
La cuarta entrega de Star Brand, Lucha,
nos muestra a un Ken convencido de que el arma, la marca de la estrella, se queda con él. Al
inicio, repasa lo que ya sabemos, recordando el momento en que recibe la marca, pero ahora hay una variante y es que
al volver al lugar donde el alien guardaba la nave no queda rastro
alguno. Una duda más en el aire, una constante duda acerca de sus recuerdos.
Y no es lo único que le crea
problemas. Más cerca, en su propia casa, reina la doblez,
rompiéndose el corazón entre la liberal Debbie y la madura Barb.
Mientras que la primera relación va viento en popa, sin preguntas ni
limitaciones o prejuicios, la segunda se resiente. Ken no quiere dar
el paso a un compromiso ni a un cambio de trabajo o ascenso que le permitiera ganar mas, Barb
desearía que él se fuese a vivir con ella y sus dos hijos... y
casarse, claro. ¿Ampliamos un poco el problema? Su amigo Myron le
sigue recibiendo en casa pero ya como paciente.
Una de las cosas curiosas del capítulo
es que se habla del Libro Azul, la recopilación y estudio oficial
por parte del Gobierno USA respecto al fenómeno OVNI de hace años. Cuando Ken busca
ayuda en las instituciones públicas se topa con un muro o de
incomprensión o de silencio. No es el chico impulsivo de hace unas
páginas y ahora va con cierta calma en su búsqueda. Aunque no obsta
eso para que acabe plantándose en la verja de la Casa Blanca,
preguntándose si vale la pena entrar y pedir audiencia directa con
el presidente. Cambia la idea por tomarse una copichuela en un bar y
ahí se da la típica escena de parloteo con el barman.
Así que se pone a pensar con quién
hablar en serio y le sale Barb, que no está en casa. Espera que te
espera, ella llega variaa horas después y no sola, precisamente. Lo
dicho antes, relación tambaleante. De nuevo al paseo, vuelo en su
caso, y Ken se encuentra en una curiosa situación. Ante la
presencia de una mujer, la gente, él mismo, reacciona con miedo y
deseos de huir. Así, de repente. La sigue y descubre que está con dos
hombres en medio del bosque. Todos han escapado de una institución
mental. Y aquí aparece otra curiosidad. La mujer le dice que sus
capacidades mentales han aparecido hace poco, de la nada (¿el Evento
Blanco?). Surge una confrontación que llega a lo físico, recibiendo
una paliza que acaba en rabia y deseo de cambio. Puesta a punto en cuanto a concentración y ejercicio físico.

Puesta una situación a punto va a por otra. Una parte es sencilla, dedicándose a recuperar a Barb. La
otra es dura, pues comporta dejar a Debbie de lado, cosa que ella le
suplica que no haga so pena de que no lo supere. Es la única vez que vemos llorar a pato en este volumen.

Lugar que sigue frecuentando Ken. Y parece que no es el único.
¿Quién aparece de repente, además de la olvidada pato? Cuac, el
anciano. Aparición rauda para decirle que volverán a verse, que hay
cosas que debe comunicarle. Y vaya si no se ven de nuevo, el anciano
del brazo de Debbie, hipnotizada por él. El caso es que
quiere que el arma que le entregó sea usada en un lugar lejano del
espacio exterior, en una guerra que lleva décadas oponiendo fuerzas
que no conocemos.

Y yo ya nada más sé porque ningún otro cómic encontré. Habrá que echar un ojo a la biblioteca o a amigos, jeje. Valer vale la pena seguirle la pista. En el momento en que dejo la lectura sé que hay más números y que el equipo de guion y dibujado cambia. Atrás quedan otros héroes que no conocerán más que oscuridad o algunas apariciones en colecciones del Nuevo Universo que sí sobrevivieron. La marca de la estrella supo de más aventuras y de vez en cuando volvió a las viñetas, incluso en nuestro siglo.
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