. Aunque sus intentos hayan quedado a un paso de dar en la
diana, ya sabemos que ambos Sith sobreviven. No así algunos de los
ejecutores, que son masacrados. Una vez más, las artes del Emperador
le permiten vivir para ver la Estrella de la Muerte, un arma de
proporciones masivas a la que irá Darth Vader no bien se reponga de
la carnicería en el mismo Coruscant contra su maestro.
Para poder llegar tan lejos, sobre todo
en la capital, se había dispuesto de una cantidad de soldados clon
que estarían las órdenes de uno de los Moff conspiradores, a un
paso de la Guardia Imperial y el Emperador. Recibirán una buena
descarga de Fuerza, quedando sus cadáveres diseminados por la Sala de
Palpatine. La muerte de alguno de los conspiradores va a correr a
cargo de otro Moff, desvelando una subtrama.
En las peripecias de Vader tendremos
ocasión de ver cómo este sobrevive unos instantes al frío vacío
espacial y, recuperado, a una manada de cazafortunas que le atacan
para matarle. Curiosamente, Boba Fett está por allí y, en lugar de
apuntar donde apuntan el resto de compadres de oficio, le ayuda a
sobrevivir, matando él mismo a la competencia. Ya ves, muertes
dentro de seres de la misma calaña, ya sean mercenarios ya sea
imperial. La cosa termina con el envío de Vader a la Estrella de la
Muerte.
La saga de Biggs Darklighter es el
segundo título de los tres y nos lleva por la vida de un amigo de
Luke Skywalker, nativo también de Tatooine, hombre que desea salir
del desértico hogar que le vio crecer y sueña con una vida en el
espacio. Las opciones son pocas y decide enrolarse en la Academia
imperial, como tantos otros. Esfuerzo y dedicación le ponen en un
lugar magnífico, pasando de piloto a primer oficial en el crucero de
combate Rand Ecliptic.
Vida entregada la de los pilotos
imperiales, con pocas paradas para festejar las metas conseguidas,
por eso el momento de regresar al hogar se vive con intensidad,
reuniendo a amigos y familiares. Reencuentro con Luke en su planeta
natal, justo cuando se produce la captura de la princesa Leia sobre
sus cabezas.
Biggs regresa pronto al espacio,
dejando atrás un padre que no comparte su oficio, reanimando a un
Luke que desea irse pero que se siente ligado a la granja de humedad
de su tío, sufriendo las ínfulas de un compañero que parece querer
congraciarse con la oficialidad del crucero y medrar sobre él. Lo
que no sabíamos hasta entonces y descubrimos tras una misión de
vuelo que termina en masacre, es que Biggs y otros se reúnen a
escondidas y planean deserción a favor de la Alianza. Lo que
tardaremos un poco más en saber, también después de una breve
aventurilla en el espacio a bordo e los TIE es que había otras
células rebeldes en el mismo crucero. El que parecía un trepas, el
oficial segundo Derek Klivian, se revela como otro cabecilla rebelde.
Y, al final, todo un crucero imperial y varios TIE acaban como material
rebelde.
Las naves paran poco en el hangar y se
establece la misión de conseguir tanto alas X-Wing como unidades R2,
misiones que darán pie a sus respectivas aventuras de pilotos y
contrabandistas. Biggs estará en todas ellas y también Derek,
llamando la atención que es un piloto que sufre una mutilación tras
otra en sus salidas. Ello no es óbice para su entrega, hasta que una
infección desconocida le lleva a la cama y al borde de la muerte.
Antes de la salida que le pondrá en contacto de nuevo con Skywalker,
Biggs investiga y se esfuerza por conseguir una planta yaviniana que
cure el mal de su amigo. El ataque a la Estrella de la Muerte
imposibilita que este buen hombre vea salir del hospital al que fue
su compañero imperial pero lo deja como un héroe que protege las
espaldas de Luke en su camino a un pequeño vano por el que se cuela
la ardiente semilla de destrucción.
La última historia es la primera parte
de algo mayor y se titula La breve y alegre vida de Roons Sewell.
Este hombre fue un impulsor y general rebelde que ha muerto y al que
se dedica unos minutos de recuerdo. No se dice la fecha pero sabemos
el lugar: la luna Yavin 4. El general Dodonna es el encargado de
presidir la celebración y dirigir una palabra de aliento a la
asamblea. Fuera de este hombre no se ven conocidos y la concurrencia
no es demasiada.
La arenga cuenta algunos detalles
biográficos del fallecido que se intercalan con lo realmente vivido.
Así, tenemos la versión del orador y un vistazo al atroz, por
veces, pasado del que nadie sabe. No sabremos el lugar, ni siquiera
el plante o el sistema natal de Sewell. Solo que es un chico de la
calle que encuentra cierta paz en el teatro clásico. Sus emociones
son un torbellino que se encauza sobre las tablas, mientras se lo
permiten... porque llega un momento en que un edicto imperial lo
censura a él, su obra y la compañía. Contra los soldados y su
oficial carga con palabras y una silla pero nada consigue sino la
destrucción prematura del escenario y la muerte de su amada.
Su
arte, junto al dolor, le encaminan a una serie de atentados y robos,
además de naves para salir con otros de su planeta y comenzar una
guerra de guerrillas que finaliza, o conoce una nueva expresión con
su entrada en la Alianza. Allí se le conocerá por su buen humor y
su abnegación.
La historia está bien traída, como un
recuerdo a un importante líder caído, una pausa celebrativa en
medio de los combates y la incertidumbre del futuro. El estilo
narrativo va desde la calma a la acción trepidante, siempre en
cortas historietas, donde discurso y pasado real se combinan, viendo
nosotros más que los asistentes. El estilo combina el
corte de las viñetas con personajes exteriores a ellas, dimensiones
muy distintas en la misma página, viñetas que se solapan...
Expresión de contrastes con un cuidado sombreado, sobre todo de
personajes.
Para Imperio 2 vete AQUÍ, Imperio 3 (primera parte), AQUÍ.
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