Dos hermanos se meten a realizar una obra manga de parte
del Nuevo Testamento. Su intención es filtrar al Espíritu Santo en medio
de la juventud y de los lectores del cómic manga. Su fe se traduce en
una selección de relatos neotestamentarios que se vuelven dibujo. Un
trazo que no baja a detalles, enérgico, de contraste, en viñetas de
blanco y negro, con retazos de relatos bíblicos, mezcla de Palabra y
acciones. Y es que las partes seleccionadas son, en buena parte, activas,
muestran al Señor predicando y siendo centro de transformación para
quienes le escuchan. No hay tanto la invitación a una contemplación extática como un vistazo al poderío que emanaba de aquel hombre que no solo actuaba sino que te invitaba a actuar.
Dentro de la predicación, las parábolas ocupan un
lugar especial. La parábola juega con elementos conocidos e impulsa el
espíritu desde lo visible a lo invisible. Jesús las usó mucho para
hablar del Reino, palabra central en sus dichos. La parábola deja
un poso de sencillez y poesía que manifiesta una belleza inefable. En
lugar de ir cara la razón y la lógica se va al corazón y su cordial
razón, entrando por la senda de la belleza.
Ello se une a la acción, no solo la contemplada en las
viñetas sino la que se nos invita a practicar. Este cómic no solo quiere
retratar una persona del pasado sino animarnos a imitarla... y más,
tratar con ella hoy. Pero la base es la historia. Una historia que
cuenta con cuatro testimonios distintos, cuatro miradas personales sobre
el mismo hombre.
La edición presente no está numerada pero cuéntale unas 90
páginas buenas, entre la presentación de los autores, el cómic, los
bocetos y storyboards, una entrevista a Siku y Akin, finalizando con un
epílogo-presentación global de la obra y de la misma Biblia. Sí, un
epílogo que bien podría ser un prólogo.
La propuesta es interesante por su brevedad, su agilidad y las notas que complementan las páginas. En muchas, como al final de cada aventura o historieta, aparece un recuadrito con una cita neotestamentaria: es la fuente de donde se tomó lo dibujado. Las obras de arte tienen ese don de la inmediatez, de la imagen elocuente, pero no nos engañemos, hay que bajar de nuevo a la palabra y hermanar expresión y narración. La imagen expresa muchas palabras pero la palabra matiza la imagen. De ahí que salude esta manera de expresar la vida de Cristo y el recuerdo de la Biblia como fuente primordial. Los mismos autores lo tienen claro, su propuesta artística es una maniefstación personal que puede atraer y dar a conocer a Jesús pero lo importante es la Palabra. El cómic puede servir como introducción pero lo valioso es el tesoro de la Biblia.
La selección recoge escenas de los Evangelios y las Cartas de Pablo, junto a unas pinceladas del Apocalipsis. Historia brevísima pero bonita, de una niña que lee la Biblia y sueña lo leído.
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