
Interesante libro que, en casi 700
páginas, nos acerca al mundo del terror y fantástico español,
mostrando que hay mucho que ver y sacar a la luz. Por desgracia, la
mentalidad y las decisiones de las instituciones patrias es la de
acallar. A este pensamiento le uno el recuerdo de lo desvelado en el
FMK de A Coruña el año pasado: los organizadores pidieron la copia
original en 35 mm de La noche del terror ciego y lo primero que le
dicen es que no la tienen, cuando los que pedían sabían de su uso
unas semanas antes en un festival. A esto le podemos unir el hecho de
que algunas películas que aquí parecen sonrojar a la oficialidad
cinematográfica en otros países se consideran obras de culto y se
publican en formatos domésticos.
Bravo, pues, a estos dos esforzados
escuderos del escondido séptimo arte español que nos ofrecen dos
años de trabajo en estas páginas. Y no solo aquí sino que desde el
ciberespacio siguen su particular, que no solitaria, cruzada por dar
conocer y criticar obras españolas que tienen la autoría de gente
como Jacinto Molina, Amando de Ossorio, Jesús Franco,... por decir
tres conocidos referentes. Pero es que antes y después hay más y
sus nombres llenan el libro para darnos una perspectiva de lo
realizado y hoy tantas veces olvidado por el gran público.
Particularmente, me ha sorprendido la presencia ourensana de Antonio
Román e Ismael González. Curiosamente, ayer mismo, en La 2, pasaron
una película del primero.
La búsqueda de material lleva a los
autores a finales del siglo XIX, rescatando del olvido personas y
trabajos que trajeron el cine a España y lo hicieron posible aquí.
No solo supieron del nuevo invento y nos lo dieron a conocer, sino que
llegaron a desarrollar máquinas que iniciarán la grabación y
producción de material plenamente español. En el campo del terror y
fantástico se bebe especialmente de las supersticiones y leyendas
patrias, lo que le concede a muchos trabajos un aire muy personal y
cercano en mentalidad y miedos. Ese toque se perfilaría durante la
Dictadura, al censurarse muchas películas extranjeras y potenciarse
un cine arraigado a los usos y costumbres de la tierra. También
censurado y poco dado a lo fantasioso, por aquello de tirar del
realismo y no permitir muchas salidas imaginativas, teniendo atada y
bien atada a la loca de casa. Curioso era el caso de que se procuraba
que los personajes y situaciones escabrosas fuesen señalados como
extranjeros, quedando lo español como muestra de bonhomía y dechado
de virtudes.
El orden que se impone en el libro es
cronológico, dando títulos y nombres de directores y fechas con
profusión. A partir de 1960 sigue la escalada de datos pero los
capítulos ya encuentran una cierta unidad al agruparlos por décadas
hasta llegar a 2010, por aquello de poner unas puertas a tan ancho
campo. Y no solo los años se señalan especialmente, sino que también
se le da preeminencia a autores con una dilatada carrera y dedicación
al género, como Paul Naschy y Jess Franco. Gente como ellos tiene un
plus de reconocimiento al dedicarles varios capítulos de forma
monográfica. Siempre respetando la fecha de estreno de las obras.
Este apartado de filmes se completa con la crítica cinematográfica,
algunas sinopsis y anécdotas, amén de citas y datos biográficos
varios. Los datos no se quedan en directores y obras sino que se amplía
a actores, realizadores, productores,... conformando una imagen
bastante completa de la escena cinematográfica estudiada. Y, ojo,
que llegan a tocarse películas donde el género es una excusa o se
toca tangencialmente, ofreciendo un panorama amplio.

Don Diego y don David nos ofrecen más.
Unos escolios sobre roces y escarceos entre el género y otros
estilos de cine, un recuerdo a las producciones x, policíacas,
góticas y también del mundo de la animación, que extienden en
campo abarcado anteriormente. El prólogo del director de Sitges y
los complementos de bibliografía e índices, abren y cierran
respectivamente, esta obra enciclopédica que puede dar pie a nuevos
estudios y, sobre todo, visionados y búsquedas de películas
condenadas a cierto ostracismo y dejación.

El investigador claustroman me ha
prestado la segunda edición ampliada y corregida. Ojalá haya una
tercera, no digo yo mayor pero sí mejor, repasando la ortografía y
acentuación de palabras como guion, que no llevan tilde. Por lo
demás, un libro de cine.
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