Solo hay que estar atento al aviso de la portada, al recorte de entrevista de las primeras páginas y a las citas elegidas antes de la novela para fruncir el ceño y esperar un despliegue de Eros y Tánatos de forma impactante y desasosegada. Y te lo acabas encontrando.
Pero no nos quedemos con el guiño, que será una constante en la novela, sino que bajemos, o mejor, entremos en este instituto donde dos jóvenes sobreviven a una invasión zombi. Los zombis sí que son un guiño en este escrito: una presencia constante, una explicación para el estado de sitio y el desarrollo enfermizo de los protagonistas, una infección que espera entrar para arrasar con la vida humana que se esconde, el motivo por el que no dar un paso más allá de las defensas que te rodean. De hecho, el arranque de la novela prescinde de ellos. No por eso son menos importantes para el desarrollo de la trama.


Ahí es donde seremos cómplices de sus juegos para mantener un día a día cada vez más asfixiante, sobre todo para la chica. El deseo carnal, la caza de carne, la pactada provocación de la carne pútrida de los zombis, aquí denominados parados, la técnica de la salmuera para conservar lo máximo posible las presas, las torturas inflingidas, son todo un revolutum de experiencias las que acumularás en la segunda planta del instituto; fortaleza y cárcel para estos dos jóvenes que, a nuestros ojos, son un trastabillante paso entre la normalidad y el extremismo de las pasiones... de las bajas pasiones.
Ya digo, antes de comenzar la novela has recibido los suficientes impactos en forma de citas como para que sospeches que estos dos no van a ser como los niños perdidos de Mad Max o Peter Pan; no habrá lago azul con la Shields. Aquí hay supervivencia y astucia, tanto para sobrevivir a la infección y buscarse las patatas, literalmente, como para engañar al prójimo o aguantar en un lugar pequeño con la sola presencia de otra persona y sus neuras. Eso sí, la camaradería con un tercero en discordia, traerá un cambio a la comunidad, y qué cambio. Hasta tal punto que uno podrá ver el resquicio de una esperanza humanitaria tras estar en el infierno de los miedos convertidos en tortura y dolor. Bastante explícitos, te lo han avisado.
De todas, para que se vea que hay quien tiene más que decir, te dejo una entrevista con el autor, la presentación de la editorial y una crítica personal desde otro blog.
Ánimo y que el manantial te sea provechoso y refrescante, que aquí transpira salmuera.
Mil gracias por su comentario y su reseña. Encantado de que lo haya pasado mal, aunque hoy ya no escribiría una novela tan demoledora.
ResponderEliminarLo es, lo es, pero también ahí reside su encanto :-) La disfruté mucho, con esa tensión y la dureza de algunos pasajes. De paso, aprovecharé para lerr su blog. Un saludo y muy buen día. Un placer saludarle.
Eliminar