Conozco al autor, Carlos Sisí, por su trilogía de los caminantes. Y hace nada me enteré que ganó el premio Minotauro, en el 2013, por su novela Panteón.
No he tenido ocasión de leerla pero sí un relato complementario que el mismo escritor ofreció gratuitamente. No sé el estilo de la novela pero el del relato se puede mover tranquilamente entre la ciencia ficción y la juvenil.
Se trata de una breve aventura de un par de chatarreros cósmicos en un complejo minero, localizado en zona de asteroides, aunque sin referencias en los mapas estelares. Tras un escaneo de la zona y viendo que nada se mueve deciden entrar. Y dentro se encuentran un espectáculo de desolación y vacío, como si fuese todo abandonado a toda prisa. La reactivación de la computadora central dará algunas pistas de la finalidad del complejo y aclarará lo que pasó allí. Y, a partir de estas primeras luces en ambiente tan tétrico, comenzarán las carreras, literalmente, por la supervivencia de ambos. La capacidad de actuación de la computadora es limitada pero suficiente para poner contra las cuerdas a los dos hombres y llevarlos al límite.
Pero, contra toda esperanza, sobreviven. Y ya no se encuentran ni solos ni en un lugar asolado y hostil sino en unas instalaciones hospitalarias, recuperándose. El encuentro con otros humanos segirá aportando luces y aflorará más y más dudas acerca del lugar y la experiencia vivida. Sobre todo, cuando les digan que lo que han vivido es algo controlado y excitante que busca ocupar el ocio de arriesgados jugadores. Consecuentemente con esta versión, pueden irse de regreso a su nave y labores, sin desvelar el lugar y su experiencia. Pero, como suele pasar, tras regresar al espacio exterior en su cacharro se dan cuenta que no todos los hilos que les unen al complejo se han cortado... y que les quedan decisiones por tomar.
Por esa agilidad y brevedad me ha gustado. Una nueva lucha entre la computadora y el hombre, entre las expectativas, los conceptos y lecturas acerca de la existencia que nos pone a pensar un poco y abre las posibilidades de salirse por nuevas vías o las ya conocidas pero actualizadas. Una aventura que coloca otra vez a las inteligencias artificial y humana frente a frente como incompatibles. Y hace de la persona pieza de un engranaje de producción, reduciéndola a sus resultados y posibilidades de esfuerzo físico. La supervivencia y los juegos de poder saltan a escena.
No sé, al no haber leído la novela, cómo empalma luego con todo lo pasado o si es un simple divertimento, presentándonos a dos personajes en una aventura que sucede unos meses antes de lo expuesto en Panteón.
A mí me ha hecho pasar un rato relajado. No es de lo mejor que haya leído en el género pero me ha venido de perlas para pasar un rato muerto y poder conocer la obra de un escritor del que solo conocía su aportación al mundo Z. Un poco de ensoñación y aventuras espaciales viene bien de cuando en vez, ¿no?
Para los análisis de virtudes y defectos, hago la aportación en forma de enlaces, porque poco más se me ocurriría a mí decir. Por un lado, una crítica de este escrito, jugoso y razonado, aquí. Por otro, presentación de la novela aquí, oficial, con enlace al relato gratuito, y desde un blog de lectora, aquí.
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