sábado, 7 de mayo de 2016

Star Brand. Un tomo especial I.

El planteamiento de los cómics Marvel para un Nuevo Universo, que nacieron en la segunda mitad de 1980, es de reflejar el mundo real y meter en él a una persona normal que de repente se encuentra con poderes sobrehumanos. No había más que echar la mirada por la ventana para ponerse a dibujar un mundo que era el nuestro, con sus historias humanas de amor, deseo, indecisión, problemas sociales, laborales, familiares... Mundo en el que irrumpe un poder, una fuerza que te hace distinto de los demás y que te lleva a plantearte qué hacer con él. Intentas seguir con tu vida, tus amistades y familia, no apareces ante la opinión pública ni te presentas a las autoridades a echarles una mano. Tu poder es cosa privada e intentas que nadie, o casi nadie, lo conozca. A veces echas una mano, quizás en tu misma ciudad o te pegas un vuelo a un país lejano y vuelves a casa para descansar y no faltar al trabajo al día siguiente. Pero no haces nada para seguir en racha, no sales todos los días a salvar el mundo sino que piensas y piensas en lo que te han dado y te duermes sin saber si es un don o una maldición. La idea era abrir un nuevo universo sin los superhéroes ya conocidos y poner a los nuevos en situaciones cotidianas que los mostrarían como bien humanos, con problemas como los de cualquier ciudadano de a pie.


Se pretendía dar más realismo a las historias y los nuevos personajes, evitando el concurso continuo de mutantes y superhombres, alienígenas y demás conocidos de los cómics. Digamos que los enemigos potenciales eran los que ya existían: tiranos dictadores, terroristas, sociedades secretas con ansias de poder,... Al final, fiasco, lo propuesto acababa pareciéndose a lo ya hecho. Aparecían otros superhombres y alienígenas. Y lo que desaparecieron fueron las nuevas propuestas y alguno de quienes las iniciaron. Star Brand aún sobrevivió en algunas puntuales apariciones, incluso en nuestro siglo, pero no está en primera ni segunda plana.


El mundo que conoceremos con Star Brand es el nuestro. Hay referencias en las intros a los cómics de un acontecimiento denominado Evento Blanco, luz que inundó el mundo y cambió a varios humanos. El protagonista de Star Brand nada nos dice de él pero cierto anciano que se lo encuentra le comenta que ha llegado a nuestro planeta por un curioso estallido que bien podría ser el Evento Blanco.



De mi infancia conservo unos pocos libros y un par de cómics. Este tomo de 6 aventuras es uno de ellos, una joyita comprada en Vigo, seguramente en alguna visita a mis tíos durante el verano. Preguntados los amigos a casi nadie le suena esta obra. En España parece que no llegó a publicarse entera y yo solo tengo estos 6 números. Es la historia del encuentro de un motorista con un anciano, el traspaso de un arma con forma de tatuaje y las vueltas que da el mundo hasta que el anciano reaparece y... y se enfrenta al joven. ¡Toma ya! Aunque sea sintéticamente, te comparto algunas aventuras y desventuras de un chico joven que trabaja en un taller mecánico y recibe un arma de un alienígena sin saber contra quién usarla.


La acción no solo la vive sino que nos la narra el joven rubiales Kenneth Connell. En un arriesdo ascenso con moto se encuentra con un claro donde debería haber bosque y colina. Al principio piensa que es un bombardeo. Entonces, una alta figura le atrae y comienza una conversación. El anciano se muere y ha venido desde muy lejos para entregarle un arma poderosa. Él mismo la protege de otros que la buscan y ansían. Se pasa de portador a portador por voluntad y se transfiere al cuerpo. Tiene apariencia de tatuaje y puede trasladarse a cualquier parte del cuerpo. Para activarla hay que pensar y concentrarse en ella.


El anciano le deja solo tras comminarle a estar alerta y custodiar bien el arma. En el fondo de un barranco yace el cuerpo que entierra Ken. Y sus poderes ya se manifiestan en él allí y en su casa. Así que, tras volar por el nocturno cielo de Pittsburg, se va a visitar a un amigo terapeuta para mostrarle qué puede hacer y pedirle consejo. Conversación interrumpida por el ataque de un alien que pone al protagonista contra las cuerdas. Finalmente, el alien parece haber sido borrado de la faz de la tierra por el poder de la marca de la estrella, el arma. Y la vida de Ken sigue adelante. Esta primera entrega ya nos presenta a los personajes principales, además de Connell y Myron, el amigo terapeuta. Desfilan ya por las viñetas la peliazul Debbie, amiga que gusta decir cada poco “cuac" y cuyo sobrenombre es "pato", la novia formal del muchacho, la madurita madre de dos hijos, Bárbara Petrovic y el patrón del rubiales, el gordo negro John, jefe suyo en el taller mecánico donde trabaja. Ah, y el alien, que acaba siendo amenazado por el propio Ken en un arranque de mala leche. Bueno, y el anciano, que desaparece de su improvisada tumba y deja como rastro unas ropas que en poco se diferencian de las que usa Ken para ir en moto. Pocas cosas quedan claras pero sí una, el poder se queda en su mano. Fin de la primera historia.

Tomando posiciones es el título de la segunda historia, con un Ken que disfruta de sus nuevas capacidades y hasta las muestra a su amiga Debbie pero que se encontrará ante las primeras posibilidades de actuar. Las dudas y la espontandad no van a ayudarle y sus primeros escarceos con aventuras y salvamento arroja un resultado mediocre. Todavía no sabe bien qué hacer y tampoco es que le interese mucho pedir ayuda u opiniones. Pensar en sus potencialidades es una cosa y otra es enfrentarse a la realidad. Sus opciones aparecen en forma de un niño que ha caído en un foso y un barco con terroristas que llevan un arma nuclear.

Aquí se ve claramente ese espíritu de realismo que buscaban personas como John Shooter, encargado del guion. Los enemigos son terroristas, quizás árabes, y el peligro es algo cotidiano como un niño en un aprieto. También iba la cosa de realismo en el tema del barco con la aparición de un comando que asalta el flotante pero se pierde en el episodio del niño al actuar un grupo que usa un robot para salvarle. Bueno, un exoesqueleto que transporta a una chica. Ambas historias acaban bien, él hasta participa activamente en la del barco, y quedan en el aire las primeras conclusiones. Incluso con poderes no todo es tan fácil como parece.

La tercera aventura es ¡El encuentro! y supone un paso adelante en la madurez de Ken, un trabajador mecánico en un taller de coches, hombre de 25 años del cual todos hablan bien y al que alaban su inteligencia pero que vive entre dudas, dos mujeres y gente a la que tiene que ocultar su arma. ¿Ocultar? No lo consigue completamente, alguien lo ha descubierto y quiere verle. Envían a una chica linda para establecer contacto. Linda, misteriosa y armada. Un rostro bonito al que Ken termina reconociendo como una estudiante extranjera.

Antes, paseo por la Luna y Afganistán con exploración de capacidades de supervivencia y destrucción incluidas, un poco de relax y vida con Barb, el apoyo de Debbie y la incerteza de una vida laboral que de momento va de maravilla en su taller aunque podría medrar y dar más de sí.

(Continúa AQUÍ)

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