El planteamiento de los cómics Marvel para un Nuevo Universo, que
nacieron en la segunda mitad de 1980, es de reflejar el mundo real y
meter en él a una persona normal que de repente se encuentra con
poderes sobrehumanos. No había más que echar la mirada por la
ventana para ponerse a dibujar un mundo que era el nuestro, con sus
historias humanas de amor, deseo, indecisión, problemas sociales,
laborales, familiares... Mundo en el que irrumpe un poder, una fuerza
que te hace distinto de los demás y que te lleva a plantearte qué
hacer con él. Intentas seguir con tu vida, tus amistades y familia,
no apareces ante la opinión pública ni te presentas a las
autoridades a echarles una mano. Tu poder es cosa privada e intentas
que nadie, o casi nadie, lo conozca. A veces echas una mano, quizás
en tu misma ciudad o te pegas un vuelo a un país lejano y vuelves a
casa para descansar y no faltar al trabajo al día siguiente. Pero no
haces nada para seguir en racha, no sales todos los días a salvar el
mundo sino que piensas y piensas en lo que te han dado y te duermes
sin saber si es un don o una maldición. La idea era abrir un nuevo universo sin los superhéroes ya conocidos y poner a los nuevos en situaciones cotidianas que los mostrarían como bien humanos, con problemas como los de cualquier ciudadano de a pie.
Se pretendía dar más realismo a las
historias y los nuevos personajes, evitando el concurso continuo de
mutantes y superhombres, alienígenas y demás conocidos de los
cómics. Digamos que los enemigos potenciales eran los que ya
existían: tiranos dictadores, terroristas, sociedades secretas con
ansias de poder,... Al final, fiasco, lo propuesto acababa
pareciéndose a lo ya hecho. Aparecían otros superhombres y
alienígenas. Y lo que desaparecieron fueron las nuevas propuestas y
alguno de quienes las iniciaron. Star Brand aún sobrevivió en algunas puntuales apariciones, incluso en nuestro siglo, pero no está en primera ni segunda plana.
El mundo que conoceremos con Star Brand
es el nuestro. Hay referencias en las intros a los cómics de un acontecimiento denominado Evento Blanco, luz
que inundó el mundo y cambió a varios humanos. El protagonista de Star Brand nada
nos dice de él pero cierto anciano que se lo encuentra le comenta
que ha llegado a nuestro planeta por un curioso estallido que bien podría ser el Evento Blanco.
De mi infancia conservo unos pocos
libros y un par de cómics. Este tomo de 6 aventuras es uno de ellos,
una joyita comprada en Vigo, seguramente en alguna visita a mis tíos
durante el verano. Preguntados los amigos a casi nadie le suena esta
obra. En España parece que no llegó a publicarse entera y yo solo
tengo estos 6 números. Es la historia del encuentro de un motorista
con un anciano, el traspaso de un arma con forma de tatuaje y las
vueltas que da el mundo hasta que el anciano reaparece y... y se
enfrenta al joven. ¡Toma ya! Aunque sea sintéticamente, te comparto
algunas aventuras y desventuras de un chico joven que trabaja en un
taller mecánico y recibe un arma de un alienígena sin saber contra
quién usarla.
La acción no solo la vive sino que nos
la narra el joven rubiales Kenneth Connell. En un arriesdo ascenso
con moto se encuentra con un claro donde debería haber bosque y
colina. Al principio piensa que es un bombardeo. Entonces, una alta
figura le atrae y comienza una conversación. El anciano se muere y ha
venido desde muy lejos para entregarle un arma poderosa. Él mismo la
protege de otros que la buscan y ansían. Se pasa de portador a
portador por voluntad y se transfiere al cuerpo. Tiene apariencia de
tatuaje y puede trasladarse a cualquier parte del cuerpo. Para activarla
hay que pensar y concentrarse en ella.
El anciano le deja solo tras comminarle
a estar alerta y custodiar bien el arma. En el fondo de un barranco
yace el cuerpo que entierra Ken. Y sus poderes ya se manifiestan en
él allí y en su casa. Así que, tras volar por el nocturno cielo de
Pittsburg, se va a visitar a un amigo terapeuta para mostrarle qué
puede hacer y pedirle consejo. Conversación interrumpida por el
ataque de un alien que pone al protagonista contra las cuerdas.
Finalmente, el alien parece haber sido borrado de la faz de la tierra
por el poder de la marca de la estrella, el arma. Y la vida de Ken
sigue adelante. Esta primera entrega ya nos presenta a los personajes
principales, además de Connell y Myron, el amigo terapeuta. Desfilan
ya por las viñetas la peliazul Debbie, amiga que gusta decir cada
poco “cuac" y cuyo sobrenombre es "pato", la novia
formal del muchacho, la madurita madre de dos hijos, Bárbara
Petrovic y el patrón del rubiales, el gordo negro John, jefe suyo en
el taller mecánico donde trabaja. Ah, y el alien, que acaba siendo
amenazado por el propio Ken en un arranque de mala leche. Bueno, y el
anciano, que desaparece de su improvisada tumba y deja como rastro
unas ropas que en poco se diferencian de las que usa Ken para ir en
moto. Pocas cosas quedan claras pero sí una, el poder se queda en
su mano. Fin de la primera historia.
Tomando posiciones es el título de la
segunda historia, con un Ken que disfruta de sus nuevas capacidades y
hasta las muestra a su amiga Debbie pero que se encontrará ante las
primeras posibilidades de actuar. Las dudas y la espontandad no van a
ayudarle y sus primeros escarceos con aventuras y salvamento arroja
un resultado mediocre. Todavía no sabe bien qué hacer y tampoco es
que le interese mucho pedir ayuda u opiniones. Pensar en sus
potencialidades es una cosa y otra es enfrentarse a la realidad. Sus
opciones aparecen en forma de un niño que ha caído en un foso y un
barco con terroristas que llevan un arma nuclear.
Aquí se ve claramente ese espíritu de
realismo que buscaban personas como John Shooter, encargado del
guion. Los enemigos son terroristas, quizás árabes, y el peligro es
algo cotidiano como un niño en un aprieto. También iba la cosa de
realismo en el tema del barco con la aparición de un comando que
asalta el flotante pero se pierde en el episodio del niño al actuar
un grupo que usa un robot para salvarle. Bueno, un exoesqueleto que
transporta a una chica. Ambas historias acaban bien, él hasta
participa activamente en la del barco, y quedan en el aire las primeras
conclusiones. Incluso con poderes no todo es tan fácil como parece.
La tercera aventura es ¡El encuentro!
y supone un paso adelante en la madurez de Ken, un trabajador mecánico
en un taller de coches, hombre de 25 años del cual todos hablan bien
y al que alaban su inteligencia pero que vive entre dudas, dos
mujeres y gente a la que tiene que ocultar su arma. ¿Ocultar? No lo
consigue completamente, alguien lo ha descubierto y quiere verle.
Envían a una chica linda para establecer contacto. Linda, misteriosa
y armada. Un rostro bonito al que Ken termina reconociendo como una
estudiante extranjera.
Antes, paseo por la Luna y Afganistán
con exploración de capacidades de supervivencia y destrucción
incluidas, un poco de relax y vida con Barb, el apoyo de Debbie y la
incerteza de una vida laboral que de momento va de maravilla en su
taller aunque podría medrar y dar más de sí.
(Continúa AQUÍ)
No hay comentarios:
Publicar un comentario